Por Anarella Vélez
La distancia entre la subjetividad y la verdad, una vez más, se ha evidenciado en la pacata sociedad hondureña. Las durísimas y conservadoras reacciones que despertó la campaña educativa en la UNAH para lograr un clima de respeto al derecho a la diversidad sexual ha dejado reflejada, mejor que en un espejo, la necesidad que tiene la sociedad hondureña de superar su inexperiencia en materia de libre expresión ciudadana.
La campaña Vos decidís es un primer ejercicio –producto de la alianza entre la UNAH y una organización europea- en el que se conjuga la reflexión con la acción para generar un debate de ideas que nos permita de-construirnos, condición indispensable para re-estructurar un verdadero sistema de valores en el que el respeto y la tolerancia sean preponderantes, como es propio de este tiempo.
No hay duda que tras los virulentos ataques a la política universitaria para crear ciudadanía está la preponderancia de una visión de la sexualidad judeo-cristiana. Dicho en otras palabras, nos enfrentamos a una relación entre sujeto y verdad que es de carácter histórico.
En la antigüedad clásica las referencias a las prácticas homosexuales son muchas, la mejor conocida se la debemos a la pluma de Plutarco quien narra el amor entre Alejandro Magno y Hefaistión, uno de sus generales, en un escenario de lucha por el poder sobre los territorios persas. No se debe olvidar que es a partir de la era moderna y el judeocristianismo cuando se castiga, se censura y se prohíbe las diversas expresiones del erotismo, la sensualidad, del amor.
Sin embargo, la información aparecida en diversos medios de comunicación masivos patentiza una falta de investigación, de prudencia, de objetividad y ha ubicado sobre el escenario el tema de la concepción sobre la sexualidad propia de la inquisición. Esa concepción intolerante transmitida desde los medios está reñida con la visión de la educación que debe practicarse en la UNAH, entendida ésta como un proceso integral de la persona humana. Los medios no se apropian de la explicación científica según la cual el género -la orientación sexual y la identidad sexual- es el resultado de una construcción social.
Pasemos rápidamente sobre este asunto: la educación debe ser igual para todas/os, no solo en la declaración de principios sino en la practica misma. Sin embargo, para que la educación sea igual para todas y todos, se debe comenzar por la aceptación de todas y todos con sus especificidades. Es decir, se debe admitir que no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno varios papeles sexuales.
Es evidente que para validar el principio de la igualdad en educación superior hace falta considerar varios aspectos, empero, en la base misma del proceso se encuentra la exigencia de una particular concepción de los objetivos y de los contenidos del proceso educativo mismo.
Este episodio nos contextualiza inevitablemente en el terreno de los derechos humanos. La UNAH deviene obligada a integrar a los propios planes y proyectos educativos los acuerdos internacionales suscritos por el Estado de Honduras en materia de Derechos Humanos. En el Examen Periódico Universal, celebrado en Ginebra en 2010, se conminó al Estado a tomar medidas para encarar los crímenes de odio que generan la homofobia, lesbofobia y la transfobia, de ahí que formar ciudadanía, formar futuras/os profesionistas entre cuyas capacidades esté la de respetar los derechos de las/os otras/os es una necesidad.
Como quiera que sea, desde la UNAH se debe contribuir a edificar las bases de una sociedad sin marginales ni excluidas/os por la propia identidad sexual. Afianzar el derecho a decidir no es una opción, es una obligación.
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