miércoles, 17 de junio de 2020

Sequeira: El caso que reveló cómo el sistema protegió a policías torturadores y homicidas



Por Marc Allas

La noche del 2 de junio de 2010, fue una fecha fatal para Mario Orlando Sequeira Canales (37). Había viajado desde Denver, Estados Unidos, para visitar a su madre, hermana y hermanos en Honduras, específicamente en la ciudad de Siguatepeque, departamento de Comayagua.

Arribó el 27 de mayo a Siguatepeque, y decidió hospedarse en el hotel Gómez de la ciudad. El 2 de junio, estuvo consumiendo bebidas alcohólicas en su cuarto de hotel, y protagonizó un escándalo que obligó a la administración a llamar a la policía.

Edificio del Palacio Judicial en SiguatepequeEdificio del Palacio Judicial en Siguatepeque
Una patrulla conformada por cuatro agentes policiales se presentó al hotel para proceder al arresto. Sequeira presentó resistencia, y fue sometido por los policías. Una vez sometido, los agentes lo golpearon con brutalidad desde su detención, durante su transporte a la jefatura policial, e incluso, en la propia sede de Policía.

Las torturas a las que fue sometido en el interior de la Jefatura Policial, le ocasionaron la muerte. Sequeira tenía status de residente permanente en Estados Unidos, estaba casado con una ciudadana estadounidense y tenía una hija menor de edad.

Pero volviendo a la noche de su detención, cabe señalar que a ningún familiar  le fue permitido  tener acceso a Mario Sequeira mientras estuvo en detención administrativa. Y los errores policiales comenzaron a aflorar. La detención de la víctima no fue registrada en el libro de novedades de la jefatura.

Francisco Canales,  hermano de la víctima, se presentó a la posta policial para llevarle una sábana y comida, hacía frío y Francisco consideró que su pariente no había comido. Sin embargo, un agente policial que estaba de guardia, le negó este derecho, mencionándole que era demasiado tarde.

Desde la guardia, Francisco alcanzó a escuchar a su hermano quejarse y gritar de dolor. Estaba siendo torturado por los policías que juraron servir y proteger a la ciudadanía.

Regresó a su casa preocupado. Al día siguiente, temprano por la mañana Francisco se presentó de nuevo a la posta policial para buscar a su hermano. El nombre de Mario Orlando Sequeira Canales, no había sido ingresado en el libro de novedades la noche anterior, así que el agente policial de guardia, le afirmó a Francisco que no se encontraba ahí. Pero, lo cierto era que Mario, ya había fallecido y su cuerpo se encontraba en la morgue judicial.

Mario Orlando Sequeira Canales, fue torturado y asesinado  por la policía de SiguatepequeMario Orlando Sequeira Canales, fue torturado y asesinado por la policía de Siguatepeque

Días después, Francisco Canales viajó a Tegucigalpa para pedir asistencia legal al Área de Acceso a Justicia del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), quien inició el proceso de acompañamiento jurídico a la familia Sequeira Canales.

El expediente “Sequeira”, es considerado por el COFADEH, como un caso emblemático que contiene graves violaciones a los derechos humanos, en el que  agentes del estado, torturaron y mataron a Mario Sequeira, mientras estuvo en custodia policial.

Se inició un juicio en los tribunales de Siguatepeque, promovido por la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público a petición del COFADEH, en su condición de apoderado legal de los familiares de la víctima, y que también actuó como acusador privado en la causa judicial contra un oficia y varios agentes de policía, a quienes se acusó de torturas, seguidas de homicidio, violación de los deberes de los funcionarios y abuso de autoridad.

Un perito forense de la Fiscalía General, determinó que el cuerpo de la víctima presentó múltiples lesiones en la tráquea, antebrazos, así como en otras partes del cuerpo, y fracturas  en varias costillas, entre otras lesiones graves, que confirman las torturas a las que fue sometida la víctima por parte de agentes policiales de la Jefatura de Siguatepeque, departamento de Comayagua.

Un testigo afirmó que escuchó golpes que eran como los provocados por garrote, puñetazos y patadas en el cuerpo de Mario Sequeira y escuchó también que los policías buscaron un lazo anaranjado, con el cual rodearon el cuello de la víctima. Cruzaron el lazo a través del balcón de una celda, y que de un extremo  a otro halaron, hasta asfixiar y matar a Sequeira.

Otro testigo señaló que “esa noche entró un hombre bañado en llanto, lágrimas y dolor. Lo ingresaron como a media noche, lo garroteaban, lo amarraron con un lazo. Como una hora fue el puro dolor de llanto y tortura; el hecho fue en las pilas, atrás de la pared de la celda; dos policías jalaban un lazo, por las pilas fue torturado, se oía que soplaban como una manguera para revivirlo”.

Digna Emérita Canales y Dilcia Maribel Sequeira, madre y hermana de Mario Sequeira, dialogan con la abogada de Cofadeh, Karol CárdenasDigna Emérita Canales y Dilcia Maribel Sequeira, madre y hermana de Mario Sequeira, dialogan con la abogada de Cofadeh, Karol Cárdenas
Durante el juicio un perito forense concluyó, que las lesiones encontradas eran compatibles con los testimonios donde se aseguró que Mario Sequeira murió por estrangulamiento.

La Fiscalía Especial de Derechos Humanos del Ministerio Público y el COFADEH, como acusador privado, promovieron la causa judicial en contra el  jefe de la Jefatura policial, Sub Comisario Nazir López Orellana, y los agentes policiales: Héctor Elvir, Carlos Roberto Palma, Mónico Aguirre, Carlos Verde, Edgardo David Salgado, Alfredo Pérez Rojas y  Edwin Hernández del Cid.

El oficial y los agentes fueron acusados por los delitos de homicidio, torturas, falta a los deberes de los funcionarios y abuso de autoridad en perjuicio de Mario Orlando Sequeria Canales y el Estado de Honduras.

Los días 12, 13 y 14 de junio 2017, siete años después de los hechos, los imputados enfrentaron Juicio Oral y Público en el juzgado de Siguatepeque. En la Audiencia, se reveló que uno de los policías acusados por la muerte del señor Sequeira había fallecido. También se informó que ninguno de los imputados se encontraba ya en servicio activo dentro de la Policía Nacional, ya que algunos habían sido separados por un proceso de depuración y otros que presentaron su renuncia, años después de iniciado el proceso judicial.

Bajo un largo proceso judicial que incluyó muchas dilaciones, fue hasta el 28 de julio del 2017, donde se celebró la  audiencia de notificación de sentencia.

El Tribunal absolvió a los agentes de policía, Carlos Roberto Palma, Mónico Aguirre, Carlos Verde, Edgardo David Salgado, Alfredo Pérez Rojas y Edwin Hernández del Cid, así como al Sub Comisario Nazir López Orellana, de los delitos de abuso de autoridad, falta de los deberes de los funcionarios públicos, homicidio y torturas, en perjuicio de Mario Sequeira Canales y la Administración Pública.

Desde esta celda un testigo protegido habría visto a dos policías halar el lazo con que se estrangulóa Mario Orlando SequeiraDesde esta celda un testigo protegido habría visto a dos policías halar el lazo con que se estranguló a Mario Orlando Sequeira

El Tribunal de Sentencia condenó a los agentes, Carlos Roberto Palma, Mónico Aguirre y Carlos Verde, por el delito de “vejámenes” en perjuicio del  Mario Sequeira Canales .

El Tribunal de Sentencia estuvo integrado por  los jueces Juan José Ayala y Víctor Antonio Cálix y la jueza Nancy Rocío López, quienes desestimaron el delito de torturas y en su lugar condenaron por el delito de “vejámenes” a los policías Carlos Palma, Carlos Francisco Verde y Mónico Aguirre.

Asimismo los togados absolvieron al Comisario de Policía Nazir López (quien se desempeñó como comandante de la Jefatura Policial de Siguatepeque), al policía Alfredo Pérez López y al agente de investigación, Edwin Hernández del Cid.

Los testimonios de los testigos, en este caso, de otros privados de libertad que escucharon las torturas, no convencieron al Tribunal de Sentencia, cuyos integrantes afirmaron que tanto el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) en su condición de acusador privado como  la Fiscalía de Derechos Humanos, no lograron individualizar a los victimarios y que por tanto “no podía condenarse a nadie por el delito de homicidio simple”.

El Tribunal de Sentencia sostuvo que dados los testimonios expresados, no se pudo determinar la identidad de los victimarios, y que se constató que el Comisario Nazir López estuvo de franco (día libre), el día que se cometió el homicidio.

El tribunal otorgó sobreseimiento definitivo al agente Héctor Elvir Corea en vista que el imputado  falleció en 2012, durante un enfrentamiento ocurrido en Comayagua, contra una banda delincuencial, por lo cual la acción penal quedó extinguida.

Tras escuchar la sentencia y al salir de la sala donde se desarrolló el juicio oral y público, Digna Emérita Canales y Dilcia Maribel Sequeira Canales, madre y hermana de Mario Orlando, se abrazaron en medio de un llanto inconsolable y de una tristeza profunda, mientras el otro hermano, Francisco Javier; en forma iracunda,  expresó su repudio ante la decisión adoptada por los jueces.

Es determinante señalar que el Tribunal ignoró completamente los delitos de tortura y homicidio, pese a que se presentaron pruebas materiales y testificales irrefutables que indicaron que Mario Sequeira, a raíz de las múltiples torturas infligidas, murió durante su detención en la Jefatura Policial.

El Tribunal ignoró esta  violación grave a los derechos humanos que se cometió contra Sequeira y su familia,  a “simples vejámenes”. Además, absolvió completamente al Sub-Comisario Nazir López, jefe de la jefatura policial, quien tenía el control de la posta policial la noche fatídica del 2 de junio 2010.

El Tribunal faltó a su deber de  objetividad  y a su obligación de proteger los derechos humanos y fortalecer  el Estado de derecho.

La sentencia en este caso es un claro ejemplo de la falta de independencia del sistema de justicia hondureño y su incapacidad de garantizar justicia en casos de tortura.

El Poder judicial a parte de encubrir y proteger el accionar de los agentes policiales,  desaprovechó una oportunidad para reconocer públicamente la magnitud del problema de la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes que se cometen en Honduras  y además tuvo  la oportunidad de transmitir un mensaje, que indicara claramente que estos actos ya no se tolerarían, y de aplicar sanciones ejemplarizantes conforme a la figura que estipulan los más elevados estándares internacionales.

El Área de Acceso a la Justicia del Comité de  Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) presentó a finales de mayo de 2018, el  recurso de Casación, contra el fallo dictado por el Tribunal de Sentencia de Comayagua.

En aquella oportunidad, la procuradora de derechos humanos del COFADEH, Karol Cárdenas, quien se desempeñó como acusadora privada en el juicio, expresó al periódico digitalwww.defensoresenlinea.com que “es aberrante la decisión por parte del Tribunal de Sentencias, al absolver a los hoy imputados, argumentando que no se individualizó la participación de los imputados”.

El caso de Sequeira fue enviado por el COFADEH al Comité contra la Tortura (CAT por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas. El CAT es el órgano de expertos independientes que supervisa la aplicación de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes  por sus Estados Parte.

La sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) aún no emite una resolución respecto al Recurso de Casación presentado, por lo que el proceso interno de este caso no concluye. El expediente Sequeira es pues, un caso emblemático, el cual seguramente se ventilará ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

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