Por Pascual Serrano
La Mole Antonelliana, construida entre 1863 y 1888, es el principal símbolo arquitectónico de la ciudad italiana de Turín. Esta fue la ciudad donde el filósofo marxista Antonio Gramsci comenzó a estudiar y donde desarrollaría su primera actividad política y periodística. Durante cinco años, desde 1916 a 1920, Antonio Gramsci escribió en el periódico socialista Avanti! la columna de opinión Sotto la Mole [Bajo la Mole]. Descubrir estos textos nos permite acercarnos a un Gramsci cronista, diferente de su faceta más conocida de pensador comunista, pero con esa ideología y combatividad impregnando cada frase de sus textos.
Como en España nos sucede con Quevedo o Larra, los italianos pueden viajar en el tiempo en su país y comprender aquella sociedad, sus miserias, sus conflictos, los debates que apasionaron a la sociedad de Turín de aquellos años. Todo ello con el talento y el potencial dialéctico que caracteriza toda la obra de Gramsci, pero también todo tamizado por su ideario anticlerical, republicano, ilustrado. En una palabra, comunista.
Es verdad que muchos de los temas ahora no tienen mucha trascendencia por su localismo y el tiempo transcurrido. Es verdad que Gramsci, quizás por eso mismo, no quería que sus columnas se editaran como un libro, decía que se trataba de columnas “escritas un día para morir con el día”, pero leerlo nos permite conocer Italia y Turín de aquellos años y observar cómo se desenvuelve dialecticamente el fundador del partido comunista italiano en las distancias cortas de la prensa diaria. Y, para nuestra sorpresa, también encontramos textos perfectamente válidos para hoy y para España, por lo que se diría que los conflictos y los pueblos siguen viviendo la misma historia.
Gramci, Antonio. Bajo la Mole. Fragmentos de civilización . Selección y traducción de Francisco Ochoa de Michelena. Sequitur, Madrid, 2009.
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