miércoles, 7 de mayo de 2014

El impacto humano sobre la biodiversidad tiende a ser negativo cuánto más pequeña es la escala de estudio


Asociación Española de Ecología Terrestre

Una investigación que repasa la literatura científica de los últimos 13 años en inglés sobre la relación entre ser humano y biodiversidad a diferentes escalas macroecológicas, pone de manifiesto que el impacto del ser humano sobre las especies vertebradas terrestres es negativo o positivo en función de la escala espacial que se haya tomado como referencia para el estudio. Así, a extensiones amplias, la relación tiende a ser positiva; mientras que a escalas menores, la relación tiende a ser negativa.

Según la investigación, la relación “negativa” supone la existencia de una competencia por el espacio y los recursos naturales entre la humanidad y las especies. Como resultado, las especies animales no adaptadas a la presión humana se ven expuestas a declives poblacionales o, simplemente, abocadas a la extinción a medida que el nivel de urbanización aumenta.  

El estudio, que ha sido publicado por la revista técnica de ecología y medio ambiente Ecosistemas, editada por la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET), está encabezado por Miguel-Ángel Olalla-Tárraga, profesor del Área de Biodiversidad y Conservación del Departamento de Biología y Geología de la Universidad Rey Juan Carlos y Erik-Joaquín Torres-Romero, becario de investigación en el departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá de Henares. En el trabajo, se destaca que, más allá de las diferencias, todos los estudios analizados comparten el objetivo de conocer el grado de asociación entre impacto humano y riqueza de especies para orientar, en su caso, posibles medidas de conservación de la biodiversidad a diversas escalas espaciales. Además, con este ejercicio, los autores quieren contribuir a detectar aquellas zonas, especies o escalas que requieran de una mayor atención de cara a investigaciones futuras.  


El ser humano como motor de cambio de la biodiversidad   

 El impacto humano es una variable fundamental en biogeografía de la conservación. En el último período geológico, el Holoceno, que comprende los últimos 12.000 años, el ser humano ha sido uno de los principales motores de cambio de la biodiversidad y, en la actualidad, nos encontramos en medio de la sexta gran extinción masiva de especies de los últimos 540 millones de años, cuyo origen es eminentemente antropogénico. Según advierten los autores de este estudio, “la investigación del impacto humano sobre la riqueza de las especies ha sido poco estudiada en macroecolog ía” debido, en gran parte, a la complejidad que supone evaluar la actividad humana y sus múltiples impactos.

Aspectos dominantes en los estudios analizados

 De las 29 publicaciones revisadas desde el año 2000 al 2013 por Olalla-Tárraga y Torres-Romero, la mayoría se localizan en el Hemisferio Norte (Paleártico y Neártico), seguido por la región Afrotropical; mientras que en el Neotrópico y la región Oriental existe un menor número de estudios, que son especialmente escasos para el caso de Australia.

 Los resultados identifican a las aves y mamíferos como los dos grupos taxonómicos con mayor disponibilidad de estudios. Los otros dos grupos (reptiles y anfibios) son menos comunes en la literatura.

 Las extensiones geográficas regionales y continentales aglutinan el mayor porcentaje de los trabajos disponibles, la mayoría en base a una escala espacial entre 1.000 y 10.000 Km2. La ausencia de trabajos es notable tanto a nivel nacional, como multinacional y global.

 La mayoría de estudios analizados emplean la Densidad de Población Humana (DPH) como métrica de impacto humano, mientras que variables más elaboradas y complejas comoHuella Humana y Accesibilidad Humana apenas están comenzando a incorporarse en estudios de carácter macroecológico. Por ejemplo, los autores de la presente investigación [datos sin publicar] han demostrado, por primera vez, que en las regiones Paleártica, Neártica y Oriental, las zonas más accesibles a los seres humanos son a menudo aquellas en las que encontramos una menor riqueza de especie de mamíferos, gracias al empleo de otras variables.

Interpretación

 Por un lado, el hecho de encontrar relaciones positivas en la convivencia entre el ser humano y las especies vertebradas terrestres en amplias escalas, podría explicarse porque los seres humanos han optado por instalarse en localidades con elevados niveles de productividad primaria, lo que coincide con la adecuación y favorabilidad de estos lugares para un gran número de especies.

 Por otro lado, las correlaciones negativas podrían explicarse porque las zonas con mayor DPH y elevada presión antrópica suelen estar relacionas con fuertes cambios en el entorno (dinámica de pérdida y fragmentación de hábitat, por ejemplo), que aumentan considerablemente el riesgo de extinción y la tasa de pérdida de especies. No obstante, el patrón histórico de distribución humana ha posibilitado que muchas de las especies que actualmente encontramos en zonas con fuerte impacto antrópico sean generalistas con amplios rangos de tolerancia a la presencia del hombre.

 Este estudio sirve, en última instancia, para orientar aquellas regiones, grupos taxonómicos y escalas que precisan de mayor atención a la hora de planificar estudios futuros, que serán de vital interés para comprender las respuestas de la biodiversidad ante escenarios de cambio global.

*** La Asociación Española de Ecología Terrestre   es una organización científica sin ánimo de lucro y de ámbito nacional, operativa desde 1989. Su principal objetivo es el fomento de la investigación y la divulgación de la ciencia de la Ecología. Es editora de la revista científica y técnica de ecología y medio ambiente Ecosistemas , que cuenta con un blog divulgativo .

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