miércoles, 30 de octubre de 2013
Militarización
Diario Tiempo
Los criterios y denuncias de la ex-directora de Asuntos Internos de la Policía, María Luisa Borjas, sobre la militarización de la entidad policial y el enriquecimiento ilícito de altos mandos vinculados con el crimen organizado gozan de un alto grado de credibilidad en la colectividad hondureña.
Esas apreciaciones y denuncias ha venido externándolas la comisionada Borjas (r) desde tiempo atrás, y, por lo que se ve, los hechos van dándole la razón, como se advierte en el proceso de reestructuración de la institucionalidad de la defensa nacional.
Las primeras designaciones hechas por el comisionado de Defensa y Seguridad (cargo de inédita creación) y secretario de Seguridad, Arturo Corrales, da la pauta del programa, sin duda porque ha puesto en manos de oficiales militares retirados su ejecución, aparentemente en contradicción con el discurso des-militarista de Washington.
Al respecto, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general René Osorio Canales, se ha referido al “riesgo de contaminación” de la entidad militar al ser conjuntadas con la Policía Preventiva en las tareas de seguridad interna, ante el peligro de infiltración por el crimen organizado. Sin embargo, acata esa artificiosa simbiosis por tratarse de una orden del comandante general en jefe, el presidente de la República.
No obstante, general Osorio Canales hace alusión a que el presidente Obama, en su reciente visita a Centroamérica, alertó sobre los riesgos que se corren al involucrar a militares en la lucha contra el narcotráfico, algo que, en la práctica, pondría de manifiesto el doble “standard” o rasero de la diplomacia.
Eso puede ser interpretado así porque ha quedado claro que, por primera vez en nuestra historia, Estados Unidos ha declarado abiertamente y sin inhibiciones que asume la dirección, control, reorganización y supervisión de la seguridad nacional interna de Honduras, ante la incapacidad del Estado para cumplir con esa función esencial.
De hecho, el nombramiento del comisionado de Defensa y Seguridad Corrales, y, por supuesto, sus decisiones, son parte principal de ese programa de control de la seguridad nacional, en el marco implícito de protectorado vigente, que, según señala la comisionada Borjas, tiene también proyecciones de conflicto de baja intensidad.
“Se necesita una policía militar –dice la ex–directora de Asuntos Internos--, entrenada en actividades de contrainsurgencia y de combate de baja intensidad porque van a venir las persecuciones contra los líderes sociales y el desmembramiento de las organizaciones sociales. Vamos de regreso a la época de la guerra fría”.
En el clima de inseguridad, de confusión y de colapso institucional que impera en nuestro país, las declaraciones de la comisionada Borjas necesariamente alarman a la ciudadanía respecto al futuro del desarrollo social y de la vigencia de los derechos humanos en Honduras, en un momento proclive a las regresiones ultraconservadoras y a la desestabilización del proceso de configuración de la sociedad civil.
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