miércoles, 24 de junio de 2020

Lluvias y tormentas



Estas semanas ha habido lluvias que hace tiempo no teníamos. Nos provoca nostalgia y también temores. En el programa América Libre, los locutores contaban sobre la canción de Armando Manzanero “Esta tarde vi llover…”.

La lluvia nos alegra porque fortalece los cultivos, hace que mejoren los niveles de las represas para abastecimiento del agua como derecho humano, las lluvias contribuyen a que bajen las cantidades de incendios provocados en verano, fortalece a la Madre Tierra y refresca la temperatura.

Pero, por otra parte, genera criaderos de zancudos si no se atienden de manera urgente, provoca inundaciones que a su vez pueden provocar deslizamientos de tierra, afectación en algunos sectores de economía, por mencionar algunas situaciones no tan positivas.

En los últimos 6 meses hemos tenido un par de tormentas provocadas por quienes han estado al frente de la emergencia del Covid-19: se sigue profundizando el deterioro del sistema de salud, existe muy poca transparencia en el manejo de fondos públicos, violencia doméstica e intrafamiliar, y desatención a políticas estatales que ayuden al desarrollo y crecimiento de la ciudadanía menos favorecida.

Ya en otros años, las emergencias provocadas por las tormentas, han sido ejemplo de desvíos y mal uso de los fondos públicos, no sería extraño que, ahora que han empezado las lluvias, tengamos más aprobación de fondos públicos como excusa para la atención de dichas emergencias. El Congreso Nacional se ha convertido en la principal institución que sirve fielmente a intereses de los principales grupos de poder político, militar, económico y financiero que han sido los grandes beneficiados, lo han dejado claro en su actuación de las últimas semanas.

Aquí termina lo bonito de las lluvias, cuando son enormes tormentas político social. Con la cultura de corrupción e impunidad muy bien asumida por los conductores de las crisis del pueblo hondureño, las tormentas serán las características de los próximos meses. Esas tormentas ya las sentimos en las instituciones del Estado al no cumplir con la funcionalidad para la cual fueron creadas.

Tampoco debemos olvidar esa otra mirada de las lluvias de estas semanas, nos han regalado: ese sonido lleno y húmedo de las lluvias y su simbolismo, para que nos refresquen y nos permiten recordar que Honduras se moja con la esperanza, en dignidad y soberanía popular; eso no lo deben olvidar los provocadores de tormentas que gobiernan actualmente el país.

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