jueves, 21 de junio de 2018

México y Centroamérica: El expansionismo mexicano en ciernes



Por Agustín Ávila Romero *

Faltan poco más de 2 semanas para las elecciones presidenciales en México y según dan a conocer diferentes encuestas la ventaja de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es de 15 a 30 puntos sobre su más cercano contrincante. De consumarse su victoria –porque no hay que descartar las prácticas del fraude electoral recurrente en esa nación- se esperaría que América Latina tuviera un giro geopolítico fundamental.

De entrada la política de subordinación e integración estadounidense que se ha seguido en las últimas tres décadas por los gobiernos neoliberales estaría cuestionada realmente y se buscaría que México recuperará su soberanía en la definición de su política exterior y su liderazgo y apoyo a los países centroamericanos y del Caribe, principalmente.

AMLO no ha dejado claro cual será el papel de México ante planes geoestratégicos construidos por el capital trasnacional como el Plan Mesoamérica (antes Plan Puebla Panamá) y menos aún como visualiza el impacto de las Zonas Económicas Especiales que se ponen en marcha y que implican el dominio de mercados y bienes naturales estratégicos en Centroamérica y el sureste mexicano. Lo relevante es que sí México y Canadá tienen dificultades en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, peores desafíos se avizoran para los países de Centroamérica que han concretado acuerdos comerciales con Estados Unidos.

Y es ahí donde Centroamérica destaca de manera importante como socio comercial mexicano. Por ejemplo, las exportaciones de 2009-2014 por la aduana fronteriza con Guatemala en Ciudad Hidalgo se incrementaron rotundamente de 700 mil toneladas en 2009 a más de 6 millones de toneladas en 2014, manteniendo México un superávit comercial impresionante. Entre las empresas que cruzan la frontera de México-Guatemala para introducir sus mercancías a América Central destacan Terniun de México, el Grupo Bananero de la Frontera, el Grupo Cemex Internacional, Truper, el Grupo Deacero, Arnecom, Kellogs, Colgate Palmolive, entre otras. Sí se analizan las exportaciones mexicanas se ubicará que son principalmente productos manufacturados los que ingresan a territorio centroamericano tales como tapas de plástico, manufacturas de fundición de hierro, candados, clavos, estufas, latas de aluminio, refrigeradores, conductores eléctricos, etc. A ello se suma la presencia de las grandes televisoras públicas mexicanas -Televisa y Tv Azteca- en el mercado centroamericano.

Mientras que las importaciones mexicanas son principalmente de cerveza, alimentos y productos relacionados con aceites como los de la Palma Africana.  Destacan empresas como Compañía Cervecera del Trópico, Sigma Alimentos, Industrializadora Oelofinos, Cargill México, etc. Muchas de ellas empresas que funcionan también en México pero que se han instalado en Centroamérica aprovechando facilidades fiscales y de explotación de la mano de obra.

En los hechos la dinámica capitalista contemporánea ha logrado conectar fuertemente a capitales trasnacionales que operan en México y Centroamérica aumentando gradualmente la necesidad de los intercambios comerciales con la consiguiente construcción de infraestructura logística en todas las naciones con la modernización de carreteras, ampliación de puertos, rehabilitación de vías férreas, aeropuertos, etc.

Junto con este proceso, se esperaría una modificación a los procesos de militarización de la frontera sur de México (que ha llegado hasta el diseño de operaciones conjuntas entre Estados Unidos, México y Guatemala) y un cambio de política migratoria que deje de perseguir y criminalizar a los migrantes centroamericanos y que enlace de nuevo a los pueblos de Mesoamérica en una dinámica social, cultural, turística y comercial de otro tipo.

Dentro de ello cobra relevancia la discusión dentro del sector militar y naval mexicano de la recuperación de los márgenes de influencia del Estado Mexicano de hace algunas décadas y donde señalan la necesidad de construir una nueva hegemonía mexicana en el terreno político, social, económico y cultural con diferentes países de Centro América y El Caribe.

Para ello -por ejemplo- el Centro de Estudios Superiores Navales de la armada de México en su dossier sobre Visión Geopolítica: Realidades Compartidas introduce ya la idea de la conformación de un Área de Interés Estratégico del Sur Mexicano (AIESM) que estaría delimitada por los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán, Tabasco y la parte sur del estado de Oaxaca que se caracterizaría por procurar la protección de recursos naturales estratégicos que son parte de  la Heartland (tierra corazón) mexicana.

Basados en la idea de que el mundo experimenta un escenario geopolítico reconfigurado en relación a los Recursos Naturales Estratégicos (RNE) que tienden a la escasez absoluta y relativa, se plantea la necesidad de establecer mecanismos de defensa que permita a México proteger grandes recursos naturales como el petróleo, agua, la biodiversidad y la tierra fértil. 

En el caso de la AIESM se habla de la necesidad de asegurar un área que concentra agua, petróleo, minerales, tierras raras, maderas preciosas, plata y oro, así como la tierra que se utiliza para cultivar. Y para lograr eso se habla de una visión de expansión que “de manera preventiva contenga las pretensiones de potencias extranjeras sobre nuestros recursos naturales estratégicos”.

Por lo que se habla de conformar anillos de influencia el primero constituido por fronteras marítimas y terrestres (Guatemala y Belice), el segundo por el mar territorial y las Zonas Económicas Exclusivas y el tercer anillo por Honduras, El Salvador, Jamaica, Haití y República Dominicana. Esos anillos conformarían un área-tapón que buscaría amortiguar también la creciente presencia e intereses geopolíticos de la Republica Popular China en México.

No se sabe qué pensará el futuro gobierno de México sobre este tema, lo que es importante señalar es que la dinámica del capitalismo global puede provocar una militarización creciente de los espacios que poseen Recursos Naturales Estratégicos (RNE) en detrimento de la posesión agraria por parte de campesinos e indígenas en esta importante región de nuestro país. El proyecto del istmo de Tehuantepec que pretende impulsarse debe ser revisado realmente en cuanto sus impactos culturales, sociales, ambientales y el riesgo que puede producir para la seguridad nacional.

La relación con los países de Centroamérica debe basarse realmente en el respeto a la soberanía nacional y construyendo relaciones económicas equilibradas y de comercio justo que permitan el florecimiento del buen vivir entre los pueblos mesoamericanos.



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