jueves, 13 de octubre de 2016

Informe: Las ganancias de la banca privada en América Latina

CELAG

Por Sergio Martín-Carrillo y Lucía Converti

Los resultados económicos de las economías latinoamericanas y caribeñas en el año 2015 nos introdujeron en un nuevo ciclo de bajas tasas de crecimiento en buena parte de los países de la región. Las expectativas para este año 2016 vienen a confirmar este deterioro de la situación económica regional. Eso sí, con importantes diferencias entre países y subregiones. Con los datos publicados en el mes de julio en el “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2016: La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los desafíos del financiamiento para el desarrollo” [1] por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) tenemos que la economía de regional (América Latina y el Caribe) se contraerá en 2016 un 0,8% frente al descenso de 0,5% de 2015. La subregión más afectada será América del Sur, con una caída de sus PIB del 2,1%, liderando estos descensos la economía brasileña y la economía venezolana, aunque también es necesario destacar que la economía argentina con cada revisión de las previsiones empeora sus desempeños. Por el contrario, y también en la región suramericana, destaca el buen desempeño que sigue mostrando la economía boliviana con un crecimiento del 4,5%.

Estos malos resultados de desempeño económico en las cifras macro está también afectando a las cifras de inclusión económica y social, produciéndose deterioros en los avances mostrados durante las últimas décadas en cuanto a la reducción de la pobreza y la desigualdad. Igualmente, el presupuesto del Sector Público se ha visto disminuido en buena parte de los países de la región, en muchos de los casos motivado por la caída del precio de las materias primas que dotaban al Sector Público de buena parte de sus recursos, o en otros casos por la apuesta por políticas de corte neoliberal.

Sin embargo, y a pesar de esta reducción de los recursos tanto del Estado como de buena parte del sector empresarial, hay cierto sector que sigue gozando de unas elevadas tasas de ganancia, lo que parece situarlo en una posición privilegiada ante la difícil situación que enfrenta la economía regional. Hablamos, como no, del sector financiero en la región.

Esta desconexión de lo que ocurre en los resultados de la economía nacional y los resultados de las entidades financieras privadas es una muestra más de la desconexión cada vez mayor que existe entre la economía real y la economía financiera. Las cifras que hoy en día alcanza la economía financiera superan con creces las de la economía real. La banca privada, dejó atrás hace mucho tiempo su rol de mero intermediario entre los agentes que tienen excedentes de dinero y aquellos agentes que necesitan tomar dinero prestado. Desde la formación de la economía de mercado, pero con mucha más fuerza desde las décadas de los 70’ y 80’ del siglo XX, las entidades financieras se han ido especializando cada vez más en los futuros y derivados y la creación de dinero ficticio. Según los datos de Genovesa López (2016) el dinero ficticio fruto de la especulación financiera supera en 125 veces el dinero en metálico. Otra muestra más de la capacidad especulativa de la banca hoy en día y sus posibilidades de crear inmensas crisis que surgen de la economía financiera pero que afectan a la economía real.

Así ocurrió en 2007-2008 con el estallido de la crisis financiera en EEUU que rápidamente se contagió a la economía real, principalmente en Europa. La salida en ese momento por la que apostó la Troika europea (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional) fue la de salvar a las entidades financieras con dinero público y de esta forma “sanar” a la economía financiera sacrificando a la economía real. Salida clásica desde el neoliberalismo, que alega que estas entidades financieras son demasiado grandes como para dejarlas caer. Sin embargo, parece que no hay problemas en dejar caer a las economías de los Estados.

Lo que ocurre en América Latina hoy en día es diferente. La que está sufriendo el deterioro es la economía real, mientras que la economía especulativa sigue alcanzando unas muy buenas tasas de crecimiento en la región. De las 10 entidades financieras más grandes de la región, tan sólo 1 de ellas ha obtenido pérdidas en alguno de los años de 2014, 2015 o los dos primeros trimestres de 2016 (Cuadro 1). El resto de las entidades financieras han seguido obteniendo unos cuantiosos beneficios que no se han visto afectados por la reducción de las economías nacionales ni de los presupuestos del sector público. 


Como hemos dicho, tan sólo una entidad ha obtenido pérdidas en estos años de crisis económica en la región. Concretamente el 8vo mayor banco de la región, el HSBC Bank de Brasil, que además desde 2015 lleva lanzando mensajes de su intención de desprenderse de su negocio en Brasil (recordemos que la matriz de HSBC está en Londres) y que se ha confirmado esta misma semana con la intención declarada de la compañía de vender todos sus negocios en Brasil [2] (al igual que en Brasil, HSBC también plantea su salida total de Turquía y estima que la reducción de sus activos ocasionará la pérdida de alrededor de 50.000 puestos de trabajo). El caso de la filial del HSBC Bank en la región no es ni mucho menos único y hay que tener en cuenta que buena parte de las entidades financieras de mayor tamaño que operan en la región son de capitales extranjeros, por lo que no dudarán en salir de la región si ven la posibilidad de mayores negocios en otros territorios.

El resto de entidades que aparecen en el listado siguen obteniendo beneficios en los años 2014, 2015 y primer semestre de 2016. Si comparamos además los beneficios netos obtenidos en el primer semestre de 2016 con los que obtuvieron en el primer semestre de 2015, tenemos que de las 9 entidades financieras que obtienen beneficios, 4 de ellas consiguen aumentarlos aún más en lo que llevamos de año (Cuadro 2). 


Además, aquellas que en el Cuadro 2 muestran descensos en sus niveles de ganancias, pueden explicarse en buena medida por haber aportado los datos en ese cuadro en dólares. Lo que más que una disminución de la ganancia real en la moneda nacional, es resultado de la devaluación que muchas de las monedas nacionales en la región experimentaron entre 2015 y 2016 respecto al dólar. Al pasar las cuentas de resultados a dólares teniendo en cuenta el tipo de cambio en el momento concreto, se puede apreciar el descenso, siendo en muchos de los casos explicado únicamente por el diferencial cambiario. Por el contrario, si dejamos los resultados expresados en las monedas nacionales, vemos como en este caso, de las 9 empresas que obtenían ganancias, 6 de ellas incluso consiguen unos mejores resultados en el primer semestre de 2016 con respecto al primer semestre de 2015 (Cuadro 3). Concluyéndose que a pesar de la crisis económica en la región, las entidades financieras más grandes siguen obteniendo muy buenos resultados, e incluso más de la mitad mejoran sus resultados al comparar el primer semestre de 2015 con el primer semestre de 2016. 


Por otro lado, podemos observar que entre las 10 entidades financieras privadas más grandes de la región existe una alta concentración geográfica de las mismas, perteneciendo la mitad de las mismas a Brasil, 4 a México y 1 a Chile. Para ampliar el número de países origen de las entidades financieras estudiadas, en el siguiente cuadro representamos a aquellas que encontrándose entre las 50 más grandes a nivel regional por valor de activos, son a su vez la más grande en su país de origen. Con esto conseguimos agregar 6 entidades financieras adicionales de otros tantos países(Cuadro 4). 


Vemos como estas entidades, al igual que ocurría con 9 de los 10 bancos más grandes, siguen obteniendo elevados márgenes de beneficios durante 2014 y 2015, así como durante el primer semestre de 2016. Aunque es cierto que su volumen de ganancias se ha reducido, esto no ha mermado su capacidad de seguir acumulando capital. Igualmente, estas ganancias expresadas en dólares están sujetas a las fluctuaciones de los tipos de cambio. Concretamente en Argentina y en Colombia esto tiene un gran efecto, mientras que los datos del Banco Pichincha de Ecuador y Banistmo en Panamá no se verían afectados al estar sus economías dolarizadas.

Un caso que merece la pena destacar es el de las entidades financieras Argentina durante el último año. La llegada del nuevo gobierno ha provocado mediante el impacto de la devaluación y el aumento de la tasa de interés un boom en la ganancia de los bancos privados. La bicicleta financiera con la compra de LEBACS (Letras del Banco Central) al 38% en el primer trimestre del año 2016 dio ganancias extraordinarias a estos bancos. El cobro de comisión por colocación de deuda, permitirá que los bancos elegidos sean los mayores beneficiarios de estas transacciones. Y, para que no decaiga, a partir de septiembre entró en vigencia la liberalización de comisiones bancarias por uso de tarjeta de crédito, administración de cuenta corriente y otros paquetes financieros. Luis Varela en un análisis para el diario El Economista, muestra que del total de empresas que operan en la bolsa, se redujo la ganancia total comparando con los datos del primer trimestre de 2015 [3]. Sin embargo, analizando detenidamente los sectores de las empresas, señala que los bancos privados se encuentran entre los pocos ganadores.

En conclusión, vemos como la actual situación de crisis que padecen buena parte de los países de la región, especialmente los del subcontinente Suramericano, y que afecta de una u otra forma a la mayor parte de la población, no afecta, sin embargo, a las principales entidades financieras privadas que tienen operaciones en los países de la región. Esto es así por el poder que siguen atesorando las mismas, que permite sortear y externalizar las posibles amenazas que se ciernen sobre ellas. Ni siquiera la mayoría de los gobiernos progresistas que se sucedieron en buena parte de los países de la región durante la última década y media, han conseguido reducir este poder.

Notas:





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