miércoles, 9 de octubre de 2019

La incapacidad de los gobernadores



Los Estados y sus gobernadores no logran entender la difícil situación que viven sus pueblos. La gente demanda empleos dignos y salarios justos, demandan seguridad para disfrutar con su familia de un ambiente sano, demandan educación y salud gratuita y de calidad porque son derechos, y un Estado responsable está en la obligación de suplirlos.

En pocas palabras, los Estados y sus gobernadores están siendo demandados por la ciudadanía para que cumplan con los derechos humanos de su población. Y como no están cumpliendo, y lejos de mejorar están precarizando aún más la vida de la gente, no hay de otra que tomar un bolsón, llenarlo de esperanzas y salir a buscar oportunidades en otra tierra, a buscar sobrevivir en otro país. Eso es lo que hoy vivimos con la migración forzada y el desplazamiento obligado que vive nuestra gente.

Sólo hay que echar una mirada al país que tenemos. Un país donde no funciona la justicia, aquí se mata, se asesina, se roba y se abusan, y no hay nadie que ponga orden. Los poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial, están dominados por una única persona. Aquí hasta las primeras damas se sienten con la autoridad para robar, los corruptos se apoderaron de los recursos públicos, los impunes hacen y deshacen, y lastimosamente los pequeños asomos de justicia como la condena a la ex primera dama de Lobo responden más a un revanchismo, venganza y protección de un fulano que busca a toda costa salvar su propio pellejo.

Señalado en las cortes de los Estados Unidos por estar vinculado a las actividades del narcotráfico, cada vez más cercado con la caída de gente cercana e incluso de su círculo familiar, el “honorable” ciudadano nos vende, como solución a la migración masiva, sus programas de vida mejor cargados de mucha demagogia, atrapado en la corrupción y utilizado como cheque para comprar gobernabilidad.

Y para variar, en nombre de la transparencia y con el fin generar una mejor auditoría, los partidos políticos se reparten los puestos públicos como lo que acontece alrededor de los nombramientos en los cargos de los nuevos entes electorales. Más de lo mismo para fortalecer el sistema de impunidad que reina en la administración del Estado.

Honduras necesita a unos gobernadores que vean la realidad del país, que profundicen sobre las causas de la migración y el desplazamiento forzado y planteen soluciones integrales que nos pongan en el camino que nos lleve a vivir en un mejor país, sin corruptos y narcotraficantes.

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