martes, 1 de mayo de 2012

Amenazas y agresiones no merman la determinación de luchar por los DDHH




Por Marvin Palacios

Las amenazas, las agresiones y los seguimientos se han convertido en nubarrones que han puesto en peligro la vida de Noemí Pérez, defensora de derechos humanos y fundadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).

El pasado viernes 19 de abril un hombre de complexión gruesa, de tez trigueña y con corte de cabello estilo militar, se encontraba dentro de vehículo que estaba estacionado frente al portón de ingreso al COFADEH, alrededor de las 8:00 de la mañana.

Cuando el individuo vio a Noemí, procedió a proferirle insultos en los que expresó: ¡ya van a ver hijas de la gran puta….!....¡ya van a a ver……!, acto seguido el sujeto sacó un pedazo de palo y se lo arrojó a la humanidad de Noemí, el trozo de madera le impactó en su pierna derecha. Segundos después el tipo arrancó a toda prisa en el vehículo en el que se conducía, Noemí quedó sorprendida y asustada por la agresión e ingresó rápidamente a la sede del comité.

Noemí Pérez es uno de los rostros más reconocidos y emblemáticos del COFADEH, en donde llegó cuando apenas era una niña acompañando a su madre Fidelina Borjas, quien luego de la desaparición forzada de su hijo Samuel Pérez Borjas en 1982, luchó toda su vida por conocer el paradero de su vástago desaparecido por agentes del Estado, quienes en la década de los años ochenta, a través de “los escuadrones de la muerte” secuestraron, torturaron y desaparecieron a centenares de personas ligadas al movimiento social hondureño que lucharon contra la ocupación de tropas extranjeras en el territorio hondureño, los gobiernos represivos y la restricción de las libertades individuales.

El joven Samuel Pérez Borjas fue detenido-desaparecido el 24 de enero de 1982, junto a otros cuatro jóvenes: María Ediltrudis Montes, Enrique López Hernández, Julio César Méndez y otro jóven no identificado en la aduana terrestre El Guasaule, frontera Honduras- Nicaragua.

Era una época de terror en que se perseguía a los opositores políticos y se estigmatizaba a toda aquella persona que expresara su descontento y critica contra los “gobiernos constitucionales”, controlados y manipulados por las cúpulas militares obedientes a los dictados del Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, que en el afán de fraccionar los liderazgos sindicales, obreros, campesinos, intelectuales y progresistas, convirtieron a los países de Centroamérica, en un polvorín.

Bajo ese contexto creció Noemí Pérez acompañando el primer viernes de cada mes, los plantones que a lo largo de 29 años ha venido realizando el COFADEH en la Plaza de los Desaparecidos en el centro de la capital.

Noemí vivió y sufrió los insultos y los ataques de la Guardia de Honor Presidencial (que custodiaban la antigua Casa Presidencia, localizada en los años ochenta a pocos metros del Congreso nacional) , cuyos efectivos empuñaban sus fusiles y bayonetas para destruir las mantas con los rostros de los desaparecidos y desaparecidas, que portaban valientemente los familiares de las víctimas.

Ella consoló las caritas arrugadas de las viejitas, madres de los desaparecidos, que cubrían sus cabelleras plateadas con sus pañuelos blancos, que se reunían para exigir verdad y justicia para sus parientes, víctimas de la desaparición forzada.

En el año 2004, Noemí escribió una carta, cuyos versos están guardados en el espacio Memorias Vivas del COFADEH y que tituló “Los 184 Desaparecidos, mis hermanos”. La carta expresa lo siguiente: “Yo, Noemí Pérez, hermana de 184 desaparecidos, inicié la defensa de los derechos humanos a la edad de 15 años. Han transcurrido 22 años de lucha, de esperanza y con sed de justicia. Día a día esperamos que algún Gobierno dé el espacio de reconocer que en Honduras, sí hay desaparecidos, asesinados, torturados”.

“Nosotros los familiares estamos en pie de lucha recordando a los responsables de estos crímenes, que así como los señalamos, los retamos todavía de no tener el valor y la decencia de aceptar su responsabilidad”.

“El Cofadeh abre sus puertas a quienes no se les escucha. Aquí estamos en esta Semana Internacional del Detenido Desaparecido, trabajando para salir a La Plaza de los Desaparecidos y como siempre recordarle al pueblo hondureño que aunque el tiempo pase, nuestras heridas siguen abiertas ante la indiferencia de los cómplices, de los asesinos, de los torturadores y de los impunes”.

“Mi hermano Samuel Pérez fue desaparecido el 24 de enero de 1982, desde entonces sigo exigiendo verdad y justicia”. Cofadeh, mi organización, la quiero. Mi madre, es un ejemplo, la adoro y la quiero mucho. Ella pide no morirse sin antes no saber nada de su hijo Samuel”.

“Bertha Oliva, mi compañera y mi maestra. Me vio crecer y me comprende. Mis compañeros de trabajo son mi familia y los 184 desaparecidos, mis hermanos”.

Han sido años difíciles para Noemí y a pesar que ya no está con ella su madre Fidelina Borjas, su lucha por conocer la verdad se extiende hasta el presente, en un país cuyos gobernantes han apoyado un proyecto político para esconder la verdad y mantener el olvido de la terrible década de los años ochenta, cuando se perpetraron graves violaciones a los derechos humanos.

Actualmente Noemí continúa en la búsqueda por obtener verdad y justicia, su fuerza y entusiasmo, su alegría y su rostro sonrosado y sereno, se mantienen incólumes y ha acompañado junto a su familia, al movimiento social hondureño durante muchos años. De ahí que las centrales obreras, campesinas y organizaciones de derechos humanos reconozcan a Noemí Pérez en cualquier parte, como defensora de derechos humanos del COFADEH.

Por eso es que cuando se insulta, se ataque y agrede a Noemí Pérez, se ataca al COFADEH, como lo expresara el martes 27 de abril en conferencia de prensa la Coordinadora General Bertha Oliva, cuando expuso ante los medios de comunicación, que las agresiones contra el comité que alcanzaron niveles insospechados después del golpe de Estado en junio de 2009, han pasado de mensajes con contenidos sexuales violentos, hasta llegar en las últimas semanas a las agresiones físicas.

Por su parte Noemí reaccionó expresando que ninguna agresión, intimidación o amenaza, detendrá su lucha como defensora de derechos humanos del COFADEH.

En torno a la trabajo que realizan centenares de personas en el ámbito de la defensoría ciudadana, la Coordinadora General del COFADEH indicó que ha venido demandando de las autoridades policiales y militares que muestren respeto hacia las defensoras y defensores de derechos humanos, que brinden protección y que no obstaculicen el trabajo de defensoría.

Bertha Oliva ha ido más allá, y en la actualidad promueve la discusión de un borrador de Ley de Protección para Defensoras y Defensores de derechos humanos, dentro del espacio denominado E-defendeh, un anhelo que es respaldado por la comunidad internacional.

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