lunes, 18 de junio de 2018

Tomás Nativí: Un hombre y una promesa ¡Juramos Vencer!



Por Sandra Rodríguez y Cesario Padilla*

Su nombre está escrito en las paredes de la ciudad, su legado se concentra en una frase que hacen vida multitudes “en las calles está el poder”.

La Unión Revolucionaria del Pueblo (URP), sigue escribiendo y recordando que está prohibido olvidar, porque la lucha del hermano, del amigo, del maestro Tomás Nativí Gálvez está más vigente que nunca “era un profeta”.

La fundación de la URP fue en el seno de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), mismo escenario que sirve en la actividad de exclusión y represión para los y las estudiantes que han seguido el legado de Tomás Nativí, por la defensa de la educación pública y las protestas sociales justo en las calles.

Nativí fue secuestrado un 11 de junio de 1981, en la colonia El Hogar de Tegucigalpa, junto a su compañero Fidel Martínez.

Bertha Oliva, esposa de Tomás y coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), expresó que a su lado aprendió que era tan necesario leer como comer “porque era el camino para la liberación de nuestra mente, quitar las ataduras que tenemos si no somos fieles lectores”.

Oliva define en su faceta intelectual a su compañero de vida de la siguiente manera “era un autodidacta, devorador de libros, estudioso”. Refirió que, en ciertos momentos juntos, leían párrafos de la biblia “donde nos enseñaba la verdad para transformar”.

Uno de los textos que ella recuerda fue “Introducción al Periodismo”, un regalo del propio Tomás Nativí y que fue un texto “que cargué por mucho tiempo”. A pesar de que el líder social no contaba con dinero, tenía una biblioteca muy bien instalada y cuidada, afirmó Bertha Oliva.

“Para eso, lo primero que teníamos que hacer era liberarnos, saber que era lo que queríamos, aprender a ver, leer y estudiar al ser humano como tal, esa era una de nuestras principales tareas”, agregó.

Todo este proceso formativo, las lecturas sobre realidad nacional, los comentarios, las enseñanzas y el andar juntos tuvo un día final, donde ella lo definió como el día habíamos caído en una trampa, el día que a él lo secuestraron y lo desaparecieron.

Ese día (en referencia al 11 de junio de 1981) Oliva asegura que Tomás “se fue, sabiendo que nos habían tendido una trampa”.

 Sin embargo, en ese tiempo vivido él “fue una escuela”.

Leíamos y discutíamos, pero sin imponer, porque si hay alguien que supo trabajar con las mujeres fue Tomás Nativí Gálvez. Era un hombre constructor de espacios y daba oportunidad a la mujer para organizarse.

“El día que secuestraron a Tomás era tanto el miedo, que perdí el miedo”

Porque el miedo nunca lo conoció y me enseñó a no conocer el miedo porque teníamos la seguridad de que, lo que hacíamos era en bien de la humanidad, de las grandes mayorías de este país y por supuesto que ese bien también lo íbamos a tener nosotros.

En su vientre quedó el mejor regalo de la vida, su hijo Tomás, quien nunca conoció a su padre porque fue arrebatado por aquellos a quienes la lucha del profesor les era incómoda. En ese año aún predominaba la dictadura militar, se preparaba una nueva Constitución de la República, pero con los mismos actores del terror que dejaría un saldo de 184 víctimas de desaparición forzada, registradas por el COFADEH.

Lo que lo arrebataron se equivocaron… lo que sí es cierto es que para los perpetradores de este crimen de lesa humanidad Tomás sigue siendo eternamente joven, eternamente revolucionario, eternamente humano y no nos lo van a poder cambiar.

El pensamiento de Tomás Nativí Gálvez se puede valorar cómo profecías, desde la desigualdad de clases, la opresión y la demanda de derechos humanos para una niñez educada.

Un profeta cuyo pensamiento no lo borrará ni el tiempo ni la historia

“Si vemos lo que está sucediendo en la actualidad, nos damos cuenta de que es lo que manifestaba Tomás, su pensamiento revolucionario es lo que enfrentamos hoy, con el bipartidismo Nacional-Liberal, que despoja de derechos fundamentales como la educación y la alimentación a los más necesitados”, expresó Carlos Acosta, líder de la URP.

Acosta camina por las calles con ejemplares impresos del periódico URP, el cual es parte del proyecto de liberación que Nativí emprendió en el inicio de la década de los 80, junto a un grupo de compañeros.

En esta ocasión, nos recibió en su imprenta “Guardabarranco”, dónde prepara un material con información del líder social detenido desaparecido a inicios de la década de los 80, cuando estaba en casa de su esposa, Bertha Oliva de Nativí.

El dirigente revolucionario, compara a Tomás con un profeta, y es que tiene un pensamiento tan estratégico, tan táctico y tan objetivo que definitivamente no es el tiempo, ni tampoco la historia que lo va a hacer borrar, lo único que lo va a hacer borrar es cuando cambien las condiciones objetivas y subjetivas de nuestro pueblo, eso va a ser cuando exista otro proceso, otro estamento social, cuando tengamos otro tipo de comunidad, otra estructura económica y social, detalló Acosta.
En la conversación nos compartió que, el compañero Tomás Nativí a través del pensamiento de la organización, plantea que hay una dictadura que se mantiene de más de 200 años donde las élites de poder se han combinado unas veces de azul, de rojo y otras veces de verde con los militares, es una combinación entre el Partido Nacional, el Partido Liberal y los militares.

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