sábado, 12 de octubre de 2019

En acuerdo, gobierno de Honduras asume lenguaje de represión contra migrantes



El gobierno de Honduras y Estados Unidos suscribieron un acuerdo migratorio como parte de la ruta de consolidación de la cooperación y las relaciones bilaterales entre ambos países.

El canciller hondureño Lisandro Rosales dijo que, Honduras es el único país que ha firmado cuatro acuerdos sobre: Seguridad Fronteriza, Información Biométrica Migración, empleo e Inversión. Ellos lo califican como un acuerdo integral. El funcionario anunció que el plan de acción comenzará dentro de dos meses.

Pero dicho acuerdo migratorio no es de nadie conocido, según Karla Rivas, coordinadora de la Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica, RJM. “Lo primero que sabemos es que no sabemos todo, y partiendo de eso hay muchas cosas que decir”, señaló Rivas.

Manifiesta que aunque conocen los acuerdos, les preocupa la forma como el gobierno se está refiriendo a los migrantes. “Dice el Canciller que la idea de estos acuerdos es hacer más difícil el camino de los migrantes, o es represarlos o reducir la capacidad de los migrantes extra continentales, pues este discurso de represión es el mismo discurso que se ve en México y que se ve en Estados Unidos con nuestros compatriotas”, dijo Karla Rivas.

El gobierno asegura que, a cambio de este acuerdo, se firmó con Estados Unidos, un convenio para dar visas de trabajo migratorio. En los próximos días estarían viajando al Estado de Georgia unos 100 hondureños para trabajar en una empresa que fabrica palos para carga. Anunció que se han estimado unos 25 mil puestos de trabajo para cruceristas y 20 mil para el sector agrícola. Los tiempos de trabajo van desde 8 meses a un año.

Radio Progreso (RP) habló con la coordinadora de la Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica, Karla Rivas (KR) sobre esta realidad que enfrenta la población migrante.

RP. ¿Qué se sabe del acuerdo migratorio entre Estados Unidos y Honduras?

KR. Lo primero que sabemos es que no sabemos todo, y partiendo de eso hay muchas cosas que decir. El acuerdo con Honduras no necesariamente se negoció en un mes como lo dice el gobierno porque si recordamos, comenzamos el 2019 cuando Juan Orlando Hernández fue a la toma de posesión de Bolsonaro (presidente de Brasil) y estuvo también un alto representante del gobierno de Estados Unidos y allí comenzaron unas primera negociaciones y conversaciones… a partir de eso hubo diez o doce encuentros no sólo de Honduras sino de El Salvador y Guatemala con funcionarios de diferentes niveles de Estados Unidos para conversar sobre el tema de la seguridad.

RP. ¿Es un problema de seguridad?

KR. Para nosotros que estamos trabajando con poblaciones migrantes, con personas que están atendiendo a los deportados, quienes son los que necesitan protección internacional, el problema no es de seguridad sino de derechos humanos, es un problema de migración mal gestionada y es un problema de falta de protección internacional para nuestros países.

RP. ¿Cuál es el objetivo de Estados Unidos?

KR. Es poner unos muros. Hay que recordar que en Estados Unidos están en proceso de reelección, y Donald Trump quiere reelegirse y ese fue el tema que usó en su primera campaña política, fue un discurso antiinmigrante y frente a eso, la respuesta que da es la seguridad, es decir, la construcción de fronteras, y las fronteras no necesariamente son físicas, y lo que ha construido Honduras con Estados Unidos es una nueva frontera para un tipo de nacionalidades, pero ya lo había hecho México, Guatemala, lo acaba de hacer El Salvador.

RP. ¿Cómo piensa responder Honduras en el tema de la seguridad fronteriza?

KR. Honduras desde hace unos años ya tiene unos acuerdos de cooperación en seguridad fronteriza con Guatemala, con El Salvador y Nicaragua, es la Fuerza de Tarea Conjunta Maya Chortí, con la que implementan una respuesta militar para evitar el tráfico de drogas y el tráfico de personas.

RP. ¿Tiene Honduras algún objetivo marcado en este acuerdo?

KR. La lectura que nosotros hacemos desde la Red Jesuita con Migrantes en Centroamérica es que, para el régimen actual, este acuerdo y todo lo que signifique una fotografía con Donald Trump es importante, no por lo que vaya a implicar en términos de inversión, de trabajo para la gente que está en Honduras o para evitar que la gente salga, sino en términos de un oxígeno que le está dando al régimen. Una fotografía con Trump sirve más que 10 millones de dólares.

RP. Hablan de visas para unos 40 mil trabajadores hondureños, ¿qué significan estas cifras para un país de desempleados como Honduras?

KR. De la experiencia que hemos tenido, es muy fácil ofrecer y lo hicieron. Por ejemplo, en la campaña el régimen de JOH había prometido 600 mil empleos, si se revisa ahora cuántos empleos hay, esos no existen. Si es cierto puede ayudar, ojalá 40 mil personas puedan ir de manera regular y conseguir un trabajo porque un trabajo en Estados Unidos le va a ayudar a pagar, sobre todo las deudas que es lo que más le aflige a la gente, pero no va a resolver el principal problema de país porque no es sólo resolver la vida de 40 mil personas sino de nueve millones de habitantes.

RP. ¿Podrá llegar Estados Unidos a tener este tipo de acuerdos con Panamá, Colombia, Ecuador y Brasil?

KR. Yo creo que sí porque de hecho cuando estaba negociando el acuerdo con Honduras desde la Red Jesuita, advertíamos lo estaban negociando y no lo informaban, de hecho, ya lo negociaron y lo firmaron y todavía la sociedad civil no hemos tenido acceso a ese documento. En Panamá, según nos han contado nuestros colegas del Servicio Jesuitas, ya hay un tipo de negociaciones, pero siempre son “bajo bajo”, Costa Rica ya tiene un acuerdo con Panamá, con Colombia no sería un problema porque, utilizando los términos del canciller, ya hay una relación histórica de Colombia con Estados Unidos.

RP. ¿El acuerdo migratorio con Honduras sólo incluye detener el avance de migrantes cubanos y nicaragüenses?

KR. Estuve revisando en entrevistas que justo antes dio Juan Orlando Hernández y ya hablaba de estas nacionalidades, una semana después el Canciller decía que no habían decidido las nacionalidades, pero luego en otro medio en el que estuvo el General Pacheco, la Directora del Instituto Nacional de Migración y el Secretario del Trabajo si hablaban de nacionalidades. Unos dicen una cosa y otros manejan otra información.

RP. ¿Será que no todos los funcionarios manejan esa información?

KR. Puede ser eso o puede ser que sí realmente han decidido que en principio van a ser sólo cubanos y nicaragüenses, pero van eventualmente, en estos 60 días que están transcurriendo desde la firma, van a poner otras nuevas nacionalidades que no sería un mayor problema para Honduras porque si le dicen que no deje pasar un extraterrestre no lo dejarán pasar.

RP. ¿Cómo interpretan ustedes esta especie de “secretividad” del acuerdo?

KR. Es un muy difícil porque en El Salvador y en Guatemala que ya pasó, se comenzaron hacer unos procesos legales para conocer el documento y luego ver si había algún tipo de implicación que fuera en contra de la soberanía de los países. En Guatemala y El Salvador recién se ha conocido, pero en Honduras ni siquiera nos podemos plantear eso porque no conocemos el documento.

RP. ¿Qué les preocupa de lo poco que se conoce?

KR. Aunque no conocemos el acuerdo, la forma en la que están hablando nos preocupa muchísimo porque, por ejemplo, dice el Canciller que la idea de estos acuerdos es hacer más difícil el camino de los migrantes, o es represarlos o reducir la capacidad de los migrantes extra continentales, pues este discurso de represión es el mismo discurso que se ve en México y que se ve en Estados Unidos con nuestros compatriotas.

RP. Tanto Estados Unidos como Honduras han evitado llamarle a este acuerdo “acuerdo de tercer país seguro”, ¿por qué?

KR. Por la experiencia que se tuvo en Guatemala. En Guatemala comenzó con el proceso y se metió la Corte de Constitucionalidad, la Iglesia Católica y las diferentes organizaciones que decía el por qué Guatemala no es un país seguro. Guatemala es el segundo país que tiene ahora mismo solicitantes de asilo en Estados Unidos, tiene los niveles de pobreza tan altos como los de Honduras, entonces no hay condiciones para decir que Guatemala es un país seguro. Ese término de “tercer país seguro” se ha convertido como en una mala palabra.

RP. ¿Qué es un país seguro?

KR. Cuando hablamos de tercer país seguro estamos hablando de un mecanismo, de una figura, de un lenguaje que es propio de protección internacional, es decir, de asilo, de refugio, y es un convenio entre dos países. Por ejemplo, si un ciudadano de Haití llega a España a solicitar asilo porque su Estado no lo puede proteger, pues España le pregunta si pasó por ejemplo por Grecia, y él responde que sí, pues lo mandan a ese país para que desde allí soliciten asilo y que allí espere la respuesta.

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