Donde hay fondos de pensiones y jubilaciones, ahí tienen los ojos puestos los señores de Casa presidencial. Con pelos y señales se conoce la historia de amor, traición y estafa entre los políticos y el INPREMA y el INJUPEM. Pero aún más fantástica, cínica e hipócrita es la historia entre el actual presidente y el Instituto Hondureño de Seguridad Social.
El mayor de testigo de la historia de amor entre Juan Orlando Hernández y el seguro social, es David Romero; quién mostró parte de la evidencia del saqueo de los siete mil millones al Seguro social, y mostró los cheques sirvieron para financiar desde las pasiones ocultas de Mario Zelaya, hasta para financiar la campaña política del Presidente Hernández.
Fiel a su tradición de mafioso, el inquilino del poder ejecutivo le echó el ojo a los fondos del Régimen de Aportaciones Privadas, más conocido por RAP. Mandó al Congreso Nacional una propuesta para reformar de los artículos 36 y 53 de la ley que regula el RAP. La reforma de la discordia fue al artículo 36 dónde se abrió la puerta para que parte de los fondos (5,500 millones) del RAP, también pudieran utilizarse en inversiones para la producción de energía, compra de bonos al gobierno, entre otras cosas.
En un país con una institucionalidad decente, estas reformas se verían como una oportunidad. El problema que estas reformas SON en Honduras, y ADEMAS promovidas desde casa en gobierno y aprobadas a mata caballo en el Congreso Nacional con los votos del partido Nacional, y con la complicidad de los diputados del partido Liberal, que juntos representan el terror de todos los institutos de jubilaciones y pensiones del país.
Como todos ya conocemos en política no hay cena gratis y esta reforma tampoco es de gratis. Todos los saben, menos los señores que representan las centrales obreras en el RAP, quienes avalaron y apoyaron la iniciativa de casa de gobierno. La complicidad de las centrales obreras con el gobierno es tan fuerte, que en la actualidad no fueron los lideres obreros quiénes salieron a defender a los trabajadores, sino los miembros de la empresa privada, quiénes han reclamado que los fondos del RAP son de los trabajadores.
Ante la amenaza a los fondos del RAP, se ha tenido una reunión de emergencia del Consejo Económico Social, con el propósito de aclarar que los fondos son de los trabajadores y que seguirán en las manos de la administración del RAP. Está bien la reunión y trasladar confianza a los trabajadores, sin embargo, mientras no se derogue la reforma al artículo 36 de la ley de RAP, la amenaza se mantiene intacta. Y puede hacerse realidad el pronóstico del director ejecutivo del COHEP, Armando Urtecho, que afirmó que “con esa reforma que se hizo a la ley del RAP sobre el uso del excedente de las aportaciones de los trabajadores, no me queda duda que esos excedentes van para campaña política”.
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