miércoles, 16 de octubre de 2013

Los desafíos de Xiomara Castro


Por Hugo Noé Pino

Xiomara Castro, candidata de LibRe, será la próxima presidenta de Honduras y la primera mujer en ostentar el cargo. Los desafíos que deberá enfrentar son múltiples y difíciles, producto de la herencia que le dejará el partido Nacional, actualmente en el gobierno.

Enfrentará retos en el campo económico, político y social. En el campo económico, el contexto internacional no es el más propicio para el crecimiento debido a los problemas de los países desarrollados, especialmente Estados Unidos. A esto habrá que agregar el fuerte desequilibrio fiscal, cuyo déficit se calcula para 2013 en alrededor del 8% del producto interno bruto. Los pagos por concepto de servicio de la deuda externa e interna en los próximos cuatro años representarán entre el 20% y 25% del total del presupuesto nacional, sin tomar en cuenta la situación precaria de las empresas públicas.

En el campo político tendrá un Congreso Nacional conformado por diferentes bancadas, lo cual implicará la búsqueda de coaliciones para aprobar los principales proyectos de reformas. En lo social, grandes expectativas de los sectores marginados, quienes demandan más y mejores bienes y servicios públicos, como son la educación, la salud, la seguridad e infraestructura.

Los planteamientos hechos por la candidata de LibRe ante diferentes audiencias como grupos sindicales, campesinos, cooperación internacional, las cámaras de comercio e industrias de Cortés, así como a su similar de Tegucigalpa, entre otros sectores, muestran una clara consciencia de estos desafíos y  la manera cómo enfrentarlos. En el plano económico habla de la necesidad de generar un clima de negocios propicio para la inversión nacional y extranjera, basado en la seguridad ciudadana, la seguridad jurídica y el fortalecimiento institucional en general.

En lo relacionado a la política fiscal ha sido muy enfática en la reducción gradual del déficit fiscal y la readecuación de la deuda interna para poder dedicar recursos a las prioridades del gobierno. También señala la necesidad de revisar minuciosamente el presupuesto de cada entidad del gobierno, con el objetivo de reducir y racionalizar el gasto. Se propone un dialogo abierto y franco con los organismos financieros internacionales para que sus operaciones en Honduras contribuyan al crecimiento y desarrollo del país.

En el plano político, y como condición para todas las políticas públicas, Xiomara Castro ha señalado la necesidad de un pacto social que involucre a diferentes sectores de la sociedad, como son partidos políticos, empresa privada, sector social de la economía, iglesias, es decir gobierno y  sociedad civil en su conjunto. También ha resaltado la necesidad de una asamblea nacional constituyente como mecanismo efectivo para un nuevo pacto social de los hondureños y hondureñas. En el marco del profundo deterioro institucional que ha venido teniendo Honduras está es una alternativa para la creación de una democracia participativa.

En lo social se plantea recuperar la esencia del Estado democrático, es decir, el Estado que se preocupa por el bienestar de la población en su conjunto y de forma integral, a través de los servicios de educación, salud y protección social.

Xiomara posee varias fortalezas para poder enfrentar estos desafíos con éxito. En primer lugar, su experiencia como ex primera dama de la Nación la llevó a coordinar varios programas sociales que le dieron un conocimiento amplio de los problemas que enfrentan los sectores más vulnerables del país. Segundo, carácter para tomar decisiones, esto lo demostró en los momentos más difíciles del golpe de Estado al ponerse al frente de la resistencia nacional, aún a riesgo de su integridad física. Tercero, capacidad de escuchar y buscar el dialogo como instrumento de resolución de conflictos. Cuarto, contar con un equipo técnico sólido y numeroso, proveniente de diferentes disciplinas, deseosos de contribuir a la transformación de Honduras.

Un desafío preliminar que tendrá que vencer Xiomara y LibRe es la posibilidad de un fraude electoral. La experiencia reciente de las elecciones internas de noviembre pasado, las denuncias de fraude dentro de los dos partidos tradicionales por estas elecciones, y el hecho que el Tribunal Supremo Electoral esté conformado únicamente por los dos partidos tradicionales (el otro es sólo un apéndice) y que sus miembros sean realmente activistas políticos, arrojan dudas razonables sobre la transparencia de las elecciones.

Solamente la presión interna y externa pueden detener los riesgos que este marco electoral presenta. Habría que recordar que ésta no es una elección más, es la primera elección libre después del golpe de Estado y de un gobierno de transición. Debemos garantizar que el resultado sea aceptado por todos los participantes y la condición fundamental para ello es que la transparencia prevalezca más allá de cualquier duda.

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