martes, 20 de septiembre de 2011

Porque algunas veces lo escrito hace muchos años fue mejor

Rebelión

Por Pascual Serrano

El encargo para impartir una conferencia sobre “Medios de comunicación y lucha de clases” me llevó a un libro recomendado por mi amigo y profesor de Periodismo Ángel de la Cruz. Se trata de “Periodismo y lucha de clases”, un libro de culto del chileno Camilo Taufic escrito en 1973 y editado en España en 1976 por Akal. La obra se escribe cuando nada hacía pensar en el derrumbe de la URSS y en los momentos apasionantes y esperanzadores de la revolución chilena con Allende al frente, es decir, con un país de economía y poder capitalista pero con un gobierno socialista dispuesto a cambiar la situación. En sus años fue un libro de gran impacto conocido por la izquierda latinoamericana, pero para los jóvenes profesionales de hoy seguro es un texto desconocido. Han pasado casi cuarenta años y una de las cosas que comprobamos leyéndolo es cómo la derecha ha avanzado en la apropiación del lenguaje. La terminología de “Periodismo y lucha de clases”: capitalismo burguesía, socialismo, pueblo, clases sociales, nos parece trasnochada, aunque los razonamientos y argumentaciones de la obra sean totalmente vigentes. Es triste, pero es necesario superar todo un mundo de prejuicios inculcado por el pensamiento neoliberal para poder descubrir que todo lo que señalaba Taufic en 1973 es actual y evidente. Nos parece que la revolución en los medios en los últimos cuarenta años ha sido inmensa, pero sólo se trata de una revolución tecnológica. Las grandes cuestiones como sus claves de dominación, sus servidumbres, el debate sobre la propiedad, el papel del periodista siguen igual.

Muchas de las conclusiones a las que recientemente hemos llegado ya se adelantan en este libro. Se trata del poder de la publicidad, la trivilización y el sensacionalismo para captar audiencias, la concentración de medios, el formato audiovisual como modo de puentear el intelecto, el papel de los líderes de opinión como refuerzo necesario del mensaje mediático, la objetividad en la información, el compromiso del periodista. Incluso en aquellos años Taufic ya advierte a la prensa escrita como debía reaccionar ante la aparición de la radio y la televisión, una situación muy similar a la actual con internet. El autor afirmaba esto: “Hacia el futuro, la tendencia más probable para la prensa parece inclinarse más y más hacia la interpretación de la noticia (en base a hechos) y no limitarse, simplemente, a dejar constancia de ella. En comparación con los medios audiovisuales, el diario y la revista ofrecen mejores oportunidades para un análisis cuidadoso de los acontecimientos y un estudio amplio de los problemas. Las comunicaciones electrónica son infinitamente más rápidas que las empresas, y no tiene objeto que los diarios pretendan competir en ese terreno con ellas (...)”. La prensa hizo lo contrario siguió su deriva hacia contenidos inmediatos, simples, breves y espectaculares y ahora se encuentra con un nuevo competidor como es internet, mucho más eficaz en todos esos ámbitos.

Leyendo Periodismo y lucha de clases aun resulta más sorprendente que las obviedades que ahí se presentan se encuentren más alejadas del pensamiento generalizado hoy que ayer. Como esta: “Puesto que la información pública es una forma del poder político, es decir, una forma de dirección social, su ejercicio no puede residir sino en representantes del pueblo, y no en los monopolios dueños de los medios de comunicación. (…) Sólo expropiando los grandes medio técnicos de comunicación, aboliendo la propiedad privada sobre ellos y estableciendo su propiedad social sobre los mismos, de todo el pueblo, posibilitando su uso por las distintas organizaciones sociales, se superará la aberración de que unos pocos puedan influir sobre millones de hombres, incluso en contra de sus propios intereses y por su sobre sus derechos a la información, a la cultura y a la recreación sana”.

Es curioso, quien nos iba a decir que un libro de hace treinta años, trufado de citas de Marx, Lenin, Mao y Fidel Castro iba a ser tan clarificador del periodismo actual.

No es fácil hoy encontrar esta obra, pero tampoco es imposible. Las últimas ediciones son con Ediciones de la Flor en Argentina en 1974 y Akal en España en 1986. Mediante los sistemas de compraventa de libros de segunda mano por internet se puede conseguir.

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