La Marea
Por Dani Domínguez
La alianza People’s Vaccine denuncia que Pfizer y Moderna están cobrando a los gobiernos 41.000 millones de dólares de más sobre el coste estimado de producción.
Pfizer y Moderna se han convertido en palabras usuales en el vocabulario pandémico, utilizados en el día a día de la población. Sobre todo, en España, donde la primera es la vacuna más utilizada y, la segunda, también muy administrada, tiene un nombre bastante sonoro en castellano.
La alianza People’s Vaccine culpa a ambas compañías farmacéuticas de encarecer el precio de las vacunas contra la COVID-19 aprovechándose del oligopolio que conforman. De acuerdo con una investigación llevada a cabo por la organización, las compañías Pfizer/BioNTech y Moderna –productoras de las vacunas punteras de ARN mensajero– “están cobrando a los gobiernos 41.000 millones de dólares de más sobre el coste estimado de producción”. De esta forma, solo la Unión Europea habría pagado un sobrecoste de 31.000 millones de euros, “lo que equivaldría al 19% del presupuesto total de la UE para 2021”, denuncian.
People’s Vaccine defiende, de acuerdo a un análisis de las técnicas utilizadas para la producción del fármaco, que las vacunas podrían fabricarse por apenas 1,20 dólares la dosis. Sin embargo, COVAX –el mecanismo creado para facilitar el acceso al remedio contra la COVID-19– ha estado pagando, de media, casi cinco veces más. La alianza recuerda que las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna han sido “desarrolladas únicamente gracias a los 8.300 millones de dólares provenientes de fondos públicos”.
La falta de dosis suficientes para inmunizar a la mayor parte de la población ha provocado que los países ricos se hayan colocado a la cabeza de las colas “prestándose a pagar precios excesivos”. Mientras, ambas farmacéuticas se han negado a transferir tanto la tecnología como los conocimientos sobre la vacuna a ningún productor capacitado en países en vías de desarrollo, “un gesto que podría aumentar el suministro global, reducir los precios y salvar millones de vidas”, critica la organización.
Beatriz Novales, directora del área de Programas, Incidencia y Ciudadanía de Oxfam Intermón –organización que forma parte de la alianza People’s Vaccine– señala que “mientras las multinacionales farmacéuticas sigan monopolizando una tecnología que salva vidas, seguirán priorizando los contratos que puedan brindarles los beneficios más excesivos y dando la espalda a los países en vías de desarrollo”. Asimismo, cree que teniendo en cuenta la actual situación, “es el momento de dejar de subvencionar a los multimillonarios. Es el momento de anteponer las personas a los beneficios”.
El acaparamiento de las vacunas por parte de los países más ricos y el enrocamiento de las farmacéuticas para evitar perder parte de sus ingentes beneficios provoca una importante desigualdad en el reparto de las dosis. Haití, por ejemplo, ha tenido que esperar hasta mediados de julio para recibir 500.000 vacunas gracias a una donación de Estados Unidos. El propio director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha reconocido hace algunos días que “la inequidad en materia de vacunas es el mayor obstáculo del mundo para poner fin a esta pandemia y recuperarse de la COVID-19”.
Maaza Seyoum, de la Alianza Africana y de People’s Vaccine en África, sostiene que “permitir que los fabricantes de los países en vías de desarrollo produzcan las vacunas es la manera más rápida y segura de aumentar el suministro y conseguir un descenso drástico de los precios”. Soyoum recuerda que “cuando esto se hizo para el tratamiento contra el VIH, asistimos a una caída de los precios de casi el 99%”.
La semana pasada, Pfizer/BioNTech anunció que autorizaría a una empresa sudafricana a rellenar y envasar 100 millones de dosis para distribuir en África, algo que no comenzará hasta 2022: “No es más que una gota de agua en un océano de necesidad”, denuncian desde la ONG.
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