Por Víctor Manuel Ramos
El Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) es la institución del Estado encargada de velar por la conservación y difusión de todos los bienes tangibles e intangibles que constituyen el patrimonio cultural de la nación. Fundado en 1952, ha venido desempeñando las funciones que la ley le impone con las grandes limitaciones económicas que la misma ley y el Estado le ha fijado.
El Instituto, igualmente, tiene asignadas funciones destinadas a realizar investigaciones científicas y académicas para desentrañar muchas de las incógnitas en el conocimiento de las culturas de nuestros antepasados precolombinos y de la historia posterior al descubrimiento, responsabilidad que se cumple, casi en su totalidad, gracias a la cooperación que brindan instituciones académicas y universitarias extranjeras que nos envías a sus estudiantes para la realización de estudios y de tesis doctorales de grado.
Gran parte del financiamiento del Instituto proviene de las actividades que realiza la institución misma, fundamentalmente gracias a los fondos provenientes de la boletería de los monumentos nacionales que están bajo su responsabilidad. Uno de esos monumentos es las Ruinas Mayas de Copán, de extraordinario valor arqueológico y considerado como una de las riquezas culturales más valiosas de la humanidad.
Ha sido el Instituto la institución que se ha encargado del cuidado, la conservación, la investigación y la promoción de las Ruinas de Copán, razón por la cual se ha convertido en uno de los sitios de mayor afluencia de visitantes del país. Como consecuencia, la mayor parte de los fondos con que funciona el Instituto, con grandes dificultades porque el presupuesto siempre es insuficiente, provienen de las Ruinas de Copán. Por eso, es indudablemente una inconsecuencia que la Municipalidad de Copán Ruinas quiera apoderarse de parte de de los ingresos que genera esta joya arqueológica porque de producirse tal situación el Instituto entraría en una fase de precariedad económica e iría irremediablemente a la quiebra, con las consecuentes responsabilidades para el Estado, pues tal descalabro conduciría a incumplimiento de las obligaciones pactadas por Honduras con la UNESCO en relación con el manejo del patrimonio cultural del país, sobre todo porque las Ruinas de Copán están inscritas como Patrimonio de la humanidad.
La Municipalidad de Copán es la que más beneficios recibe del Parque Arqueológico, por cuanto la enorme cantidad de visitantes también se hospedan en los hoteles de la localidad, consumen alimentos, compran artesanías, visitan los restaurantes y las tiendas y utilizan el transporte local. Todos estos negocios aportan impuestos a la municipalidad. Es más, los beneficios que recibe el Instituto son realmente escasos si los comparamos con los que recibe la comunidad entera y la municipalidad pues los costos de las entradas son muy baratos y si hacemos un análisis de los gastos que hacen los visitantes veremos que una ínfima cantidad es la que corresponde al Instituto por concepto de boletería ya que la mayor parte de los gastos de los turistas se queda en manos de los comerciantes locales.
Las Ruinas de Copán, debe entender la Corporación municipal de Copán, es patrimonio nacional y tampoco es el único valor patrimonial precolombino con que posee la nación: están las ruinas en el Valle de Sula, las ruinas en el Valle de Otoro, las ruinas en Catacamas, en Comayagua, en Atlántica, en Los Naranjos y en El Puente. Todos estos sitios, en su mayoría requieren de enormes inversiones para su estudio, restauración y conservación porque, igualmente son parte del valioso legado que nos brindaron nuestros antepasados y, como se comprenderá, difícilmente el Instituto podrá cumplir con sus grandes obligaciones si le metemos un tijeretazo a su magro presupuesto en violación de la Ley.
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