miércoles, 12 de junio de 2013
“Académicos” detractores de Latinoamérica en el Congreso Internacional de LASA 2013
Rebelión
Por Ollantay Itzamná
Entre el 29 de mayo y el 01 de junio del año en curso, se realizó el XXXI Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA 2013), en Washington DC, bajo el título de: Hacia un Nuevo Contrato Social.
En esta oportunidad, se reunieron más de cinco mil académicos y “especialistas” en asuntos de América Latina para exponer en más de 800 mesas sus investigaciones académicas sobre historia, democracia, economía, bienes naturales, industrias extractivas, literatura, filosofía, religión, educación, derecho, identidades, género, etc. Cada mesa tenía entre 3 a 6 investigadores expositores.
Desde la perspectiva académica, el Congreso de LASA es un excelente espacio para la actualización de conocimientos sociales y el intercambio de fuentes bibliográficas entre investigadores/as. Pero, también se constituye en una envidiable oportunidad para sentar como verdades científicas las posturas o la intencionalidad política de cada investigador, nada menos que en corazón político de la sociedad norteamericana.
Por eso, los sectores opositores a los procesos de cambios en los países latinoamericanos del siglo XXI, no escatiman esfuerzos económicos para inscribir simposios y enviar a sus “investigadores/as-profesores/as” a este y otros espacios, donde el adjetivo “académico” valida la subjetividad o la “mentira” del conferenciante como verdad académica. Aunque, la intención de LASA es promover el conocimiento sobre Latinoamérica desde diversos enfoques, la objetividad es imposible entre las y los mortales, mucho más entre quienes creen monopolizar el discurso sobre “la verdad”.
En una mesa sobre democracia, un profesor de la Universidad Católica Boliviana, sentenciaba enfático: “El proceso de cambio está debilitando la institucionalidad democrática en Bolivia”. Otra académica de Venezuela concluía su presentación: “Chávez empobreció económicamente al pueblo venezolano, y sepultó la democracia en mi país”.
Un profesor de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz, Bolivia, militante de la izquierda, me dijo: “En Bolivia dicen que la pobreza disminuyó, pero fue porque nos quitaron lo que teníamos los de la clase media”. Otra investigadora del Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU), profesora de la Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, en una tertulia informal, nos dijo: “El narcotráfico se apodera de Bolivia como nunca antes. Las comunidades productoras de la hoja de coca se apoderan de barrios enteros de Cochabamba y controlan la producción de la cocaína. A esos espacios ya nadie puede ingresar sin el permiso de ellos”.
En medio de aquella multitud de investigadores/as latinoamericanos que se esforzaban en inglés, encontré muy pocos que hablasen con mediada propiedad sobre los logros y desafíos de la construcción e implementación del nuevo constitucionalismo latinoamericano emergente.
Una investigadora y profesora de una universidad norteamericana, quién recibió un premio en LASA2013, me dijo: “Los indígenas no pueden ser académicos, ni investigadores, porque aún sufren de analfabetismo y desconocen las categorías investigativas”.
Reitero, no creo que sea la intensión de LASA servir de ágora para cientistas sociales detractores de los procesos de la Vida emergentes en la América Latina del Siglo XXI. Creo que es más el descuido o desinterés por parte de las autoridades o centros de investigación que intentan dar contenido teórico a dichos procesos en los diferentes países en revolución democrática y cultural de la región. Aunque la dignidad cubana sí optimiza dicho espacio.
Pero, sea cual fuere el caso, lo cierto es que el Congreso de LASA se constituye en una excelente tribuna en los EEUU para explicar, no sólo los caminos de liberación integral emprendidos por los pueblos por la vía democrática, sino para compartir los métodos y contenidos teóricos, incluso paradigmáticos, de dichos procesos impulsados por quienes aún no son reconocidos como sujetos, mucho menos como portadores de conocimientos por la academia tradicional que impone la subjetividad de sus “profesionales” como la verdad objetiva universal.
Para mayo del 2014 ya fue convocado el XXXII Congreso de LASA en la ciudad de Chicago, IL., bajo el título de Democracia y memoria. Esperamos hacer los esfuerzos necesarios para posicionar las verdades emergentes desde la Latinoamérica profunda y desconocida aún en el Norte. Qué interesante sería inscribir simposios para mostrar logros y retos democráticos del ALBA, UNASUR, MERCOSUR, CELAC. De lo contrario, en el Norte seguirán con el fantasma de “déspotas” y “antidemocráticos” como Nicolás Maduro, Evo Morales, Rafael Correa, etc. Recuérdese que la revolución democrática, encabezado por Jacobo Árbenz, en Guatemala, en el siglo pasado, fue intervenido desde los EEUU producto de la desinformación mediática difundida en y desde USA.
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