miércoles, 30 de agosto de 2017

Llamamiento a la Conciencia Nacional



Hondureñas y hondureños:

El presente llamamiento procede de diversas  organizaciones Sociales  y de compatriotas que  se articulan como Convergencia contra el continuismo  con el  propósito de  que  tomemos conciencia sobre la necesidad de hacer  frente a los graves problemas actuales e históricos que nos  aquejan como  pueblo, al efecto  de procurar la transformación política, económica, social  y cultural indispensable para  avanzar hacia una Sociedad libre, fundada en democracia participativa e incluyente.

Hacemos un llamamiento a rechazar la reelección por su ilegalidad, porque la Constitución de la República de  Honduras la prohíbe y porque representa el continuismo  para  la profundización del  modelo neoliberal  que  desmantela   el Estado  de Derecho,  ahonda   la pérdida   de la soberanía nacional  y la violación permanente  de  los derechos   humanos,   económicos,    políticos,  sociales  y culturales.

Para imponer  la reelección,  la Corte  Suprema de Justicia,  al margen  de sus atribuciones,     declaró inaplicables varios artículos que  la prohíben,   y el Congreso  Nacional, por su parte,   rechazó la solicitud para que dicha decisión fuese tomada por voluntad  soberana directa,    mediante plebiscito.  Una  decisión ilegal  porque ninguno  de los poderes del  Estado   puede   sustituir al pueblo,  que  es el soberano.

Ante  esta  situación de abuso  de poder, la Constitución de la República reconoce el derecho a la desobediencia  civil  y a la  insurrección  popular  y obliga a las  Fuerzas  Armadas   a garantizar la alternatibilidad  en el ejercicio de la Presidencia  de la República.  Como  hasta  ahora  ninguna de las reacciones  planteadas  se han  realizado, el  proceso   electoral  conserva   incólumes    sus vicios  de nulidad  plena,  y, por consiguiente,  su desarrollo conlleva una fuerte carga de disolución política y social,  de  consecuente    riesgo  imprevisible por  la consumación  del  fraude   electoral.  Más  aún cuando, la posición declarada de un sector   de la comunidad    internacional  es la de  recomendar, de  manera   acomodaticia, la reglamentación de  la reelección    presidencial, con  lo  cual  se avala una  novedosa   modalidad de golpe de  Estado  por  vía electoral.

La escalada  continuista,  concretada en la reelección  presidencial,  se fundamenta  en el binomio corrupción-impunidad  como  mecanismo   de acumulación  de capital,  indispensable  para sostener el  régimen neoliberal.  En términos  económicos,  el  proyecto gubernamental   “Plan   de  País”  se sustenta   en el asistencialismo que  elimina   políticas públicas  sociales.  Basta con ver  el contenido del  Presupuesto  General  de la República  y demás  iniciativas   del  régimen:   plan  20-20  para  atraer inversión  extranjera   transnacional, favorecida  con políticas de empleo      precario con tercerización;  plan  “con  chamba  vivís  mejor”,  un programa  de subsidio salarial  a los empresarios que  genera  inestabilidad  laboral;  programas publicitarios de caridad  pública   totalmente ajenos al  desarrollo social  sostenible;  combate a la criminalidad basado  en  el exclusivismo militarista, de  hecho  fracasado; manoseo   informativo  masivo  para  esconder   el incremento de  la pobreza, de   la desigualdad  social,  de la criminalidad, de  la violación de los   Derechos  Humanos especialmente  en materia laboral; y, en fin,  el colapso  económico    merced   al brutal  aumento  de la deuda  pública internacional,  al robo  sin freno   del erario  y de los demás  bienes  nacionales.

Algunos,  por  conveniencia  o por ingenuidad, se  permiten  darle crédito  y  hasta entusiastas aplausos  al concierto de los medios  de comunicación corporativos que  resaltan la mentira   oficial, con  las estadísticas del  engaño, y que  mantienen  soterrada  la espantosa  realidad   en  que  vive cerca   del  70 por  ciento  de  la población hondureña,  sin  posibilidad de cambiarla     bajo el continuismo reeleccionista.  Son los comparsas del  régimen,  cómplices directos  del  atraso  y de la desgraciada perspectiva a que  apunta el actual  proceso electoral.

Los  hondureños   y hondureñas,   independientemente  de  las  ideologías, de  las  afinidades    y militancias políticas, de las diversidades  sociales  y culturales,  no debemos   ser indiferentes     a tal situación  y lo que  ésta  depara  al futuro   de nuestra   Sociedad.  No debemos   ser indiferentes   a los problemas  de las comunidades  que  defienden  sus bienes  comunes,   como  sus ríos, sus bosques, sus  minerales,  sus carreteras.  Rechazamos   tajantemente   a los que  impunemente  judicializan, persiguen  o  matan  -como  en  el  caso  de  Bertha   Cáceres-a      personas   y organizaciones  que reclaman justicia,  protegen sus territorios,  su tierra   y  patrimonios  comunes.

Tampoco debemos  ignorar  problemas que  se engloban en  la privatización de los  sistemas   de salud, de  educación,  de  los servicios públicos, en  el desempleo  y la falta de oportunidades      de vida segura  y digna  que  afecta de  manera  directa   a la niñez,  a las mujeres,   la juventud    y todas las  poblaciones llevadas   a situación de  vulnerabilidad.  No  debemos, asimismo,    dispensar    el asalto  y la desarticulación a las instituciones como  la de seguridad   social;   así como  la parcelación del  territorio nacional en ciudades modelo, algo  que  equivale al desmembramiento del  Estado de  Honduras y a la eliminación  de  la nacionalidad hondureña    en favor   de  la globalización y del bloqueo a la necesaria  integración  regional y latinoamericana.

Hondureñas y hondureños:

En virtud  del  sucinto  enfoque sobre  la situación nacional aquí  expuesto,  esta  Convergencia contra el continuismo de diversas  organizaciones  y articulaciones sociales considera, por  el bien nacional y la salvación de Honduras,  nuestra   Patria,  que  ha llegado  el momento de unirnos en  una sola voz y en un solo  esfuerzo   para  el rescate  de nuestra   institucionalidad y la superación del  atraso  y la dependencia.   Es éste  un  momento  crucial, de urgente acción  de soberanía  para atajar el continuismo  dictatorial, la reelección,  por todos   los medios  constitucionales  y acciones ciudadanas posibles.

Este llamamiento  político no es de naturaleza  ni intención electorera.  Es de imperiosa razón de ciudadanía  y de  país,  de  pueblo   consciente y organizado. Es de  genuina unidad nacional. De auténtica  representatividad  democrática, profundamente legítima,  construida a  base de consensos  en todos   los órdenes   de  la vida  y del  desarrollo integral de la nación, y finalmente refrendado  a través  de  un Gran  Pacto  Político, Económico, Social  y Cultural   que  responda   a las necesidades,   anhelos   y perspectivas  de cambio  del  pueblo   hondureño.

Honduras, 19 de agosto  2017


No hay comentarios: