martes, 30 de junio de 2020

Corrupción y negligencia, el manejo Covid-19 en Honduras


Una de las carpas instaladas para atender a pacientes Covid-19.

Honduras ha superado los 11 mil casos de COVID-19, con casi 400 muertes. La enfermedad avanza a pasos agigantados en este país centroamericano que cuenta con más de 9 millones de habitantes, en el que la pobreza, la desigualdad, la violencia y la corrupción son sus principales insignias.

La COVID-19 reveló el colapso del sistema de salud que ahora se encuentra a tope, situación que empeorará más en la medida que la curva de casos siga en ascenso. Los hospitales ya están colapsados de pacientes, la estructura sanitaria no tiene condiciones óptimas para eventos sanitarios de este tipo, a esta situación se suma la falta de insumos otorgados por el Estado para que los médicos y enfermeras atiendan en la primera en la primera fila a pacientes sospechosos de coronavirus.

La pandemia no es el principal problema para Honduras en este momento, a ello se suma la falta de gestión gubernamental para hacerle frente a la emergencia. En el país se ha vuelto común escuchar a médicos, enfermeras y personal de laboratorio, poner el grito al cielo en demanda de equipo de bioseguridad, asimismo pidiendo mejores condiciones en los centros hospitalarios.

La neumóloga Suyapa Sosa, presidenta de la Asociación de Médicos del Centro Cardiopulmonar Tórax de Tegucigalpa, capital de Honduras, denunció que los hospitales no cuentan con los ventiladores pulmonares suficientes para atender a pacientes con COVID, enfatizó en el abandono que por años la gestión pública ha tenido en el sistema de salud pública.

La realidad que enfrenta la población es contraria a los presupuestos aprobados y ejecutados por el presidente Juan Orlando Hernández, quien anunció en los últimos días ser paciente positivo de COVID-19, y se encuentra recibiendo atención médica en el “Hospital Militar”, un centro asistencial de primera clase, contrario a las condiciones de los hospitales públicos.

Contagio en personal de salud

El Presidente de la Asociación Nacional de Enfermeros y Enfermeras Auxiliares de Honduras (ANEAH), Josué Orellana, dijo que la cifra del personal de salud contagiado, ya supera los 300. “Es una situación difícil la que estamos viviendo en el país, más de 300 enfermeras contagiadas por COVID-19 hasta la fecha. La Secretaría de Salud solo tiene confirmados 270, pero los afectados ya sobrepasan los 300”, manifestó Orellana.

Dijo que hay hospitales en el país como el de Roatán, Islas de la Bahía, en el norte del país, donde el 22% de los trabajadores de la salud están contagiados. Según Orellana, el territorio más afectado es el departamento de Cortés donde el 70% del personal ha salido positivo.

Josué Orellana explicó que a sus compañeros sospechosos les practican el examen, pero siguen trabajando, y esperan dos o tres semana para conocer el resultado, por lo que si sale positivo ya ha contagiado a otros.

Irregularidades y señalamientos

El Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), informó que Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H), entidad que controla la administración y uso de fondos de emergencia, compró 740 ventiladores mecánicos para enfrentar la emergencia sanitaria, pero hasta ahora sólo se han recibido 20.

Según el contrato, 410 ventiladores deben estar funcionando a finales de junio mientras que los 310 restantes serán, supuestamente, entregados entre la tercera semana de junio y el fin de año.

Estos y otros datos fueron revelados por el CNA en su cuarto informe sobre “La Corrupción en Tiempos del Covid-19”, que desarrolla dicha institución en el marco de la crisis por el avance de la pandemia en Honduras.

El CNA detalló que constató que, al momento de las compras, Invest-H, rechazó a otros proveedores en el mercado local que ofrecían mejores marcas, precio, calidad y garantía. Proveedores que inclusive ya han abastecido a la Secretaría de Salud y que hubieran evitado una espera tan larga en tiempos de tanta necesidad.

Un tratamiento experimental sin base científica

En el punto más alto de la pandemia por COVID-19, el Gobierno con la ayuda de varios medios de comunicación corporativos inició una campaña abierta para implementar un tratamiento a base de cloroquina, denominado “Maíz y Catracho”, el cual se convirtió en el método oficial aplicado en todos los centros asistenciales del país.

Los tratamientos incluyen en su fórmula Hidroxicloroquina o cloroquina, Ivermectina, Microdacyn, entre otros, esto ha causado reacciones en médicos e investigadores, puesto que tratamientos como la Hidroxicloroquina han sido prohibido en otros países por ser una amenaza a pacientes con problemas cardiovasculares.

Tratamiento a base de cloroquina, denominado “Maíz y Catracho”, convirtido en el método 
oficial aplicado en todos los centros asistenciales del país.

La revista de Cuidado Críticos de USA (Juornal of Intensive Care) volumen XX de mayo del presente año, al hacer una revisión de los estudios clínicos hasta la fecha, publicó un artículo titulado “Una revisión sistemática de la eficacia y seguridad de los tratamientos con cloroquina para el tratamiento de Covid19”, en el cual los autores concluyen:

“No hay una racionalidad científica, que apoye investigaciones clínicas en cloroquina en paciente con covid19 basado  en solo evidencia preclínica de efectividad y de largo uso por otras indicaciones. Sin embargo su uso clínico debería de adherirse al uso monitorizado en emergencia de no registradas intervenciones marco metodológico y éticamente aprobado   como está establecido por la organización Mundial de la Salud”.


El estudio afirma que, producto de varios ensayos clínicos en todo el mundo, se ha concluido que la cloroquina no ha sido efectiva para tratar a pacientes con COVID-19, por lo anterior el comité de expertos de la OMS en Coronavirus aconsejó a los Ministerios de Salud, el personal de salud, e investigadores “que no existía ningún tratamiento específico para coronavirus y que por lo tanto el uso de los medicamentos debería de hacerse en ensayos clínicos debidamente controlados”.

 Este tipo de estudio es el mayor nivel de evidencia científica y se cataloga como Grado A. Por tal razón, se empezaron a diseñar estudios clínicos en varios países para disponer de evidencia clínica en pacientes hospitalizados.  Hasta el día de hoy, no existen estudios publicados de este nivel.

El 22 de mayo la revista medico científica Lancet, publicó un estudio de nivel de evidencia científica B, titulado “Hidroxicloroquina o cloroquina sola o en sin un macrolido para el tratamiento de pacientes con COVID-19: un análisis multinacional de registros”; que utilizo datos de 196 hospitales, en diferentes países incluyendo de ingresos bajos, altos y medios; estudiando 94,000 pacientes:


Los resultados indicaban que en los pacientes tratados con cloroquina la mortalidad se duplicaba comparado con los que no tomaron este tratamiento (18% vs 9%), y aumentaba a 2.5 veces más si se utilizaba un macrolido como Azitromicina (23%).

La conclusión de los autores del estudio fue: “en resumen este estudio multinacional, observacional, de la realidad mundial de los pacientes hospitalizados con Covid-19, encontró que el uso de los regímenes conteniendo hidroxicloroquina o cloroquina con o sin un macrolido, estuvo asociada con no evidencia de beneficio, pero en vez de eso fue asociada con un incremento en los riesgos de arritmias ventriculares y una mayor asociación para la mortalidad hospitalaria en pacientes con Covid19. Estos hallazgos sugieren que estos regímenes terapéuticos podrían no ser usados afuera de los ensayos clínicos y urge confirmación de ensayos clínicos aleatorizados”.

La OMS el 25 de mayo de 2020 suspendió los ensayos clínicos en todos los países para revisar cómo se estaban llevados a cabo, y si había alguna evidencia disponible.  Nueve días después la OMS (2 de junio) permitió que se siguieran los estudios al no encontrar evidencia a favor o en contra de su uso, pero con la salvaguarda de que deben de monitorear muy de cerca el uso del mismo, declarando textualmente:

“Hasta que no haya evidencia, la OMS previene a los médicos y las asociaciones médicas recomendar o administrar estos no comprobados tratamientos a pacientes con Covid19, o las personas que se los automedican. La OMS está preocupada por los reportes de individuos que se automedican con cloroquina y que les ha ocasionado daños severos. El Comité de la Seguridad y del Monitoreo de los Estudio, continuara monitoreando muy de cerca la seguridad de todas las terapias que se están probados en los Estudios Clínicos”.

Corrupción e impunidad
En contraste con sus vecinos centroamericanos, Honduras dispone de una monumental cartera de al menos L92.807 millones de lempiras (US$3.742 millones), entre fondos aprobados del presupuesto nacional, donaciones, financiamientos externos y autorizaciones para adquirir nuevos préstamos para atender la emergencia.

Honduras lleva 3 meses de lucha contra la COVID-19, en ese contexto las denuncias de corrupción han estado a la orden del día. El CNA, junto al Colegio Médico de Honduras, han sido las entidades que han estado al frente de las denuncias.

Ambas instituciones han acusado al Gobierno de utilizar los fondos de emergencia para hacer compras sobrevaloradas y también para favorecer a funcionarios y familiares de ellos en los procesos de venta de insumos médicos al Estado.

Un ejemplo fue la compra que INVEST-H hizo al esposo de una diputada del partido de gobierno, la nacionalista Waleska Zelaya, quienes firmaron un contrato con esta entidad para abastecer de mascarillas N-95 al sistema sanitario. Por otra parte, la doctora Suyapa Figueroa, presidenta del Colegio Médico, pidió a las autoridades que asuman su rol y que hagan uso correcto de los fondos de emergencia, porque desafortunadamente hay muchas carencias en los centros asistenciales.

En contraste con sus vecinos centroamericanos, Honduras dispone de una monumental cartera de al menos L92.807 millones de lempiras (US$3.742 millones), entre fondos aprobados del presupuesto nacional, donaciones, financiamientos externos y autorizaciones para adquirir nuevos préstamos para atender la emergencia.

Figueroa enfatizó en que no parece que Honduras sea el país de Centroamérica con el presupuesto más alto de la región, pues los resultados en la realidad no se ven por ningún lado.

A la corrupción y dudas en el manejo de fondos se suma la futura crisis económica que afectará al país, el expresidente del Banco Central de Honduras, Hugo Noé Pino, advirtió que al cierre del 2020, el país tendrá un decrecimiento económico de casi 0.6%, lo cual generará más pobreza, desempleo y cierres de empresas.

El panorama para Honduras es desesperanzador. El ascenso de los casos, la corrupción estatal y la negligencia en las medidas de sanidad pública dibujan un horizonte complejo para la ciudadanía que vive en carne propia las consecuencias de la pandemia y de la corrupción.

No hay comentarios: