lunes, 30 de noviembre de 2015
La Cumbre de Paris
Para el mes de diciembre está programada la denominada “Cumbre de París” o, con otros apelativos, “La Conferencia de las Partes o COP 21”. Algunos piensan que marcará un “antes” y un “después” en la lucha contra el cambio climático gracias a la consecución de un compromiso vinculante y definitivo para la reducción de emisiones contaminantes a partir del año 2020. El objetivo fundamental del “acuerdo universal sobre el cambio climático” es limitar el aumento de la temperatura global en menos de 2º C. Para ello se reunirán 195 países entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre. Estos son los titulares que ofrece la prensa internacional.
Ya desde hace varios meses el Papa Francisco, teniendo presente la celebración de esta reunión, publicó la Encíclica “Sobre el cuidado de la casa común”. Adelantándose a este acontecimiento quiso poner en claro la posición de la Iglesia para que hubiera un diálogo serio, abierto y global. Es decir, que todos los países convocados pudieran aportar y dialogar sobre el tema debido a que todos están implicados y no hay espectadores; de su solución dependerá en buena medida el futuro de la humanidad.
En estos momentos el Papa Francisco se encuentra en uno de sus viajes apostólicos en África. Fue invitado por la Oficina de Naciones Unidas en Nairobi y volvió a platicar sobre el tema. Plantó un árbol en dicho centro y pronuncio un discurso donde vuelve sobre lo que meses antes había expresado en su Encíclica. Recogemos algunas de sus afirmaciones principales:
Ø “Plantar un árbol nos provoca a seguir confiando, esperando y especialmente comprometiendo nuestras manos para revertir todas las situaciones de injusticia y deterioro que hoy padecemos. Dentro de pocos días comenzará en París un importante encuentro sobre el cambio climático, donde la comunidad internacional como tal, se enfrentará de nuevo a esta problemática. Sería triste y me atrevo a decir, hasta catastrófico, que los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común y lleven a manipular la información para proteger sus proyectos”.
Ø «El clima es un bien común, de todos y para todos; [...] el cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad» cuya respuesta «debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados» Ya que «el abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, va acompañado por un imparable proceso de exclusión».
Ø “Estamos ante el gran compromiso político y económico de replantear y corregir las disfunciones y distorsiones del actual modelo de desarrollo”.
Ø “Espero que la Cumbre de París lleve a concluir un acuerdo global y «transformador» basado en los principios de solidaridad, justicia, equidad y participación, y orientando a la consecución de tres objetivos, a la vez complejos e interdependientes: 1.- el alivio del impacto del cambio climático, 2.- la lucha contra la pobreza y finalmente 3.- el respeto de la dignidad humana”.
Ø “Es necesario un diálogo sincero y abierto, con la cooperación responsable de todos: autoridades políticas, comunidad científica, empresas y sociedad civil”. Y, nosotros añadiríamos, religiones.
Ø “Para eso es necesario poner la economía y la política al servicio de los pueblos donde «el ser humano, en armonía con la naturaleza, estructura todo el sistema de producción y distribución para que las capacidades y las necesidades de cada uno encuentren un cauce adecuado en el ser social» No se trata de una utopía fantástica, por el contrario, una perspectiva realista que pone la persona y su dignidad como punto de partida y hacia donde todo tiene que fluir”.
Ø “Aun reconociendo lo mucho que se ha trabajado en esta materia, parece que no se ha llegado todavía a un sistema comercial internacional equitativo y totalmente al servicio de la lucha contra la pobreza y la exclusión”.
Honduras, como tantos otros países, estará presente en esta Cumbre. Deseamos que lo que allá se acuerde y decida signifique una superación de nuestro actual sistema económico globalizado, excluyente e injusto. Y, sobre todo, esperamos que estos planteamientos del Papa Francisco sean indicativos de la “hoja de ruta” que tenemos que seguir para lograr una humanidad solidaria, ecológica e incluyente.
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