jueves, 10 de agosto de 2017

Seis años de impunidad



La mañana del 14 de julio, mientras se dirigía de su casa a los estudios de Radio Joconguera, en el municipio de Candelaria, Lempira fue asesinado el comunicador social y corresponsal de Radio Progreso, Nery Geremías Orellana.

Geramías era un comunicador de 26 años que trabajaba como director de Radio Joconguera. Mantuvo una posición crítica al golpe de Estado de 2009, y realizó serios cuestionamientos sobre las deficiencias en los servicios de salud, administrados por la Mancomunidad de Municipios del Sur de Lempira (MOCALEMPA). Además dio cobertura a señalamientos sobre el manejo de fondos de la cooperación internacional por el Comité Central Pro- Agua de Desarrollo Integral (COCEPRADIL).

Seis años han pasado desde su asesinato y hasta la fecha el caso no ha sido investigado, no hay responsables materiales e intelectuales identificados. En ese sentido el Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús (ERIC-SJ), asistido por la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de California, Los Ángeles, denunciaron al Estado de Honduras ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

El abogado Joaquín Mejía, parte del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, ERIC dice que se denuncia al Estado porque no cumplió su obligación de garantizar la integridad física de Nery Geremías, pese a que se encontraba en condición crítica por las denuncias que realizó, además no ha realizado una investigación efectiva y sería, contribuyendo a que el caso permanezca en la impunidad.

Mejía cuenta que “el Estado ni siquiera aseguró la escena del crimen, no se realizó una autopsia y no entrevistaron nunca a posibles testigos que podían dar información sobre las amenazas que el comunicador estaba recibiendo”.

Nery Geremías Orellana forma parte de las 69 personas vinculadas a los medios de comunicación que han sido asesinadas en el periodo 2001- 2017, y que de acuerdo a Comisionado Nacional de Derechos Humanos, CONADEH, el 91% se encuentra en total impunidad.

Joaquín Mejía asegura que con la demanda esperan que el Estado Hondureño esclarezca la verdad sobre el asesinato de Geremías Orellana, sentar un precedente para la investigación del asesinato de las 69 personas vinculadas con medios de comunicación, y que el Estado adopte medidas para evitar la repetición de hechos como lo sucedido con el comunicador social y corresponsal de Radio Progreso.

El estado de Honduras nunca estableció una línea de investigación vinculada a su trabajo como periodista, atribuyó su asesinato a un robo común, sin analizar o comenzar una investigación para esclarecer si su muerte giraba en torno a su trabajo como periodista.

A criterio de Joseph Berra, director de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de California, Los Ángeles, es preocupante el nivel de persecución que se tiene contra los periodistas en el país. 

Asegura que es necesario que el Estado cree una cultura de respeto y aprecio a la libertad de expresión. Para hacerlo tiene que haber una investigación de las denuncias realizadas por los periodistas y comunicadores sociales, además de la no tolerancia a los actos de violencia contra los periodistas para poner fin a la impunidad en la que se encuentran los crímenes. 

Vacío en la familia 

La muerte de Nery Geremías Orellana, y la impunidad que rodea su caso, pusieron un estrés indebido a la unidad familiar y llevó a la prematura muerte de la madre de su pequeño hijo de 5 meses, quien ya se encontraba enferma.

Durante sus escasos 6 años de vida su hijo ha sufrido psicológica y moralmente al crecer con la ausencia de su padre y su madre. Su abuelo y abuela materna se han hecho cargo del menor, pese a ser personas de avanzada edad y en una condición económica precaria.

Al cumplirse el sexto aniversario del asesinato de Nery Geremias Orellana, con lágrimas en sus ojos, su padre Don Pedro Orellana lo recuerda como una persona ejemplar, que se ganó el cariño y admiración de la población de Candelaria, Lempira.

“Fue un buen hijo, amable con gente, era muy comprometido con las causas justas de la población en Candelaria” asegura. 

El compungido padre dice que Nery dejó un gran vacío en la familia y la comunidad. “La falta de un ser querido no es nada fácil, ahora que se presentó el caso a nivel internacional, la única exigencia que tenemos como familia es que se haga justicia”, demanda.


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