Por Ricardo Salgado
Solo quiero cambiar un poco. En lugar de escribir mucho sobre lo mismo comentaré algunas cosas que me parecen relevantes, y que deben ser resaltadas por su importancia.
He tenido dificultades escogiendo la primera reflexión que deseo hacer. Definitivamente me inclino por felicitar al Espacio Refundacional por su actividad contra la militarización en el Bajo Aguan. Espero que la misma sea un éxito. En el pasado he escrito unos cuatro ensayos cortos advirtiendo sobre los eventos que se van desarrollando en esa zona, y que ahora con esta acción adquiere relevancia desde el punto de vista de la solidaridad y la consciencia. Yo no podré asistir debido a compromisos adquiridos previamente, pero realmente espero que nos sumemos a todas las actividades de la resistencia, sin sectarismos ni dogmas, sino como revolucionarios. He sido crítico de muchas posiciones de algunos compañeros, pero no puede dejar pasar por alto este ejemplar trabajo que emprenden el fin de semana.
Después de todo el “avispero” dentro de la resistencia hondureña creo que la oligarquía tiene muchas razones para estar preocupada. Sin ponernos de acuerdo somos capaces de movilizar tanto, y generar tantas expectativas y debates. Aquí tenemos un proceso dialectico en pleno desarrollo, del que esperamos salga la poderosa fuerza que reemplace a la actual fuerza hegemónica. En lo personal me inclino por apoyar una fuerza nueva, dentro de la resistencia popular, amplia, inclusiva, deliberante, donde se abra un debate de ideas por mi familia, por mi sociedad, por el futuro, por la razón, por aquellos que somos más, por la justicia, por la igualdad, por la soberanía, por la libertad, por el socialismo, por todo eso voy POR.
Enrique Flores Lanza sigue en la línea de fuego de frente a las manipulaciones y las burlas del podrido sistema judicial heredado del golpismo. Los seudo jueves siguen sin entrar al meollo del asunto que debería ser su trabajo, y en lugar de seguir el debido proceso pretenden encarcelar a Enrique para humillarlo y tratar de ponerle condiciones terribles, como castigo a él, a Manuel Zelaya, pero, sobre todo, a la Resistencia Nacional. Poco a poco irán apretando en este caso, sin entender que esta maniobra es una ruleta rusa para ellos. Deberían proceder de inmediato a garantizar un juicio imparcial, y dejar que Enrique Flores demuestre su inocencia o sea vencido en juicio.
La comunidad internacional muestra un interés creciente en el caso Flores Lanza que se ha vuelto un bochorno de dimensión continental. El canciller (no Bismarck), la designada, el dipsómano presidente de la corte, y otra pléyade de funcionarios han dicho que el Acuerdo de Cartagena solo obliga a Lobo Sosa. Si bien es cierto entendemos a este último como el resultado del Golpe de Estado, no podemos aceptar tanta desfachatez, por eso vamos a exigir que el congreso ratifique este tratado, además vamos por la remoción de la corte, el Ministerio Publico y el juicio contra los culpables del Golpe.
El régimen está bastante enredado en una situación económica creada por la sumisión al Fondo Monetario Internacional, y la ineptitud de la empresa privada parasitaria. Para terminar de amolar la cosa, la constante violación a los derechos humanos, la impunidad y la persecución política, lo han marginado de préstamos. Ahora les ha tocado admitir que están devaluando la moneda, aunque cuando impusieron la banda cambiaria dijeron que las condiciones financieras internacionales eran favorables, como si se tratara de un cuento de disneylandia.
Y los pericos del régimen siguen hablando maravillas de los que están haciendo, y todos los días hablan de la democracia en Honduras, o lo que sea que están haciendo para destruir este país.
Siendo ecuánimes debemos ver que la intolerancia dentro de la resistencia es multidireccional, y es impulsada por grupos específicos de poder que promueven la división. Es cierto que ha existido exclusión y marginación, de ello surgen varios movimientos. También es cierto que las dirigencias han guiado al pueblo en la dirección de sus intereses. Todos deberíamos preocuparnos por promover la unidad, la amplitud, quienes no entiendan esto serán rebasados por el pueblo, y su deseo de transformar a Honduras. Este es un proceso histórico claro, por lo que al final las agendas ocultas tiene pocas opciones de progresar.
Quiero traer para cerrar una frase que escuche a la compañera Patricia Rodas, en una reunión de intelectuales hondureños, “qué bueno que todavía hacemos quienes podemos imaginarnos la Honduras que queremos”. No es tan exacta la cita, pero el contenido es ese; para cambiar a Honduras debemos darnos la opción de soñar la nueva patria, aunque para muchos la utopía sea algo risible. Yo prefiero seguir conservando ese pedacito de niño que llevo dentro, ese que es capaz de imaginar ese mundo que nos merecemos.
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