miércoles, 25 de noviembre de 2015

La lógica de la barbarie



Creemos que casi todos ante los ataques terroristas sufridos en Paris hemos sentido nuestro desconcierto, indignación y repudio generalizado.  Y estuviéramos dispuestos  a suscribir lo que señalaba un periodista: “Hay al menos una cosa en la que todos estaremos de acuerdo: los autores de semejante salvajada son unos verdaderos monstruos”. Hoy mismo, sin ir más lejos, el Papa Francisco afirmaba que: "el mundo entero está en guerra; quienes hacen las guerras son malditos, delincuentes".

Pero nos interesa más preguntarnos cuál es la lógica que está por detrás de estos hechos, a qué responde y qué es lo que busca.  Los especialistas islámicos nos dicen sin rodeos que los actos terroristas “esperan como resultado de sus acciones un crecimiento de la islamofobia (odio al mundo islámico), una estigmatización de la comunidad musulmana que les ayude para el reclutamiento de nuevos miembros”.  Son portadores de un Islam que se contrapone a Occidente en tres cosas: 

1) al Occidente de las cruzadas y cristiano  

2) al Occidente sin Dios que debe ser combatido porque las libertades individuales atraviesan todo tipo de fronteras transformándose en libertinaje y donde el desarrollo tecnológico acabó dominando a la humanidad e incluso intentó competir con Dios  

3) un Occidente en el cual se va infiltrando la semilla peligrosa de una práctica religiosa islámica en la cual están cayendo muchos musulmanes: el diálogo con otras religiones y culturas.

La moderación, interpretada como contaminación de Occidente, es la predicación de una religión tolerante y dialogante con otras religiones, pueblos y culturas.  Y ese es el enemigo a combatir.  El fundamentalismo no acepta ese camino que se está dando en muchas sociedades más allá de sus fronteras originarias.  Necesita a como dé lugar predicar el odio y la violencia contra aquellos que intentan ganar terreno promoviendo un “islam plural y de paz”.  Por esta razón lo combaten.  Y el razonamiento hecho propaganda es el siguiente: el Islam occidentalizado se hace cómplice de los cruzados y de los pueblos sin Dios.

El estado islámico (ISIS) quiere la confrontación total para la conquista de Europa.  Sabe bien que eso va a desencadenar una guerra con los grupos xenófobos (que odian y rechazan al extranjero) de la derecha europea contra los inmigrantes y contra el mundo islámico.  Y a modo de reacción habrá diversos grupos islámicos moderados que caerán en los brazos de los grupos radicales conduciendo todo eso a la batalla final.  Es la lógica de que “cuanto peor, mejor”.  A medida que los europeos se hagan más  xenófobos, los musulmanes simpatizaran más con el Califato.  El ISIS quiere romper cualquier indicio de solidaridad entre la población musulmana y el resto de la población.  El “objetivo es la guerra total y no el diálogo”.

No debemos olvidar, por otra parte, que en Francia hay seis millones de musulmanes siendo uno de los países europeos cuya presencia es más fuerte.  Ante la pregunta por las consecuencias de la masacre en esta comunidad musulmana se constata un fenómeno novedoso: hay una revuelta moral por todos aquellos que no aceptan y rechazan que su religión se vincule tan fuertemente con la violencia.  Como musulmanes están rechazando  al terrorismo, a lo que se une una fuerte reivindicación de pertenencia a Francia, a sus  valores e, incluso, a sus símbolos patrios.  Todo esto hace ver que tratar de imponer el “terror” en estado puro ha sido una gran equivocación por parte del Estado Islámico debido a que hoy los musulmanes empiezan a estar en contra del terrorismo.

Terminamos recogiendo el pensamiento del eco-teólogo Leonardo Boff quien afirma que “la mayor expresión del fundamentalismo guerrero y exterminador es el representado por el Estado Islámico que hace de la violencia y del asesinato de los diferentes, expresión de su identidad”.  Y, desde la teología, nos preguntamos con José Ignacio González Faus: “esos monstruos del 13N ¿no habrán sido producidos, en parte al menos, por el sueño de nuestra razón económica? ¿Por esa razón del máximo beneficio, del mínimo salario, de nuestra monstruosa "reforma" laboral, de las jubilaciones de 3 millones para los banqueros, del saqueo del tercer mundo, del lujo, el despilfarro y la ostentación como motores de la economía, del acaparamiento del petróleo y del armamento cada vez mayor, para defensa de ese todo desorden?...”.

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