martes, 20 de agosto de 2013

Dirigente de la diversidad sexual agredida había acusado por discriminación al pastor evangélico Evelio Reyes


Por Sandra Marible Sánchez

Arely Victoria Gómez Cruz, defensora de los derechos humanos de la comunidad de la diversidad sexual (LGTBI) y del movimiento transexual en Honduras, sufrió un atentado en contra de su integridad física, según denunció la Asociación para una Vida Mejor (APUVIMEH).

Un comunicado de APUVIMEH señala que Gómez Cruz regresaba ayer de la inauguración del estudio de televisión de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos (SJDH), fue brutalmente atacada en plena vía pública por cuatro sujetos, quienes la despojaron de sus pertenencias, incluyendo sus zapatos. "El asalto tenía claramente como objeto intimidar a nuestra compañera y despojarla de su identidad de género, humillándola y ridiculizándola".

"Esta vez nuestra compañera logró escapar con vida de sus captores, pero no olvidamos que muy cerca de donde Arely fue golpeada, asesinaron también a nuestro compañero Walter Tróchez (Defensor de los derechos humanos de la diversidad sexual)", indica el boletín.

Denunció al Pastor Evelio Reyes

Arely Victoria Gómez Cruz, interpuso hace algunas semnuna denuncia en contra del pastor evangélico Evelio Reyes, por el delito de discriminación a la comunidad LGTBI, luego que este, desde el púlpito, hiciera un llamado a sus fieles a que no voten por aspirantes a cargos de elección popular, que sean gays.

"En el nombre de Jesús pasamos todo intento de dar poder y autoridad a candidatos inmorales e incapaces, que no voten por homosexuales y lesbianas que corrompen los modelos de Dios y que los hondureños no voten por los enemigos de Dios", dijo textualmente el pastor.

Basada en las ofensas proferidas por Evelio Reyes, Rosa María Seaman, fiscal del Ministerio Público, presentó requerimiento fiscal ante los tribunales por el delito de discriminación, pero el juez que lleva el caso decidió dejarlo en libertad, gozando medidas sustitutivas a la cárcel.

Libre aunque no se retractó 

A terminar la audiencia de declaración de imputado, el pastor manifestó que no se arrepiente, ni mucho menos pedirá perdón por sus expresiones, porque considera que no ha ofendido a nadie.

"Yo no estoy aquí para pedir perdón. Yo no he cometido ningún delito, no he ofendido a nadie, no me he salido de lo que es correcto", expresó.

Sobre la posibilidad de una condena, Reyes dijo que "estamos dispuestos a ir donde sea y estamos dispuestos a poner la cabeza o donar nuestra sangre ya sea gota a gota o ya sea de un solo chorro".

"Como buen ciudadano me he presentado, porque respetamos la autoridad, la reconocemos, oramos por ellos, es importante aclarar que estoy aquí no como un malhechor, sino que como un buen hechor, procurando el buen vivir, la moral, la ética, las buenas costumbres y nosotros consideramos que estamos frente a una persecución de la iglesia y que estamos viviendo un atentado contra los verdaderos derechos humanos", insistió.

"Yo lo dije delante del juez, no puedo retractarme, no pediré disculpas, ni voy a pactar con nadie por encima de lo que me ordena el libro sagrado de todos los cristianos", dijo.

Y para que no quede duda de que no va a retractarse de sus expresiones reafirmó "esto es convicción, es pasión por lo que se cree, tampoco voy hacer desleal a mí mismo, a mi familia, al ministerio y a los jóvenes a quien he desafiado a tener convicciones, a vivir por sus convicciones y a un morir por ellas.

Exigen Reformas al Código Penal para evitar ser acusados 

Solidarizándose con el pastor Evelio Reyes, y poniendo a prueba el poder fáctico de las iglesias en el país, representantes de la Confraternidad Evangélica de Honduras, llegaron a la Casa Presidencial a pedir al gobernante, Porfirio Lobo, la derogación de las reformas hechas al artículo 321 del Código Penal, a solicitud de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos, con el objetivo de proteger a las víctimas de discriminación.

Los pastores argumentaron ante el gobernante, que una ley secundaria como el Código Penal no puede contradecir a la Constitución de la República, que protege la libertad de expresión, la libertad de culto, la familia como algo preeminente.

Ellos saben que fue durante la presidencia del Lobo en el Congreso Nacional y también bajo la presión de las iglesias de distinta denominación, que se reformó la Carta Magna para definir el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, y no entre personas no del mismo sexo, evidenciando la homofobia que priva en las instituciones religiosas hondureñas.

Los miembros de la Confraternidad Evangélica de Honduras, evitaron deliberadamente, mencionar que el artículo 60 de esa misma constitución, señala que "todos los hombres nacen libres e iguales en derechos. En Honduras no hay clases privilegiadas. Todos los hondureños son iguales ante la Ley. Se declara punible toda discriminación por motivo de sexo, raza, clase y cualquier otra lesiva a la dignidad humana. La Ley establecerá los delitos y sanciones para el infractor de este precepto."

También presionan al Congreso Nacional 

El ese cabildeo, la Confraternidad Evangélica de Honduras llegó hasta el Congreso Nacional, donde rápidamente se nombró una comisión para que analice la posibilidad de reformar el mencionado artículo.

La moción fue presentada por el diputado Jorge Alberto Elvir, quien consideró necesaria una consulta a diversos sectores de la población, sobre una posible reforma a dicho artículo, si se determina que es violatorio a la libertad de expresión.

El artículo 321 del Código Penal establece que: "Será sancionado con reclusión de tres (3) a cinco (5) años y multa de treinta mil (L.30,000.00) a cincuenta mil Lempiras (L.50,000.00) quien haga objeto de discriminación a otra persona por motivo de sexo, raza, edad, clase, religión, militancia partidista o política, adolecimiento de alguna discapacidad y cualquier otra lesiva a la dignidad humana. Si el responsable es extranjero se le expulsará del territorio nacional una vez cumplida la condena".

Mientras todo eso ocurre, en el último quinquenio más de un centenar de miembros de la comunidad LGTBI han sido asesinados, y la mayoría de estos crímenes permanecen en la impunidad.

Movilizaciones de ambos lados

Ante la posibilidad de que se imponga la moral religiosa en el manejo de un tema que afecta a toda la sociedad, incluyendo a quienes no profesan ninguna religión, la comunidad LGTBI ha convocado a una movilización para el día 15 de agosto, con el propósito de exigir al Congreso Nacional que no retroceda en la protección de sus derechos, reformando o derogando el artículo 321 del Código Penal.

Pero también la Confraternidad Evangélica de Honduras pretende movilizarse, para presionar al Poder Legislativo por la reforma, así lo anunció su presidente, Alberto Solórzano quien dijo: "Ya hemos trazado toda una ruta, esta plática es parte del diálogo, si no se da (la reforma) entonces tenemos que hacer otro abordaje y uno de eso sería la movilización de toda la Iglesia, los que creen en Dios y tienen un poquito de moral y aquellos que saben que la decencia es algo importante".

Parecen ignorar quienes conforman la Confraternidad Evangélica de Honduras que la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la cual se amparan para exigir su libertad a expresarse en los términos en que lo hizo el pastor Evelio Reyes; señala que los derechos humanos son derechos universales, indivisibles, integrales, interdependientes, complementarios, irrenunciables, imprescriptibles, inalienables, inviolables, progresivos y acumulativos.

Lo que significa que todos los derechos humanos le pertenecen a todas las personas, sin distinción alguna, en todo momento y en el lugar donde se encuentren y que todos los derechos humanos están relacionados entre sí, y en su conjunto forman parte de un sistema armónico que garantiza y protege la vida digna, libre y autónoma de la persona humana.

Y que además, esos derechos no se pierden con el transcurso del tiempo, ya que a medida que la humanidad cambia y se adapta a nuevas situaciones, otros derechos humanos se reivindican, y la suma de nuevos derechos no elimina o reduce los derechos ya conquistados.

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