martes, 9 de junio de 2020
La renta básica y el fin de este mundo
Por Josep V. Hernández
Continuamente las soluciones planteadas a las problemáticas del capitalismo han tenido dos principales enfoques dentro de la izquierda, por una parte los que consideramos que los problemas del capitalismo son consustanciales al mismo y por ende no hay soluciones dentro del sistema, y por otra parte están quienes consideran que el capitalismo se puede administrar como un sistema perfectible. En medio de la crisis sanitaria y económica en la que nos encontramos somos testigos de recetas económicas propias del socialismo burgués y pequeñoburgués habitual en corrientes socialdemócratas, reformistas, nacionalistas de izquierda e incluso marxistas que responden precisamente a este segundo enfoque.
La demanda por una “Renta básica universal” (en adelante RBU) en la actualidad goza de una extendida aceptación en la izquierda, lo cual se ha reflejado en sus programas políticos.
Mi planteamiento en este artículo es a discutir la real posibilidad de proponer y establecer una medida de este calibre que sea útil, operativa y nos ayude a superar los conflictos gestados dentro del capitalismo, además de abrir la reflexión sobre este tipo de reformas como un paso sustancial hacia el socialismo como modelo económico, político y social alternativo.
El día 5 de abril del presente año en la revista Sin Permiso se publicó un artículo bajo el título Es el fin de un mundo: Necesitamos una renta básica de cuarentena (Jordi Arcarons, Francisco Javier Braña, Daniel Raventós y Lluís Torrens) en el cual se busca proponer la implantación de una renta básica incondicional, una renta básica de cuarentena, la cual dé soporte a millones de familias españolas que hoy se encuentran en una situación de desamparo. La visión detrás de esta propuesta, como la de todos quienes postulan la RBU es que entregando un ingreso pagado por el Estado a toda persona mayor de 18 años -o no- que trabaje o no trabaje, que se encuentre por sobre el nivel de pobreza contribuirá al crecimiento económico mediante el consumo.
Como he indicado, esta propuesta es propia de la izquierda reformista que concibe uncapitalismo perfectible que mediante medidas públicas puede superar sus contradicciones y crisis internas, olvidando en el acto que no hay recetas económicas que permitan superar una crisis sin la desvalorización de capitales ni a costa de los millones de trabajadores arrojados a la miseria y desempleo.
¿Cuál es la propuesta?
Revisemos en detalle lo que proponen los autores del artículo mencionado.
En éste, se nos indica que en un inicio la administración abrirá un período de petición online para que se pueda solicitar la RBU, en una segunda etapa la administración comprobará las características del hogar al que pertenece el solicitante, para luego y de modo inmediato transferir sin condiciones la renta (que será de 530 euros para el primer miembro y un 50% para los miembros restantes). Se nos indica además que el pago se prolongará como mínimo, hasta tres meses después de declarado el fin de la “situación de emergencia” (aunque deja abierta la opción de que sea indefinida). Esta renta no será considerada en el pago de los impuestos dentro de la declaración anual del IRPF, esto pues como mencionan las personas perceptoras de RB y de otros ingresos pagarán en función del total de ingresos, descontando la transferencia de RB percibiday quienes únicamente hayan percibido la transferencia de RB anualizada no pagarán nada por esta declaración del IRPF.
Según sus autores, esta medida tendría un coste máximo de 17.153 millones de euros mensuales (lo que durante 6 meses como se menciona significaría 103.000 millones de euros), aunque suponen que no todas las familias la soliciten pues no todas han perdido sus puestos de trabajo o son pensionistas, además estiman de lo gastado, la mayoría sino todo se recuperaría vía ingresos fiscales generados por el consumo inducido y por los multiplicadores fiscales elevados que va a tener el gasto público inyectado en la vena de la población.
Esto, al margen de medidas complementarias como la moratoria de pago de alquileres en consideración que la RBU solo contempla necesidades básicas y no los alquileres o hipotecas.
¿Es realmente factible?
Que el Estado español (o cualquier Estado capitalista) se proponga invertir tal cantidad de recursos vendría a representar de una forma extremista, el desarrollo del Estado de bienestar en su máxima expresión. Pero un Estado de bienestar debe de financiarse, ¿y de dónde se obtienen estos ingresos? La primera opción es mediante los impuestos, la segunda es mediante operaciones públicas -como venta de bonos- con el fin de obtener ingresos mediante un endeudamiento público. ¿Es factible mantener una política respaldada ya sea por los impuestos como por la deuda?
Vayamos a la primera alternativa. Es recurrente leer en blogs, periódicos electrónicos y sitios web de izquierda la necesidad por fortalecer una estructura impositiva mucho más progresiva, esto es, incrementar la presión fiscal a un nivel acorde que permita sostener este nivel de gasto público, en el mayor de los casos se llega a proponer elevar los impuestos a niveles, ¿cuánto es el incremento acorde? No es realmente un punto zanjado ni discutido, más bien el resultado es lo medular: con más impuestos, más ingresos estatales, con más ingresos, más gasto social público, a mayor gasto público más consumo, ergo, más crecimiento y todos salen beneficiados (incluso los empresarios).
El problema de esta opción es que los impuestos se financian directamente de la plusvalía capitalista, por lo que si no hay crecimiento (acumulación), entonces no hay impuestos que recaudar. O incluso puede que la economía crezca, pero en condiciones de estancamiento, en dicho caso elevar los impuestos tampoco es que vaya a dar resultados muy positivos. A este punto quiero hacer una aclaración, no estoy haciendo eco de ninguna teoría propia de la derecha política (neoclásica o monetarista), más bien estoy leyendo una realidad económica basada tanto en hechos, como en evidencia empírica y en el mismo trabajo de Marx.
Bien, para comprender por qué elevar los impuestos durante una crisis (para sostener un elevado gasto fiscal) no representa una solución habrá que dar a entender los siguientes puntos: El crecimiento económico, como indica Marx, no proviene de la demanda agregada, sino que de la inversión capitalista. Es el capitalista, mediante su ciclo D-M-D* el que inicia el ciclo de acumulación -y crecimiento-, en consecuencia, se dan otros resultados asociados como el incremento del empleo, el consumo y los impuestos. Esta inversión se realiza en función a la tasa de ganancia y plusvalía generada (entre otros factores, claro está). De esta plusvalía se derivan los impuestos. Si no hay acumulación, no hay impuestos.
Lo anterior debe leerse como una breve explicación, hay otros factores que intervienen en la realidad al momento de incrementar la presión y el esfuerzo fiscal en una economía, pero entiéndase que estamos en un contexto de recesión -o mejor dicho depresión- económica en la que muchos capitales están a punto de caer en la más plena desvalorización (y con ello, millones de trabajadores sufrirán los embates típicos de una crisis capitalista). Y de hecho, si revisamos los diferentes indicadores macroeconómicos de la última década (tasa de ganancia, PMI, formación de capital fijo, nivel de endeudamiento, etc.) la evidencia muestra que la situación de las principales economías del mundo (Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido, Francia y Alemania) venía manifestando síntomas de una patente recesión.
Revisemos la segunda alternativa. Que el Estado se endeude vendría ser la segunda opción viable para respaldar tan ingente cantidad de recursos. Aparentemente esta opción se puede ver respaldada de una mano más laxa por parte de Bruselas (la Comisión Europea en su momento se vio obligada a suspender de facto de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento), permitiendo que los miembros superen las metas presupuestarias, por una parte, así como también de la discusión sobre medidas como los Eurobonos o los MEDE con el fin de superar mediante préstamos la grave situación en la que se encuentran las economías de Europa.
El primer problema con esta solución es que financiar déficit público con préstamo implicará irremediablemente un incremento en las tasas de interés, y con mayor razón si estamos hablando de un contexto de crisis internacional.
Para comprender lo anterior, es bueno matizar que el interés constituye la parte de la plusvalía que remunera al capital dinerario (bancario), este nivel entonces es establecido por la oferta (bancaria) y demanda (empresarial) de dinero. En consecuencia de lo anterior, y como bien indicó Marx, la tasa de interés tiende a tener un comportamiento procíclico, en otras palabras cuando la economía se encuentra creciendo y con buenos indicadores, las tasas de interés tienden a ser inferiores, en cambio cuando se desatan recesiones económicas estas aumentan (ya sea las tasas de interés activas de los bancos comerciales, como también las primas de riesgo, entre otros fondos). Este comportamiento se establece a pesar de los esfuerzos del Banco Central por rebajar sus propias tasas de interés (lo cual se puede comprobar con la evidencia empírica que disponemos). Lo anterior tiene sentido si entendemos que el negocio de la banca depende del margen de intermediación y en un contexto de enfriamiento, recesión o depresión, las posibilidades de impagos y quiebras son superiores, por lo que el proceso de colocación bancaria implicará irremediablemente mayores tipos de interés.
En este escenario los gobiernos también son afectados, ejemplo de ello es el aumento de las primas de riesgo durante los últimos meses. Y aun con los tipos de interés negativo que posee Alemania, una operación que implique más de 100.000 millones de euros financiados con “Eurobonos” sí va a implicar un incremento en los tipos de interés por lo riesgoso de la misma. ¿O es que los inversores no se lo pensarán dos, tres, o setenta veces antes de financiar unos bonos que serán usados en una medida de ese calibre por un gobierno que no asegura tampoco las condiciones adecuadas para la recuperación económica y que, seguramente podría entrar en graves crisis presupuestarias?
Sumado a lo anterior, ¿por qué solo los españoles deberían tener el derecho a una RBU con dinero financiado por inversores de diferentes países de Europa? ¿La RBU no debería ser sostenida a nivel de UE? Una negativa por parte de las autoridades podría generar un cuestionamiento masivo por parte del resto de los ciudadanos, y una respuesta positiva sería incluso peor… ¿cuánto dinero deberían desembolsar los gobiernos de Europa para financiar una RBU -cuyo monto supere el umbral de pobreza- a todos sus ciudadanos? ¿Cómo se reflejaría lo anterior en las diferentes primas de riesgo de Europa?
No olvidemos que la última crisis regional no fue total, es decir, tras 2010 eran los países del sur (principalmente Grecia, Italia, España y Portugal) los afectados, Alemania, Holanda y el resto de los países del centro y norte europeo ya habían recuperado sus indicadores macroeconómicos; ahora en cambio, según el siempre tan conservador FMI, prácticamente todas las economías de los países calificados como “avanzados” marcarán recesión en 2020 (España caerá un 8%, Alemania un 6.9%, Francia otro 7.1% y Reino Unido un 6.5%), por tanto soluciones colectivas no serían igual de posibles, y el panorama se vuelve todavía más oscuro si consideramos que esta recesión es internacional y posiblemente mucho más profunda que la vivida en 2008-2009.
¿Realmente los inversores [capitalistas] van a comprar bonos alegremente con un fin como ese sin aumentar el costo en el acto? Entiéndase que al año el Estado español desembolsa más de 500.000 millones de euros, si sumásemos el monto total calculado para el RBU ya estaremos superando los 700.000 millones de euros, ¡impresionante!
Un pequeño paréntesis: Si consideramos lo anterior, no debemos olvidar que el FMI se ha caracterizado por ser conservador en sus proyecciones cuando de recesiones se trata. Así, en octubre de 2007 proyectaba que el 2008 tendría a todas las economías avanzadas creciendo con la excepción de Islandia (de hecho España crecería un 2,7% y Estados Unidos un 1,9%). En abril de 2008 seguía proyectando crecimiento en estos países (y de un crecimiento sostenido hasta 2010) y recién en su reporte de octubre del mismo año comienza a incluir a algunos países con leves recesiones para 2009 (Alemania, Islandia, Irlanda, Italia, España y Reino Unido… todavía se preveía crecimiento para Estados Unidos), pero se calculaba que hacia 2010 todas las economías se habrían recuperado, ya en el reporte de abril de 2009 se manifiesta un resultado más cercano a la realidad con la mayor parte de las economías avanzadas en recesión (con la excepción de Chipre). Al año siguiente en abril de 2010 se preveía que Portugal recuperaría el crecimiento ese mismo año mientras que España y Grecia recién en 2011 lo harían, nuevamente fueron extremadamente conservadores: Grecia se mantuvo en recesión hasta el 2016, Portugal hasta el 2013, España a pesar de un leve y frío crecimiento en 2010, volvió a caer en recesión desde 2011 a 2013.
Hay que ser realistas, que Bruselas indique que los países pueden saltarse las metas presupuestarias es una cosa, que se financie a todos los ciudadanos con una renta es otra muy diferente. Y es que Bruselas, el Banco Central Europeo, la Unión Europea en su conjunto, así como todos los Estados que la conforman son Estados en esencia capitalistas. Como son Estados capitalistas, su último interés y objetivo es salvar a la economía capitalista, que no es otra cosa que rentabilizar el negocio y posibilitar nuevamente la acumulación, elevando de todas las formas posibles la tasa de explotación y ganancia para que la clase capitalista vuelva a invertir (o dicho de otro modo, iniciar el ciclo D-M-D*) ¿dónde encaja aquí una RBU?
Que el gobierno español pretenda movilizar 117.000 millones de euros para paliar los efectos de la crisis, de los cuales 100.000 millones son avales públicos al sector financiero para dar créditos al sector privado, solo refuerza el carácter de clase del Estado español (y el de prácticamente todos los Estados en este planeta) cuyo objetivo es revitalizar las empresas como ya he mencionado. Que el gobierno desembolse 100.000 euros con ese objetivo, es algo que tanto Bruselas como los capitalistas aceptarán y calificarán como una medida “lógica, objetiva y razonable”, que el gobierno se gaste otros 100.000 como concepto de Renta Básica no, por el contrario durante momentos de crisis lo que se busca es aligerar la carga pública (reducción de impuestos y de gasto público, precisamente lo que se conoció hace más o menos 10 años como Austeridad), ergo los derechos humanos quedan relegados a un segundo plano. De hecho el Eurogrupo desbloqueó 500.000 millones de euros para afrontar la crisis, los cuales se suministrarán a los gobiernos a través del fondo de rescate europeo (MEDE), a las empresas a través del BEI y a las subvenciones a los ERTE vía la Comisión Europea con la condición de que sean usados en gastos sanitarios vinculados a la pandemia. Un lógico razonamiento capitalista.
¿Se puede alcanzar al socialismo con la Renta Básica?
Los autores del artículo citado ya hablaban de hacer un mundo más justo, solidario y sostenible, del mismo modo otros partidarios desde diferentes orientaciones políticas y lugares del mundo vienen mencionando como esta medida podría significar e implicar un paso adelante hacia el socialismo (sea éste de carácter marxista como también un socialismo democrático).
Por supuesto, esta medida no se encuentra ni tiene espacio en ningún lugar de la obra de Marx y Engels. No hay que darle mucha vuelta al asunto, las políticas que solo buscan redistribuir la riqueza burguesa subyacen bajo la creencia de un capitalismo perfectible que se puede administrar soslayando en el acto la cuestión central: la explotación inherente del hombre por el hombre. Simple asistencialismo burgués que no cuestiona las relaciones de sociales y la propiedad privada sobre los medios de producción que se encuentran bajo el poder de la clase burguesa.
El socialismo realmente se alcanzará una vez los obreros tengan poder sobre los medios de producción, se termine con la explotación de clase capitalista y el trabajo sea un derecho remunerado según el aporte, todo lo anexo es simple reformismo que el capital no duda en recortar cuando le es necesario.
Por eso no tiene sentido apelar al reformismo ni al pactismo con la burguesía, mucho menos en períodos de recesión, el único resultado que veremos serán soluciones truncadas, engaños y desilusiones.
Todo lo demás es engañar al pueblo.
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