martes, 15 de agosto de 2017

El Caribe busca alternativas agrícolas contra la sequía



Por Desmond Brown

Agricultores del Caribe han tenido que hacer frente en los últimos años a sequías extremas, que son la princial causa de la inseguridad alimentaria en los países en desarrollo. Crédito: Desmond Brown/IPS.

El Caribe tiene siete de los 36 estados con escasez de agua, y Barbados está entre los 10 en peor situación. La FAO define a países como este y como Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves con estrés hídrico, al tener menos de 1.000 metros cúbicos de agua dulce por habitante, lo que dificulta numerosas actividades productivas como las agropecuarias.

Las sequías se vuelven más estacionales en el Caribe, pero los especialistas sostienen que la agricultura es el sector que probablemente sufra el mayor impacto, lo que acarrea graves consecuencias económicas y sociales.

Eso es particularmente importante porque la mayor parte de la agricultura del Caribe depende de las lluvias. La generalización del uso de la irrigación en esta región hace que el suministro de agua dulce se vuelva cada vez más importante.

Frente a este dilema, el Centro para el Desarrollo de Políticas del Caribe (CPDC) lleva adelante un proyecto de agricultura climáticamente inteligente en el que participarán 90 agricultores de tres países, entre los que está Barbados, en los próximos 18 meses.

El director ejecutivo del CPDC, Gordon Bispham, dijo que el objetivo del proyecto, en el que también participan agricultores de Granada y San Vicente y las Granadinas, es contribuir a que los medios de vida sean sostenibles y a reforzar la noción de que la agricultura es un asunto serio.

“La agricultura no es un pasatiempos. Es un trabajo en el que podemos aplicar metodología y tecnología específicas, no solo para que sea sostenible, sino rentable. Eso será central para nuestro programa”, destacó Bispham en el lanzamiento de la iniciativa en la segunda semana de este mes.

“Si queremos tener éxito, tendremos que construir alianzas y redes para compartir la información aprendida en el proyecto. No solo tenemos que incrementar la agricultura en los tres países identificados, sino integrar a más países de la región”, acotó.

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la sequía afecta a la agricultura de muchas formas al reducir la cosecha y la productividad y causar la muerte prematura del ganado y de las aves. Aun una sequía de siete a 10 días reduce los cultivos y afecta la vida de los agricultores.

Los agricultores, en particular los pequeños, son vulnerables a la sequía porque su medio de vida se ve amenazado por la falta de lluvias, de las que dependen los cultivos, y por el bajo nivel de agua y el aumento de los costos de producción debido a la mayor necesidad de irrigación, precisó.

Las áreas de pastura cambian de valor nutricional, porque en las sequías prolongadas dominan las especies de menor calidad y tolerantes a la escasez hídrica, lo que deja vulnerable al ganado.

“La sequía figura como la causa común de la severa escasez de alimentos en los países en desarrollo, lo que la convierte en un asunto clave para la seguridad alimentaria del Caribe”, subrayó Deep Ford, coordinador de la FAO en la región.

Las personas más desfavorecidas son vulnerables porque el aumento del precio de los alimentos suele estar asociado a la sequía, observó.

Los recursos de agua desalinizada también se vuelven más importantes en el Caribe, pues representan hasta 70 por ciento del líquido utilizado en Antigua y Barbuda, lo que puede tener un gran impacto en los sectores más pobres.

Las comunidades rurales también son vulnerables pues las redes de agua potable son menos densas y por lo tanto sufren un mayor impacto durante la sequía, además de que aumentan los riesgos derivados de la calidad del agua en los niños, apuntó el funcionario de la FAO.

Bispham precisó que los jóvenes y las mujeres estarán en el centro de los proyectos de agricultura climáticamente inteligente, pues con su inclusión, añadió, los países podrán depender de esta actividad para realizar una importante contribución al producto interno bruto.

Al aplaudir los proyectos agrícolas, la directora de la sección política y encargada de negocios de la Unión Europea (UE) en Barbados y el Caribe Oriental, Silvia Kofler, subrayó la amenaza que supone el recalentamiento global.

“Nadie en este planeta permanecerá intacto al cambio climático. Es una amenaza global, y la naturaleza y el desafío mundial que afrontamos requieren un acción concertada de todos”, puntualizó.

Kofler aseguró en Barbados que la UE estaba dispuesta a ayudar a la región a transformar a sus sociedades para que tuvieran una agricultura sostenible e inteligente, así como cualquier otra actividad.

La FAO recordó que el cambio climático aumentará la intensidad y la frecuencia de las sequías en el Caribe, por lo que los países de la región deberán mejorar su capacidad para hacer frente a la falta de agua, así como a otras dificultades, para garantizar la seguridad alimentaria y la erradicación del hambre.

De hecho, el último estudio de la agencia indica que el Caribe deberá hacer frente a desafíos significativos en materia de sequías. La región ya sufre períodos secos todos los años, en los que disminuye la disponibilidad de agua, lo que impacta a la agricultura y a los recursos hídricos, además de provocar varios incendios forestales.

El Caribe también tiene intensas estaciones secas, en particular en los años en que se manifiesta el fenómeno de El Niño. Las consecuencias a menudo se diluyen en la siguiente estación húmeda, pero estas a menudo terminan antes y las secas duran más, haciendo que las precipitaciones anuales sean menores de lo esperado.

El director general de la Sociedad Agrícola de Barbados, James Paul, dijo que 2016 fue un año extremadamente duro para los agricultores porque las escasas lluvias afectaron las cosechas y las plantaciones.

Pero lo anima saber que los pronósticos de este año, a diferencia de los del año pasado, no indican sequías prolongadas para Barbados.

“Todavía llueve en algunas áreas cada tanto, lo que es una buena señal. Pero lo mejor es que no hemos tenido ninguna alerta sobre una posible sequía y esperamos que siga así”, indicó.

“Con las pocas lluvias que tuvimos el año pasado, los agricultores tuvieron serios problemas, así que definitivamente esperamos que llueva más esta vez”, añadió.

La subdirectora del Servicio de Meteorología de Barbados, Sonia Nurse, explicó que 2016 comenzó con lluvias por debajo de lo normal en la primera mitad del año.

Pero a fin de año, cayeron 1.422 milímetros, registrados en la estación Grantley Adams, lo que estuvo por encima del promedio de 1.270 de los últimos 30 años, mientras que los 789 milímetros de 2015 habían estado bastante por debajo.

“Los datos muestran que aproximadamente 78 por ciento, o 1.099,1 milímetros de lluvias registradas el año pasado cayeron en la estación húmeda (de junio a noviembre), a diferencia de los 461 milímetros registrados en el mismo período de 2015”, precisó.

“Sin embargo, los datos muestran que 2015 comenzó siendo notoriamente más húmedo que 2016, con acumulaciones de más de 228 milímetros entre enero y abril, a diferencia de los 125 milímetros registrados en el mismo período de 2016. Un patrón similar se registró en otras estaciones meteorológicas de la isla”, añadió.

Traducido por Verónica Firme

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