lunes, 15 de abril de 2019

La ventaja de saber lo que piensa un facista


Por Manuel E. Yepe


A la anterior pregunta respondió el veterano periodista Martin Sieff quien ha fungido durante 24 años como corresponsal de The Washington Times y la United Press International, en 70 países y doce guerras con participación estadounidense.
“Ni en las obscenidades y la absoluta e ilimitada estrechez de la cultura política estadounidense de finales del siglo XX y XXI, tal amenaza pública encuentra precedentes. Se asegura que los nazis se comportaban así. Los torturadores y los gánsteres cuando toman el poder a pequeña o enorme escala a veces se comportan de esta manera. Los excesos públicos y las brutalidades de Al Capone, Dutch Schultz y Albert Anastasia desde la década de 1920 hasta la de 1950 fueron tan grandes que incluso los otros jefes del Sindicato Nacional del Crimen a lo largo de Estados Unidos acabaron por renegar de ellos”, aseguró Sieff.

Ahora está claro que personajes como Lucky Luciano, el gran cerebro de la prostitución y el contrabando de heroína en Estados Unidos desde los años veinte hasta los cincuenta, y Frank Costello, el llamado Primer Ministro del Inframundo, tenían más moderación y gusto que todos los miembros actuales del Senado de los Estados Unidos de América.

Luciano y Costello desaprobaron este comportamiento público y lo refrenaron activamente, a menudo con ejemplos letales y permanentes de los perpetradores. Sin embargo, ni un solo senador estadounidense actual ha condenado a Marco Rubio por hacer una exhibición pública tan repugnante y jactanciosa ante el mundo entero.

Rubio se ha revelado como un pequeño y feo matón. Pero lo peor es que este sujeto no pueda ser excluido de ninguna manera como probable futuro mandatario de la nación norteamericana.

“Rubio, que es muy ambicioso, intentó la postulación a la Casa Blanca en 2016. Fue promovido como candidato creíble por los principales medios de comunicación estadounidenses (MSM).

Con los votantes republicanos teóricamente a su favor -incluso en su estado natal de Florida- no lo compraron. A pesar de una abundante financiación, su campaña no llegó a ninguna parte. “Pero no es de ninguna manera inconcebible que aun pueda terminar en la Casa Blanca. Como mínimo, podría ser un futuro candidato a la vicepresidencia. Sólo por el hecho de se haya revelado como un depravado ante el mundo entero no significa que no debamos tomarlo en serio”.

Es fácil burlarse de Rubio, pero no se puede exagerar el daño que está haciendo a la reputación de su propio país en todo el mundo y a la crucial causa de la paz mundial.

En su vil tweet, Rubio buscaba establecer un precedente permanente no sólo de intimidación sino de amenaza de asesinato como un elemento básico de la política exterior de Estados Unidos.

Rubio probablemente ni siquiera se dio cuenta de lo que estaba haciendo, siempre ha sido un oportunista barato y superficial, ávido por aprovechar las últimas modas y las histerias del momento para aumentar su visibilidad y ganar popularidad barata.

Si Rubio llegara a ser presidente o vicepresidente de Estados Unidos, secretario de Estado o embajador de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, los demás líderes mundiales tendrían motivos para temer que la política de los Estados Unidos se haya trocado en un régimen con el asesinato como principio general.

Si eso ocurriera, lo que habrían sido desacuerdos políticos rutinarios entre las principales naciones sobre la mayoría de los temas se convertirían automáticamente en amenazas para la supervivencia existencial. El peligro de una guerra global se intensificaría de forma incontrolable.

Lejos de unir fuerzas para enfrentar a las principales organizaciones criminales y terroristas del mundo, incluso las principales potencias termonucleares se alinearían para hacer alianzas con esas entidades contra sus vecinos.

Estados Unidos también fue el gran pionero mundial en esto, cuando la OSS y luego la CIA durante y después de la Segunda Guerra Mundial forjaron su alianza práctica con la mafia siciliana y la Camorra napolitana contra el comunismo revolucionario.

Se puede concluir con seguridad que Rubio ignora totalmente todas estas preocupaciones. Nada le importa más que los aplausos del momento y que se le asocie a un gran éxito de política exterior, como habría sido el derrocamiento del gobierno de Venezuela.

Toda consideración de decencia o moderación, por no hablar de la paz mundial, son totalmente ajenas a él.

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