sábado, 20 de abril de 2019

El abuso es más que una violación



Sara reunió el coraje para hablar con su madre. Por fin, ella iba a compartir la verdad de que su padrastro violaba a ella y a su hermana. Pero para sorpresa de Sara, mientras se desahogaba de la terrible carga que había llevado encima por tanto tiempo, el rostro de su madre mostraba cada vez más enojo en vez de ternura, hasta que agarró un alambre del piso y golpeó a Sara en la espalda.

Natalia no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela. Su madre salía cada día para trabajar y dejaba a Natalia sola en la casa y sin supervisión. A veces, pedía a los vecinos—a los cuales no conocía bien—estar atento de Natalia. Su madre se casó, y Natalia aún no iba a la escuela. Al contrario, su madre la dejaba sola con su padrastro, y su padrastro abusaba de ella.

Lili vivía en un estado constante de terror. Su padre le pegaba a su madre y a su hermana. El poco dinero que ganaba, lo derrochaba en las drogas y el alcohol. Con el poco que le restaba, la madre de Lili no podía comprar comida suficiente para la familia. Cuando Lili cumplió seis años, su padre empezó a violarla.

El abuso sexual por sí solo es un delito gravemente traumático. Según una psicóloga que trabaja con Rescate, un programa dedicado a brindar atención psicológico y legal a víctimas del abuso sexual, cuando el abuso sexual ocurre dentro de la familia, casi siempre está acompañada por otras formas de abuso que en sí son muy dañinos a los niños. Sin embargo, estos otros tipos de abuso con frecuencia pasan desapercibidos y sin denunciarse.

¿Qué es el maltrato infantil?

El maltrato es una categoría amplia que cubre varios delitos psicológicos, sociales y físicos en contra de los niños. Puede incluir los castigos corporales, la negligencia, el aislamiento, los insultos, las amenazas, la malnutrición, y hasta lesiones accidentales.

Cualquier caso en que un tutor falla en el cumplimiento de su papel como protector y proveedor de un niño, puede resultar en el dolor emocional, la baja autoestima y cambios en el comportamiento del niño.

La psicóloga de Rescate dice que los sobrevivientes de cualquier tipo de maltrato pueden mostrar dificultad en concentrarse en la escuela. Pueden ponerse muy tímido y reservado o pueden actuar agresivamente, siguiendo el ejemplo del comportamiento mostrado por su abusador.

El maltrato ocurre en todos las clases sociales y económicas. Un abusador puede ser un pariente, como un tío o hermano, o un maestro o compañero de clase. Con frecuencia, el abusador es el padre o la madre.

Según la psicóloga de Rescate, el maltrato puede suceder cuando los padres no están preparados para la paternidad, están en una situación vulnerable, o si ellos mismos fueron abusados.

Aunque para muchos la palabra “maltrato” suena a agresiones físicos, de hecho el maltrato incluye tres categorías amplias de delitos contra el bienestar: la negligencia, el abuso emocional, y el abuso físico.

La negligencia sucede cuando un tutor no satisface las necesidades básicas de un niño, como la nutrición, el refugio, la educación o la salud, ya sea porque que no desean o porque carecen de los recursos para hacerlo. Un ejemplo sería si un niño se enfermara y los padres no buscaran atención médica, o si los padres dejaran a sus hijos solos en la casa o en las calles sin estar acompañados por un adulto.

El abuso emocional incluye abusos verbales como los insultos, la humillación, o las amenazas. También puede suceder cuando se abandonan a los niños o cuando sus padres no hacen un esfuerzo para formar una buena relación con sus hijos.

El abuso físico es cualquier acto de daño corporal, como golpes, quemas, o “fajazos”.

¿Qué hace Honduras para enfrentar el maltrato infantil?

El maltrato infantil es un delito poco denunciado, lo que dificulta saber a ciencia cierta con qué frecuencia ocurre en Honduras. Las estadísticas del sistema judicial nos dan una idea de cuántos casos legales recibe el sistema y cómo se resuelven.

Entre 2015 y 2018, entre todos los Juzgados de Letras de lo Penal en Honduras, se ventilaron 1,216 casos de maltrato. La mayoría de los casos resueltos en esa fecha se quedaron en sobreseimiento o conciliación. Solo el 10% pasaron a juicio en un Tribunal de Sentencias.

Los Tribunales de Sentencia recibieron apenas 135 casos de maltrato infantil de los Juzgados de Letras entre 2015 y 2018. En más de la mitad de estos casos, los acusados fueron absueltos, mientras en 42% (57 casos) de los casos, fueron condenados, es decir solo 5 de cada 100 casos que llegaron ante un juzgado resultaron en codena.

Según un abogado del programa Rescate, el gran número de sobreseimientos y absoluciones se debe al hecho de que el maltrato es un delito difícil de evidenciar.

Muchos tipos de maltrato son emocionales, no físicos, lo que significa que es posible que no exista evidencia física del abuso para corroborar el testimonio de la víctima. El abogado de Rescate dice que los casos más fuertes típicamente tienen más de una víctima o testigo y pruebas físicas, como un examen médico, que confirman el abuso.

Según una abogada que tiene experiencia trabajando en él en el Ministerio Público para perseguir delitos contra los niños, la falta de investigación es un obstáculo grande para el logro de justicio en casos de maltrato.

Esta abogada asevera que la Policía Nacional ha asignado pocos investigadores para brindar apoyo a la Fiscalía de la Niñez, por lo cual los fiscales tienen que realizar gran parte de las investigaciones ellos mismos. Las investigaciones prolongadas pueden retrasar los casos y alejar la atención de los fiscales de los juicios.  

En la experiencia de la abogada, entre más el caso se prolonga, más aumenta la posibilidad que la víctima se asuste y retire la acusación. Si la investigación es débil, puede resultar en un sobreseimiento.

Aun cuando hay evidencia, el abogado de Rescate dice que el maltrato en general se considera un delito menos grave. Un abusador condenado se enfrenta con menos de cinco años de prisión.

La sanción leve hace más probable que el caso se resuelva en un sobreseimiento provisional (cuando un caso está desestimado pero el acusado tiene que comprometerse a cumplir con ciertos requisitos) o una conciliación (cuando los fiscales y los acusados llegan a un acuerdo para evitar un juicio).

Por ejemplo, en vez de trabajar dos años en un caso que posiblemente termine en una sentencia de un año o menos, los fiscales pueden llegar a un acuerdo con el acusado y ponerle otra sanción como medidas de protección o una multa.

¿Cómo se puede evitar el abuso?

Combatir al maltrato depende mucho de la prevención y la denuncia.

Según una psicóloga de Rescate, si se sospecha que un niño está siendo abusado, los mejores pasos son: Primero, observar al niño para identificar cambio de comportamiento, bajo autoestima, heridas físicas, u otras señales de abuso. Después, el adulto puede acercarse al niño de la forma más natural posible, y escuchar activamente la experiencia del niño, sin presionarlo a compartir más de lo que él quiere.

La psicóloga asevera que existe una cultura de miedo de denunciar en Honduras, particularmente cuando se habla del maltrato infantil.

Mientras la violación y otros delitos violentos pueden ser más visibles y más probables de ser denunciados, el abuso dentro de una familia a menudo es invisible o se considera una cuestión privada. La intervención y la denuncia son claves para darle al niño sobreviviente de maltrato de la oportunidad de sanarse.

Al nivel nacional, Abogada Diana Medina, la directora del sector Seguridad y Justicia de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), dice que el gobierno debe considerar el maltrato seriamente.

Según Medina, el maltrato contra niños puede hacer que al crecer sean incapaces de lidiar con sus emociones. Según ella, los delitos violentos muchas veces son resultado de esta incapacidad de manejar las emociones de forma saludable.

“La mayoría de la violencia en Honduras no se debe al crimen organizado,” dice Medina. “Más bien, pasa cuando en un momento de conflicto, las personas experimentan una explosión de enojo [que no han aprendido controlar].”

Según Medina, los esfuerzos de los operadores de justicia se enfocan en reaccionar después de que se produce el crimen, en lugar de enfocarse en la prevención de la violencia y el maltrato desde una edad temprana.

Incluso en el sistema judicial, el único recurso que un juez puede tomar contra el maltrato es sentenciar o multar al abusador.

“Una pena no necesariamente va a incitar un cambio,” dice Medina. “[los abusadores] necesitan algún tipo de intervención o terapia para ayudarles a cambiar. El estado no tiene una oferta de servicios. No hay una ponderación adecuada.”

Para los padres o tutores que luchan para controlar su propio comportamiento, la psicóloga de Rescate dice que aún hay esperanza. Ellos pueden reconocer que tienen un problema, decidir que quieren cambiar, y después buscar la ayuda de una psicóloga o un consejero.

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