miércoles, 20 de junio de 2018
Facebook, las ‘fake news’ y su atentado contra la libertad de expresión
La forma en que las personas se informan ha cambiado drásticamente. Mientras los medios digitales pierden lectores, también pierden audiencia la televisión y la radio. Hoy la gente consume información principalmente mediante su dispositivo móvil, redes sociales, y la plataforma más usada para la comunicación, Facebook, está llevando adelante cambios que atentan contra los principios universales de los Derechos Humanos: la libertad de expresión.
EL CIUDADANOMAYO 28, 2018
Según el estudio realizado por We are Social y Hootsuite, a enero del 2018 los usuarios a nivel mundial de Facebook superan los 2 billones de personas. Y es lejos la red social con mayor actividad.
El 95,1 % de los usuarios hacen uso de Facebook mediante dispositivos móviles, el 44% son mujeres y el 56% son hombres. El grupo de usuarios más fuerte en términos de edades es el que tiene entre 25 y 34 años (630 millones) , seguido del grupo que va entre los 18 y 24 años (610 millones).
Respecto a países con mayor uso de Facebook, el puesto número uno lo ocupa India, le sigue Estados Unidos y en quinta posición se encuentra México.
Atentado contra la libertad de expresión
En el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se lee: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
No obstante, la empresa de Mark Zuckerberg, desde un tiempo a esta parte, está poniendo una serie de limitaciones para la difusión de contenidos sobre su plataforma a los medios de comunicación. Se está limitando la libertad de expresión, mediándola con dinero. Si pagas tu mensaje, va más lejos.
Las razones esgrimidas por la empresa dicen relación con querer dar prioridad a los contenidos de personas, comentarios e interacciones, por sobre los contenidos de los medios y las marcas.
Pero ya han sido varios los ex trabajadores de Facebook que han salido a señalar que hay un factor humano más allá del algoritmo que controla el alcance de las publicaciones realizadas por los medios. Facebook decide muchas veces qué es o no un Trending Topic y lo mete en su feed. Hecho que la empresa mediante sus ejecutivos negó a El Ciudadano, por meses.
El cambio realizado por Facebook, junto con atentar contra la libertad de expresión, ha traído daño económico a los medios de comunicación independientes alrededor del mundo y se encuentran sin juicio a la fecha.
Antecedentes
El experimento de Zuckerberg y compañía comenzó en países donde no se notara demasiado su accionar, poniendo barreras a los medios de comunicación para disminuir su lectoría sobre la red social. El crecimiento orgánico de fan pages sería castigado de manera unilateral por Facebook.
El cambio se llevó a cabo en un escenario medial, donde los medios tradicionales perdían audiencia y quienes crecían en lectoría eran los medios digitales independientes, que apostaron fuertemente desde un comienzo por las redes sociales, desplazando a los antiguos amos del relato hegemónico.
Algunos ejemplos son los de El Ciudadano (Chile), que llegó a ser el medio más leído del país con visitas diarias sobre las 800 mil personas y uno de los más leídos del mundo hispanohablante. Otros casos son el de Vice (Canadá), donde Disney por medio del gigante Hearst invirtió la suma de 250 millones de dólares por el 10% de la compañía. BuzzFeed (Estados Unidos) también sería comprado en un porcentaje por NBCU`s , quien invirtió 400 millones de dólares en el medio. Todo ello motivado por el aumento de lectoría. En el caso de El Ciudadano, mantendría su independencia.
Los grandes medios de antaño perdían lectores y nuevos actores se posicionaban como los nuevos medios masivos de la ‘Era Internet’. Desde otras latitudes, RT (Rusia Today) también comenzaban a influir en las personas de Estados Unidos, mediante sus contenidos que lograban cruzar el mundo. Facebook se dio cuenta, claramente sufrió presiones al respecto y accionó.
Facebook elegiría para el experimento, que pondría barrera a la libre expresión de los medios, los países de Bolivia, Guatemala y Sir Lanka, como informó anticipadamente en investigación periodística el medio inglés, The Guardian. Mientras, Facebook guardaba silencio.
Zuckerberg y compañía iniciaría su operación para silenciar y quitar influencia a los medios en el mes de octubre de 2017, pero recién comunicaría oficialmente el cambio en el período enero-marzo de 2018.
Dentro de los medios afectados gravemente por el cambio de algoritmo, destaca el caso de Little Things, que se vio obligado a cerrar.
Un antes y un después
“Se suponía que aquí podías comunicar libremente a todos en base a tu comunidad y seguidores. Pero se llevaron los datos de las personas y los vendieron, a la vez a tus lectores y de paso inversión publicitaria, que nunca compensó el trabajo como medio. Inversión publicitaria que dijeron regresaría, pero de ello nada a la fecha”, dijo Bruno Sommer, fundador de El Ciudadano.
El establishment mediático, los amos del status quo, perdían la batalla en las redes sociales, inexpertos en cómo hacer crecer sus audiencias, forzaron su posicionamiento en base a un crecimiento inorgánico, es decir, con dinero. “Hoy tú pagas a Zuckerberg o si no, no eres leído, pregúntenle a CNN, NBC y la misma BBC cómo recuperaron lectores” , recalcó el periodista.
Para 2 billones de personas, buena parte del consumo de información está pasando por Facebook. Muchas compañías te entregaban el teléfono con la aplicación ya instalada y un uso de datos liberado para WhatsApp y Facebook, no así para otras aplicaciones sobre Internet.
Las justificaciones de Facebook, el ‘click bait’
Una de las primeras medidas que tomó Facebook fue combatir el “click bait”. Es decir, el tipo de contenidos con un titular de tipo sensacionalista y que invita a hacerle click y por tanto ser leído.
Facebook dijo entonces que lo que quería era que no se propaguen contenidos de baja calidad o con titulares que luego no cumplían su promesa. Siempre respaldando sus argumentos en encuestas a los usuarios cuya metodología es desconocida.
Si bien éste tipo de publicaciones abundaron durante mucho tiempo y pueden ser molestas para el lector, los periodistas y editores saben muy bien que una noticia es leída según su titular.
Frente a ello la forma de exponer una noticia en redes sociales cambió y de ello hicieron uso no sólo los “nuevos medios”. Junto con un titular más sensacionalista, lo que se hizo fue no contar toda la noticia en el titular, de manera que la persona visitara el medio de comunicación si quería saber más al respecto.
Pero la principal razón del cambio sería otra, más que el sólo hecho del descontento de las personas. Dejar al usuario atrapado dentro de Facebook, que no salga de la aplicación y pase todo el tiempo posible dentro de ella sin abandonarla.
‘Fake news’ y Trump
La palabra “fake news” fue nominada por el Diccionario de Oxford como la palabra ícono del 2017 . Repetida sin cesar por políticos y tema de discusión en el mundo académico y escuelas de periodismo. ¿Pero qué podemos agregar al debate?
El concepto ‘fake news’ se propagó luego de que Donald Trump, durante su campaña, repitiera esta palabra una y otra vez para condenar a los medios de comunicación que divulgaban información en su contra y que él catalogaba como falsa. En menos de dos semanas tuiteó el concepto más de 40 veces.
La preocupación de Facebook se haría latente luego del siguiente tweet de Trump dirigido directamente contra ellos y el New York Times.
“Facebook was always anti-Trump.The Networks were always anti-Trump hence,Fake News, @nytimes(apologized) & @WaPo were anti-Trump. Collusion?”.
Facebook estaba en la mira y se lo habría hecho notar uno de sus principales inversores, Peter Thiel, quien ha sido catalogado como un cercano a Trump, más allá de que en primera instancia su corazón libertario lo haya hecho apoyar a Ron Paul.
Facebook estaba siendo fuertemente investigado y sabía que regulaciones a su funcionamiento podían venir desde su mismo país. Debía moverse rápido y su respuesta sería usar el mismo concepto que Trump propagaba. Facebook iniciaría una cruzada contra las llamadas ‘fake news’.
Ante la alerta y como resguardo con lo que pudiera pasar con sus acciones, Mark Zuckerberg decidió vender un porcentaje , dijo sería para invertir en la Fundación creada junto a su esposa con muy lindos propósitos.
En febrero 2018 vende 500 millones de dólares en acciones y ya en 2016 había vendido más, tras saber que venían investigaciones a su compañía.
No obstante, ha dicho que todo es con el fin de construir un mundo mejor, para lo que constituyó una nueva entidad, pero curiosamente no como una ONG que le obliga a transparentar los dineros, sino como una Sociedad Limitada, lo que según él le da más libertad para actuar.
Las llamadas “fake news” abarcan un amplio espectro de contenido. Dentro de ellas, textos de tipo humorístico o baja profundidad periodística; en otros casos, simples opiniones que buscaban atacar el prestigio de una entidad construida por la publicidad, y -es cierto- en ocasiones noticias totalmente falsas, siendo éste el menor porcentaje. Recientemente Facebook ha decidido incluir dentro de la categoría de ‘fake news’ a aquellas que tengan un carácter de propaganda.
Lo cierto es que el nombre correcto para las ‘fake news’ no es otro que Desinformación. Algo en lo que las agencias de inteligencia son expertas.
“A mí parecer, las ‘fake news’ son en sí mismas una fake new para controlar la libertad de expresión de los medios y las personas en Facebook. Los grandes medios del imperialismo anglo habían perdido posición y las audiencias estaban siendo permeadas por una nuevo relato periodístico del mundo. Zuckerberg recibió tiempo atrás amenaza directa de Rupert Murdoch por estar tragándose el avisaje publicitario y éste reaccionó. Existe una guerra de medios desatada en estos momentos, Facebook censura ahora contenidos atentando contra sus propios principios”, precisó el CEO de El Ciudadano, Bruno Sommer.
El periodista agregó que “el problema de la desinformación es anterior al auge de las redes sociales. Esto no se va a solucionar con un nuevo cambio de algoritmo ni con encuestas a las personas para que valoren la veracidad de un medio de comunicación; Facebook está cometiendo un error tras otro y prontamente deberá responder demandas por consentimiento forzoso”.
Y es que Facebook, tras el escándalo de Cambridge Analytica y la filtración de datos personales, las acusaciones de intervencionismo ruso en las elecciones estadounidenses mediante la compra de avisaje publicitario, entre otros, tiene que recomponer su imagen. Una de sus nuevas medidas ante la inefectividad de sus algoritmos censores es agregar componente humano.
En Alemania ya tienen un equipo grande trabajando en ello y ahora abrirán oficina en Barcelona. Facebook alquilará ocho plantas de la Torre Agbar de Barcelona para crear una oficina con 500 trabajadores que luche contra las ‘fake news’.
Y es que a la fecha no existe un algoritmo que detecte la veracidad de una noticia o información a cabalidad. “Más inteligente es mostrar las distintas fuentes de información en igualdad de condiciones y sin privilegios respecto a un tema, para que el usuario pueda contrastar, pero no cortar el alcance natural de un mensaje a tus lectores -que has conseguido sin un consentimiento forzoso-, censurar, que es lo que está haciendo Facebook”, dijo Sommer.
Periodismo y subjetividad
El ideal del periodismo objetivo no existe. Al pasar el relato por una persona éste siempre tendrá subjetividad.
Robert Zaretsky, de la Universidad de Houston, es más radical. “Las mentiras descaradas forman parte del discurso político desde la antigüedad griega y romana”, estima el historiador estadounidense.
Cuando un periodista se enfrenta a una fuente, luego intenta contrastar la opinión recogida con otra, pero nada asegura que la información entregada constituya una verdad al 100%.
La búsqueda de la verdad en el periodismo es un imperativo ético y moral, es a lo que se apunta. Pero como es sabido, es más honesto partir de la base que nadie es neutral y no seguir alimentando el mito que un periodista, o el periodismo en general, los medios de comunicación en general, son neutros.
Al escribir, la persona generalmente toma partido y posición según sus convicciones y hace ejercicio de su libertad de expresión, sobre todo cuando dentro del medio de comunicación están dadas las garantías para ejercerla.
Y es sabido que en los grandes medios, esa libertad no es tal para los periodistas. Generalmente los colegas se encuentran condicionados a tratar con mayor cuidado los temas donde están involucrados anunciantes del medio o aquellos que son sensibles políticamente para la línea editorial, produciéndose el fenómeno de autocensura.
Facebook, el ‘editor global’ que ha errado el camino
Zuckerberg no ha querido responder la pregunta realizada en su citación ante la Unión Europea en cuanto a si acaso Facebook es o no un monopolio. Y a juicio de muchos, lo está siendo, y ser llevado a tribunales por ello es uno de los grandes temores de Mark.
Si bien en un principio la reunión no sería televisada, finalmente lo fue. Pero Zuckerberg escucharía todas las preguntas y respondería generalmente al final de la ronda a modo de resumen.
Cuando Murdoch en el 2016 lo increpó por el avisaje, y señaló que quería una compensación, Zuckerberg reaccionó. Un equipo especializado empezaría a tomar contacto con los medios a lo largo del mundo, empezando por Estados Unidos.
Invitaciones para monetizar el inventario de noticias de los medios y participar exclusivamente en el producto de Instant Articles, no se hicieron esperar.
Pero finalmente si bien la carga de los contenidos para el usuario era más rápida, el resultado para los medios de comunicación a la hora de sacar la calculadora fue negativo. Nuevamente quien ganaba era Facebook.
La pregunta de si Facebook es una empresa de medios o una plataforma, se repite constantemente. Desde la empresa siempre responden que son una plataforma, pero parece no ser así y con sus acciones, más que con sus palabras, parecen reconocerlo.
Facebook estaría en estos momentos pactando con los grandes medios del mundo para evitarse tener más filtraciones y más problemas. El cambio de algoritmo lo realizó luego de que entregara a los grandes medios posibilidad de fusionar sus cuentas y comprar seguidores de manera inorgánica, cosa que cuando se produjera el cambio no se vieran tan afectados.
Pero la empresa de Zuckerberg está a punto de cruzar una delgada línea que le mantiene inmune. Ésta es la ley que regula la Internet en Estados Unidos, específicamente la sección 230 de la Communications Decency Act de 1996.
En ella se exime de responsabilidad al proveedor de los contenidos, entendiéndose que no tiene injerencia alguna en ellos. Pero qué sucede si Facebook -ahora mediante un algoritmo o mediante personas- está decidiendo qué mostrar más o menos, o qué no mostrar; lo que está haciendo es hacer de ‘editor global’ de contenidos, por tanto interfiriendo en ellos, por lo que está en riesgo de perder la inmunidad que ésta ley le da.
Facebook ha repetido durante años que es una plataforma abierta y neutral, pero nuevamente sus acciones contradicen sus palabras.
Hemos visto cómo Facebook favorece contenidos de animalitos y/otros de farándula, por sobre otros serios y más extensos. Han respondido que la responsabilidad es de los usuarios que los comentan y comparten más, contradiciéndose una vez más con su supuesto interés en querer promover más y mejor periodismo.
Facebook generó 3 mil 200 millones de dólares en ingresos publicitarios en 2011, con 845 millones de usuarios activos mensuales, o 3.79 dólares por cada uno. En 2017 Facebook obtuvo 40 mil millones de dólares de ingresos publicitarios, con 2 mil 100 millones de usuarios, o 19.05 dólares por cada uno.
Como ha señalado RT, “resumiendo, tenemos a una empresa transnacional con un poder enorme que se está moviendo hacia un monopolio de distribución periodística, mientras que el sistema que usa -sea a través del algoritmo o de un equipo editorial-, afecta a la diversidad de la información y no nos permite ver otros puntos de vista”. De ese modo se está atentando contra la libertad de expresión, al bloquear la libre circulación de los contenidos para las comunidades que siguen un fan page determinado.
En definitiva, Facebook sabría todo lo que se le venía encima con acceso privilegiado a información; su fundador tomó medidas y éstas afectaron a los medios de comunicación que equilibraban el escenario mediático mundial, privilegiando de éste modo a los actores que podrían continuar revelando información de su compañía y habría obtenido a cambio un pacto de silencio post estallido de Cambridge Analytica.
Facebook ganó millones de dólares con las llamadas ‘fake news’ que hoy decide combatir. Zuckerberg cedió a las presiones para que se detengan las investigaciones en su contra. Pero éste, ni ningún argumento, le permite por muy privada que sea la empresa, atentar contra un Derecho Humano: La libertad de expresión.
Es urgente restaurar la libertad de expresión en Facebook y tanto el mundo académico como el mundo político y las personas, deben hacerse responsables de ejercer las presiones necesarias para que así sea.
Facebook estaba cumpliendo una labor importante emparejando la cancha de los medios a nivel mundial. El más talentoso y que sabía hablarle a sus públicos llegaba más lejos. La posibilidad de impactar desde lo local en lo global, estaba siendo realidad. Realmente estaba democratizando la comunicación, pero tuvo un vuelco inesperado tras presiones que se han evidenciado en los últimos tiempos.
Facebook ha decidido levantar una máquina de sentidos, abriendo sus puertas a periodistas y asesores para dar coherencia a sus excusas, pero solo ha traído de regreso el desequilibrio informativo a nivel mundial con serias vulneraciones a la libertad de expresión y el ejercicio libre de la comunicación sobre Internet.
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