Investigaction
Por Marc Vandepitte
Foto: Karina Brys
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Marc Vandepitte, lector infatigable, presenta en este artículo varios hechos destacados, varias cifras y citas de todo el mundo que apenas han atraído la atención de los demás medios de comunicación, pero que sin duda hay que mencionar para entender el caótico mundo actual
Un impuesto covid
El coronavirus ha supuesto un golpe sin precedentes para la economía. En el segundo trimestre en el mundo había casi 500 millones de personas menos con trabajo. El FMI calcula en 28.000.000 millones de dólares el coste total para el periodo 2020-2025, lo que representa no menos del 32 % del producto mundial, es decir, la misma riqueza que ha producido Bélgica en medio siglo. Los gobiernos han inyectado sumas considerables a la economía para evitar que se desmorone totalmente. Hasta el momento se han inyectado unos 11.700.000 millones de dólares, es decir, un 13 % del producto mundial.
La gran pregunta es, por lo tanto, quién va a pagar esta enorme factura. Siguiendo la política neoliberal, en la crisis financiera de 2008 se le hizo pagar la factura a la población activa por medio de planes de austeridad y de reducciones de salarios. Pero ¿saben ustedes que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual es, precisamente, el motor de la política de austeridad de estos últimos cuarenta años de pronto ha dado un giro de 180 grados? Según el FMI, esta crisis provocará unos “daños duraderos” a la economía y constituirá un “importante revés para el nivel de vida de la población de todo el mundo”. Por consiguiente, afirma el FMI, se deberían aumentar los impuestos a las personas ricas y a las empresas (1). ¿A qué esperamos para hacerlo?
Ánimo de lucro y vacunas
Es excelente que pronto haya una vacuna. Pero con la inmensa atención que se le está prestando exclusivamente a Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson es como si nuestra salud dependiera de las multinacionales y de los capitales privados, aunque la realidad es lo contrario.
Desde la aparición de los otros dos coronavirus, el SRAS en 2002 y el MERS en 2012, los científicos nos habían advertido varias veces acerca de esta nueva pandemia (2). En 2016 la Organización Mundial de la Salud clasificó el coronavirus entre las ocho principales amenazas virales que requerían más investigación (3). Sin embargo, a las empresas farmacéuticas no les interesaba porque en aquel momento no se preveían beneficios, de modo que no es de extrañar que nos hayamos encontrado con que no estábamos en absoluto preparados para la pandemia más previsible de todos los tiempos. Según Chomsky, los intereses del mercado han desempeñado una vez más un papel ansiogénico en detrimento de la humanidad.
Conviene saber que entre 2009 y 2018 las grandes farmacéuticas gastaron más dinero en pagar dividendos y en comprar sus propias acciones que en investigación y desarrollo (4).
También conviene saber que los gobiernos y las organizaciones supranacionales han sufragado en gran parte el costo de investigación y desarrollo de las vacunas y medicamentos para el covid-19. Solo en Estados Unidos se trata de 10.000 millones de dólares. Es, pues, mucho dinero de los gobiernos, pero ¿adivinan quién se va a embolsar dentro de muy poco los descomunales beneficios? Basta con mirar la cotización en Bolsa de las grandes farmacéuticas implicadas.
Las enormes diferencias de los precios de las vacunas demuestran que para las grandes farmacéuticas se trata solo de una cuestión de dinero. ¿Sabían que Moderna pide hasta 37 dólares por dosis, mientras que AstraZeneca pide entre 3 y 4 dólares? Johnson & Johnson y Sanofi piden 10 dólares por dosis.
Vacunar: más fácil de decir que de hacer
Es la primera vez en la historia que se tiene que vacunar a toda la población del mundo a la vez, pero, como se suele decir, lo que salva vidas humanas no es la vacuna sino la vacunación. Y es que vacunar a 7.800 millones de personas será una hazaña gigantesca. ¿Saben que solo en Estados Unidos se necesitarán 850 millones de jeringas? En mayo este país apenas tenía 15 millones almacenados. Para los países menos ricos el problema será todavía más grave.
Los transportes supondrán un reto enorme. ¿Saben que para distribuir una sola dosis a todos los habitantes del planeta se necesitarán 8.000 vuelos de un Boeing 747 cargo? Las vacunas de Pfizer y de Moderna requieren dos inyecciones.
Además, es necesario refrigerar las vacunas. La de Pfizer se tiene que conservar a una temperatura inferior a -70°C. La producción de estas unidades de refrigeración especializadas está en pleno apogeo, pero se necesitarán varios meses antes de que todos los países dispongan de instalaciones suficientes. ¿Sabían que Estados Unidos no dispone de estas instalaciones y que debe encargarlas a China, el país contra el que ha emprendido una guerra comercial? China tiene los precios más bajos y la mayor capacidad en este sector.
Para la mayoría de los países del Sur es imposible, cuando no prohibitivo, almacenar y transportar vacunas a temperaturas de congelación. Afortunadamente, hay una alternativa: como AstraZeneca, los chinos han creado una vacuna que se puede conservar a una temperatura normal de refrigeración (2°C – 8°C) durante tres años.
En todo el mundo tenemos actualmente 11 vacunas candidatas en fase 3, que es la última fase antes de la aprobación oficial. ¿Sabían que cuatro de estas candidatas son de fabricación china? ¿Y sabían que China ha donado 2.000 millones de dólares a Covax, un grupo de compra conjunta mundial apadrinado por la ONU cuyo objetivo es vacunar al 20 % de la población, en particular de los países del Sur, de aquí a finales del año que viene? La contribución china es cuatro veces mayor que la de la Unión Europea.
Notas:
(1) Textualmente se afirma: “La mayor parte de las economías sufrirán daños perdurables en el potencial de oferta, como consecuencia de los daños perdurables que dejarán la profunda recesión de este año y la necesidad de cambio estructural. Las persistentes pérdidas del producto constituyen un grave revés para los niveles de vida en relación con las expectativas que existían antes de la pandemia.
Si bien será difícil adoptar nuevas medidas de ingreso fiscal durante la crisis, los gobiernos quizá deban plantearse la posibilidad de incrementar los impuestos progresivos aplicados a los particulares más acaudalados y a los que se ven relativamente menos afectados por la crisis (por ejemplo, subiendo las tasas impositivas vigentes para las categorías de ingreso más altas, las propiedades más costosas, las ganancias de capital y los patrimonios), así como la posibilidad de modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos acordes con sus ganancias”, FMI, Perspectives de l’économie mondiale, octubre 2020, p. xiv y xviii.
(2) Richard Horton, The COVID-19 Catastrophe. What’s Gone Wrong and How to Stop it Happening Again, Cambridge, 2020, p. 33-34.
(3) World Health Organization, An R&D Blueprint for Action to Prevent Epidemics, Plan of Action May 2016, p. 22.
(4) Los beneficios de una sociedad que cotiza en Bolsa se pueden o bien reinvertir en una nueva sociedad por medio de una producción suplementaria o por medio de la compra de nuevas tecnologías, de la investigación y desarrollo, etc., o bien se pueden distribuir a los accionistas (dividendos) o utilizarse para volver a comprar acciones. Esta última opción generalmente permite aumentar el precio de las acciones, lo cual es interesante para los accionistas. Las dos últimas opciones se hacen en detrimento de una inversión en el futuro de la empresa. En el caso de la industria farmacéutica la investigación y desarrollo son proporcionalmente muy importantes.
Este artículo se publicó originalmente en De Wereld Morgen. Traducción del neerlandés al francés por Anne Meert para Investig’Action.
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