viernes, 26 de junio de 2020
El impostor en su laberinto
Estamos llegando al final de una semana intensa. Y nunca como en los últimos días habíamos tenido tanta creatividad e ingenio popular en redes alternativas de comunicación. La víctima es juan orlando hernández, el impostor.
Por qué razón?, porque en general la opinión pública no cree en su contagio que fue comunicado por él mismo en cadena de radio y televisión, el lunes.
Como bien sabemos, la propagación de la pandemia del Covid19 no es un acto de fe; es decir, no se trata de creer o no creer en su existencia, porque es un problema real de salud en todo el mundo.
El problema aquí es de credibilidad. A hernández la población no le cree ni papas. Le creen sus redes de Vida Mejor y la masa de activistas asalariados del Partido Nacional y Liberal.
Pero la población libre pensadora, de criterio independiente, suspicaz e inteligente, no le cree. Y esa es la mayoría de esta Nación, que sigue en paralelo la otra noticia del juicio en su contra por conspiración, terrorismo y narcotráfico en Estados Unidos.
Y ese tema no es de presumir la inocencia. Como lo propuso el periodista Napoleón Mairena Tercero en 1990, en materia de corrupción y crimen organizado, en Honduras debemos presumir la culpabilidad de los acusados.
Hernández ha mentido demasiado en los últimos 30 años, mintió para ser diputado y miente hasta nuestros días para mantenerse impune en el poder. Es un desastre en términos de confianza pública. Hace siempre lo contrario de aquello que dice. Y está muy comprometido con los constructores de la muerte.
El viernes, CNN en Español difundió de última hora que el Departamento de Justicia estadounidense menciona de manera directa a juan orlando hernández como conspirador de una célula terrorista para el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos.
La cadena de televisión, a través del periodista Juan Carlos López, citó el párrafo principal del comunicado emitido el viernes por el departamento de Justicia desde Nueva York. Y que curiosamente no publicaban aún los periódicos hondureños.
El texto hace referencia al oficial Juan Carlos Bonilla Valladares, “el tigre”, de quien afirma “explotó de manera corrupta las posiciones oficiales que desempeñó para facilitar el tráfico de cocaína, usar la violencia incluido el asesinato para proteger una célula particular de narcotraficantes políticamente conectados y con quienes se alineaba” para delinquir, incluidos Tonny Hernández y su hermano el Presidente Juan Orlando Hernández.
“CC-4 o juan orlando hernández – dice el texto de la Fiscalía de Nueva York – ayudó a Bonilla Valladares a avanzar su posición dentro de la Policía Nacional de Honduras y éste en recompensa protegió el tráfico de drogas” del clan Hernández.
Agrega el comunicado que Bonilla Valladares fue violento “y que tanto Tonny Hernández como su hermano juan orlando confiaban que él podía cumplir asignaciones especiales, incluidos los asesinatos”.
El pliego de cargos leído por la cadena de televisión incluye el intercambio de sobornos entre el grupo de políticos y el “tigre”, quien dirigía a policías armados de ametralladoras para facilitar el paso de cargamentos de cocaína sin revisión ni confiscación, además recibía información sensible de las fuerzas policiales y militares para hacer posible ese tráfico.
Hasta aquí suficiente sobre el vergonzoso tamal de Nueva York. Como escribe el padre Melo, “ a no ser que todas las acusaciones sean falsas, y en ese caso tendrán que ser desvirtuadas, el Señor Juan Orlando Hernández no tiene otro camino que rendir cuentas ante la justicia de EEUU sobre sus vínculos con el narco y otros delitos”. Y enseguida el jesuita hondureño nos pregunta a todos si ”decir esto es cuestión de ética, o es también meterse en política?”.
Vamos a ayudarle al padre Melo: no hombre, decir eso querido amigo es cuestión de ética. Es como preguntarnos si el internamiento del impostor por 14 días en el hospital militar es una mascarada chusca para su evasión o un acto de pragmatismo político para ganar tiempo.
El pueblo común y mortal no tiene ninguna posibilidad de confirmar si está tomando combos katrachos, anticoagulantes o antiinflamatorios, ni siquiera la prensa más osada puede acceder a eso en medio de las armas de Mateo.
Ni Renato, que afirmó esta semana tener información sensible sobre los insensibles que juegan con el dolor de la gente de Honduras, es decir los narcos y los corruptos, ni siquiera él que trabaja para la histórica televisión concubina del poder.
Cuál es nuestra responsabilidad frente a esta situación que tiene un final previsto? Primero, cuidarnos de ese virus, segundo respetar la dignidad de los pacientes y del personal médico a nivel nacional, tercero no usar el nombre de Dios en vano, miserables rezadores fariseos!
Cuarto, no perder nuestras organizaciones de base, cuidarlas, protegerlas de los miserables compradores de lealtades; quinto, estar siempre alertas para despreciar a los criminales que nos robaron la esperanza hace 12 años.
Sexto, deducirle un día la responsabilidad a Estados Unidos, a Canadá y a la Unión Europea, por ser cómplices de estos miserables asesinos que tienen a todo un pueblo expuesto a la muerte. Eso no se vale. Eso se paga.
Séptimo, no confiar que “el tigre” o los hermanos del cartel de Sinaloa van a decir todo lo que hace falta, sino confiar en nosotros que ya lo sufrimos todo, que ya lo sabemos desde siempre y que sólo nos falta ese instante, ese preciso instante en el que todo cambia.
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