El Juicio que actualmente se lleva a cabo en la Corte de New York contra Juan Antonio Hernández, está poniendo al descubierto público nacional e internacional la trama político criminal que compromete el accionar de Juan Orlando Hernández. Este juicio confirma lo que diversas voces habían venido denunciando desde hace algún tiempo y que ha producido muertes, persecuciones, exilios, cárcel y descalificaciones.
Se está evidenciando que su carrera política y su liderazgo se alimentaron con dineros sucios. Alimentó las ambiciones de sus más cercanos colaboradores para poner el Estado al servicio de los negocios más ruines y vulgares del comercio de la droga. El juicio que se ventila en New York, confirma que se convirtió en saqueador junto con su familia de instituciones públicas, con dineros sucios para repartir a diestra y siniestra, alcanzó el puesto de diputado, tomó la presidencia de la República, implementó fraudes electorales, tanto en 2013 como en 2017 y organizó el mayor de los fraudes hondureños: imponer la inconstitucional e ilegal reelección presidencial.
De principio a fin ha sido un impostor y se ha sentido satisfecho porque ha comprado medios de comunicación y periodistas para que digan lo que él quiere que digan, callen lo que él quiere que callen y acusen o alaben según su gusto y antojo. Ha logrado comprar pastores, empresarios, líderes de algunas ONGS, y no pocos dirigentes comunales o gremiales. Él respira tranquilo en su silla de impostor, sobre la base de que toda persona que decida salir a la calle le espera una feroz represión militar y policial y la campaña publicitaria de los medios de comunicación tarifados.
Es claro que el impostor no renunciará. Por consiguiente, solo queda el camino de la presión social ciudadana. Esa es nuestra opción. Por eso nos unimos como convocantes, junto a otras organizaciones populares, a las movilizaciones que se iniciarán este miércoles 9 de octubre en cada región, según sus capacidades y decisiones. Nadie, que tenga sentimiento patrio, que le duela la destrucción de nuestro país puede quedarse indiferente y permitir que la máxima representación nacional nos avergüence a nivel mundial. Se trata de recuperar la institucionalidad, el Estado de Derecho y la dignidad como hondureños y hondureñas. No podemos esperar más.
Esto no se trata de quien convoca. Sumémonos a las calles sin distingos de ideologías o colores políticos, porque esto no es de izquierda o derecha, es asunto de dignidad nacional. Saquemos al narco dictador y su estructura criminal y de inmediato pongámonos de acuerdo en una propuesta de gobierno de transición. No esperemos más ni perdamos más tiempo. Toda la gente a las calles, a partir del miércoles 9 de octubre.
Por Honduras, Por Nuestra Dignidad.
¡¡Fuera CC-4, El Impostor, Con toda su estructura criminal y fraudulenta!!
Convergencia Contra el Continuismo (CCC) y Organizaciones Populares
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