miércoles, 11 de noviembre de 2015
La indignación del Padre Melo desde Noruega
Por Rodolfo Cortés Calderón *
Desde la semana pasada el hondureño Padre Melo se encuentra en la tierra de los fiordos, los múltiples paisajes isleños y los hermosos bosques amorosamente cuidados por su ciudadanía. Su presencia allá no es de solaz -como acostumbran los políticos hondureños viajando con los dineros del pueblo- sino, para denunciar todas las arbitrariedades e injusticias que el estado de Honduras, principalmente de los dos últimos gobiernos cachurecos (sinónimo de ladrones y corruptos), cometen contra su sencillo y humilde pueblo.
El Reino de Noruega, con sus 5 millones de habitantes es una monarquía democrática parlamentaria, actualmente manejada por una derecha conservadora, que vela tanto por la calidad de vida de su ciudadanía y donde el índice de desarrollo humano y de bienestar, es de 0.944 puntos (año 2013), el más alto del mundo.
Como muchos estamos enterados, el padre Ismael (Melo) Moreno Cto viajó a aquellas latitudes para recibir el honroso Premio RAFTO 2015 “Por la Defensa de los Derechos Humanos y la Libertad de Expresión”, pero antes de recibir este honroso premio tuvo varias disertaciones en las cuales expuso las razones del sufrimiento del pueblo hondureño y los motivos de su resistencia e indignación en base a cinco consideraciones, a saber:
Un proyecto político autoritario que representa a la élite oligárquica que concentra todos los recursos del país en unas 17 familias.
La militarización que es sostenida por gran parte del presupuesto nacional.
Asistencialismo que representa la perversidad política de mantener a los pobres del lado de quienes los han empobrecido.
Propaganda publicitaria que muestra a la dictadura como una forma de democracia, y
El uso del nombre de Dios para radicalizar el neoliberalismo.
Poniéndole carne, sangre y nervios a estos cinco elementos, agregaríamos, que esta oligarquía inició su afianzamiento durante los diferentes gobiernos de facto de corte militarista desde mediados del siglo pasado -pero con más fuerza durante el gobierno dictatorial-militar-nacionalista de Oswaldo López Arellano -que se fortaleció posteriormente con los gobiernos neoliberales de la llamada “era democrática” desde el gobierno de Roberto Suazo Córdova hasta nuestros días, pero más visible y grosero desde el gobierno de Rafael Leonardo Callejas, cuando los bienes del Estado empezaron a ser regalados como piñata a la oligarquía criolla, pero también a las transnacionales, como son los casos de los recursos tierra, bosque, agua, subsuelo (minería), mares, ondas etéreas etc. y se inició un periodo de pérdida de la soberanía, la institucionalidad y las leyes que favorecían el bienestar social de las mayorías. En esta entrega de la soberanía están incluidas las ZEDES o ciudades modelo, las empresas mineras, petroleras e hidroeléctricas.
A esta infamia se ha agregado la militarización de la sociedad. Actualmente las Secretarías de Defensa y Seguridad que involucran a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional absorben una gran tajada del presupuesto nacional que ha precarizado importantes ministerios sociales como los de salud, educación, obras públicas, energía, telecomunicaciones y agricultura. A esto hay que agregar los fondos del tazón que superan los 2000 millones de Lempiras anuales, de los cuales nadie da cuenta, ni se auditan. Además hay que sumar que casi todas las secretarías del Estado destinan fondos a las Fuerzas Armadas para realizar actividades que son de suyo propias de estos ministerios.
Por otro lado, el asistencialismo permitido y manipulado por el gobierno de Juan Orlando Hernández, JOH, contra más de cuatro millones de ciudadanos empobrecidos y viviendo en miseria que son mantenidos como pordioseros con sus programas asistencialistas: “con chamba vivís mejor” -o sea trabajo por horas-, “la bolsa solidaria”, “los bonos escolares”, “bono de la tercera edad”, el famoso “actívate” y otra serie de circo y pan levantados como bandera “solidaria” por el partido Nacional.
Pero lo más vergonzoso e indigno de lo planteado por el padre Melo es el cuarto señalamiento, relacionado con la propaganda publicitaria, donde el grueso de las corporaciones mediáticas y periodistas sicarios, vendidos y chantajeados sacan sus beneficios y se han prestado al juego de la corrupta dictadura azul, donde el gobierno está invirtiendo millones de lempiras obtenidos de fondos mal habidos provenientes del narcotráfico y el saqueo de los presupuestos nacionales.
En cuanto al uso de Dios y de las religiones pentecostales al influjo neoliberal, esto forma parte de la escalada imperialista iniciada desde los años 60 por los presidentes Eisenhower y Kennedy dentro de la campaña terrorista de Estados Unidos para desestabilizar a Cuba y los gobiernos progresistas que surgieran en América Latina. Como una grave consecuencia de esto, hoy padecemos con creces este mal porque estos fanáticos fundamentalistas se han incrustado en la conciencia de millones de ingenuos empobrecidos.
* Ingeniero agrónomo hondureño
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