martes, 18 de octubre de 2016

CNN y el papel higiénico de los ricos de Venezuela



Por José Manzaneda

Leemos que “Una treintena de países pide a la ONU que proteja a la población de Venezuela” (1). Lo curioso es que esta petición en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, no ha sido aprobada (2). Mientras, una contraria, presentada por Cuba, en apoyo a la soberanía de Venezuela, sí lo fue con 88 votos (3). Es decir, que una resolución no aprobada es titular de la prensa internacional, pero otra que lo es con tres veces más votos, ni siquiera es noticia.

Para la prensa española, un crimen violento no es igual si se produce en México... o en Venezuela. Hace unos días, era noticia el secuestro y asesinato en la capital mexicana de María Villar, sobrina del actual presidente de la Federación Española de Fútbol (4). No leemos en las notas acusaciones contra el Gobierno mexicano, ni análisis sobre la grave situación de violencia en aquel país (5). ¿Se imaginan –por el contrario- esta noticia... en Venezuela? Tendríamos reportajes de varias páginas, entrevistas a líderes de la oposición venezolana y artículos de supuestos “expertos” (6). Todos señalando a un mismo culpable: el Gobierno de Caracas (7).

Tampoco leemos señalamientos contra el gobierno o el “régimen” político vigente en EEUU, cuando nos informan de que, en 2015, los delitos violentos se incrementaron, allí, casi el 4 % (8). O de que en Chicago, tercera ciudad del país, los homicidios han aumentado el 50 % (9).

En la prensa internacional no ha sido noticia el asesinato, en Colombia, de la campesina Cecilia Coicue. Había ofrecido sus tierras para ubicar una de las llamadas “zonas veredales” que, según el Acuerdo de Paz –no aprobado en referéndum-, alojarían de manera transitoria a la guerrilla de las FARC (10). En el primer semestre del año, han sido asesinados 35 defensores de derechos humanos en aquel país, y 279 fueron víctimas de agresiones (11). Latifundistas y empresas agroindustriales están detrás de estos crímenes que no son noticia. Mientras, durante semanas ha ocupado páginas de la prensa internacional la supuesta “huelga de hambre” del “disidente” cubano Guillermo Fariñas (12), cuyo final ridículo y estrambótico ha sido cuidadosamente silenciado en los medios (13).

Para la gran prensa no es lo mismo la detención de un periodista en Venezuela y Cuba, que en EEUU... o Chile. A comienzos de septiembre, grandes medios internacionales denunciaban la detención de un informador chileno en Caracas (14). Nada han dicho, sin embargo, sobre la prisión “preventiva”, de casi un año, sufrida en Chile por el fotógrafo Felipe Durán, que cubre desde hace años la lucha del pueblo mapuche (15). Ni sobre la agresión y detención, a finales de julio, por parte de carabineros chilenos, a dos periodistas del canal iraní HispanTV, cuando cubrían una protesta estudiantil (16). Tampoco sobre la orden de arresto, en Dakota del Norte (EEUU), contra la directora de Democracy Now, Amy Goodman (17). Está acusada de “violación de propiedad”, tras filmar la represión contra quienes se oponían, en la Reserva Sioux de Standing Rock, a la construcción de un oleoducto.

Por último, nos quedamos con un reportaje que retrata, a la perfección, qué problemas y qué clases sociales importan, realmente, a canales de televisión como CNN en español (18). “Volé a Estados Unidos para comprar papel sanitario" es su titular. La protagonista, una empresaria venezolana que aparece triste y compungida en la foto, porque –al parecer- tiene dinero para viajar por el mundo, pero no para comprar papel higiénico en su país. Un grave problema, sin duda. Casi tan grave como el de la pobreza que sufren 168 millones de personas, o la indigencia de 70 millones en América Latina, cuya tristeza raramente aparece en la foto (19).





















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