miércoles, 23 de octubre de 2013
Calamitosa situación en escuela Dionisio de Herrera en Comayagüela
Los estudiantes de primaria de la Escuela de Ensayo Dionisio de Herrera, en Comayagüela, prefieren recibir clases en las calles, bajo el fuerte sol, que seguir recibiendo el pan del saber al borde de la muerte.
Bajo el fuerte sol y a pesar de la molestia en los ojos que reflejan las hojas de los cuadernos, los niños no dejan de asistir a la escuela.
Las ganas de aprender y compartir ideas y pensamientos con sus compañeros a diario, es lo que hace levantar a los pequeños cada mañana, pero al llegar a la institución sus mentes se bloquean al ver la deplorable situación de la institución.
En tanto, a veces los docentes se ven obligados a impartir clases en la calle, frente a la institución, ya que los pequeños cuentan inocentemente el temor que tienen al caminar en algunas aulas del lugar, porque sienten que tiembla como si el edificio “les hablara”.
Al preguntarle al alumno de quinto grado Antoni Maradiaga qué es lo que más le gusta de su escuela, contestó que la dinámica de estudio que tienen los maestros. “Yo vengo de una escuela privada con índice de 80 y al entrar aquí me ha costado mantenerlo”.
Cuando llueve se inundan las aulas y los pequeños son los primeros voluntarios en ayudar a limpiar las aguas.
Lamentablemente, las autoridades educativas del país no velan por el bien de las instituciones en que sí vale la pena invertir, pese al mal estado en que estamos estudiando no lo pensaría dos veces el volver a estudiar aquí, aseguró.
Mientras, Soany López escribía y borraba algunas palabras de un libro de español muy entretenida, pero pendiente de lo que su compañero decía. Añadió que “nos encantaría poder tener un patio digno donde podamos correr, caminar y jugar como libres palomitas sin tener que estar escuchando los gritos de preocupación de los maestros ¡cuidado niños!, no se vayan por allí, es peligroso”.
“A veces, hay días que no sonreímos porque nosotros ya tenemos 9 y 10 años y con jugar plastilina o pintar no dejamos de obviar el problema de la escuela, sin embargo, pedimos calidad educativa, tenemos derecho.
Las ventanas y puertas de la parte superior del edificio están llenas de moho y hongos que amenazan la salud de los alumnos y docentes.
“¡Ey, disculpe!, pero nos van a regalar la portada de su periódico para que de una vez por todas los encargados de la educación vengan para ayudar y arreglen el edificio”, gritó Carlitos, mis papás compran La Tribuna, agregó sonriente.
Desde hace 10 años que ese centro educativo se empezó a deteriorar, pero la situación está agudizando hace cuatro años en donde los docentes ya inhabilitaron seis aulas de clases y el edificio del anexo por encontrarse en condiciones infrahumanas.
Hasta miembros del Comité Permanente de Contingencias (Copeco) inspeccionaron el lugar en donde pusieron cintas de precaución para que los alumnos y docentes no caminen por la zona, ya que la catalogaron de alto riesgo.
Seis aulas han sido inhabilitadas debido al temor que en cualquier momento se desplomen sobre el primer piso.
Sin embargo, las máximas autoridades educativas hasta el momento no han dado respuesta alguna para tratar de solventar la problemática que flagela a 710 estudiantes que con limitaciones, sacrificios, grandes deseos y sueños por ser alguien en la vida se arriesgan ante la amenaza inminente de que la plancha del segundo piso les caiga encima.
Lo anterior porque la mayoría de los estudiantes proviene de hogares de escasos recursos económicos por lo que los padres de familia no tienen dinero para trasladar a sus hijos a un centro educativo privado.
Deplorable
Los alumnos no tienen suficientes aulas para estudiar y tenemos una fuerte demanda de padres que quieren matricular a sus hijos, pero los cupos son estrictamente limitados, porque no tenemos la capacidad de albergarlos por las pésimas condiciones que hay, lamentó Sofía Sanabria, directora de ese centro educativo.
Personal de Copeco solamente colocó cinta adhesiva en el anexo para restringir el paso, ya que lo declararon zona de peligro.
La infraestructura del edificio está prácticamente “desahuciada”, el anexo está completamente malo, ya cerramos seis aulas que servían para impartir clases avanzadas, explicó.
El salón para usos múltiples tampoco se utiliza por temor a que se desplome, porque algunas partes tienen material de construcción y otras de madera, lo que la debilita más.
Para colmo, tampoco la biblioteca de la escuela está funcionando, debido a que estamos evitando la carga que por muy poca que sea en cualquier momento podría causar una tragedia en la parte posterior del edificio, agregó.
Hasta las clases de educación física se han suspendido, ya que no hay patio seguro ni salón que sirva de esparcimiento para los niños.
En ese sentido, para no perder la hora de ejercicio, mejor ponemos a los pequeños a que realicen actividades prácticas y artes plásticas, pero no es lo mismo. Ellos son niños y como tales prefieren jugar y ejercitarse con sus compañeros.
Riesgo
Los alumnos y maestros temen que en cualquier momento ocurra una tragedia por los grandes hoyos y fisuras del segundo piso.
Para el estudiantado y los docentes, el asistir a la institución es un riesgo de todos los días, pues temen que el deterioro de la estructura llegue a tal punto de resquebrajarse el suelo y caigan sobre el embaulado de una quebrada que está debajo del edificio.
Sanabria agregó que personal de la Secretaría de Educación le manifestó vía teléfono que no reparaban la edificación porque definitivamente no servía.
En tanto, estamos buscando ayuda con Organizaciones No Gubernamentales, pues en su mayoría se dedican a beneficiar a diversos sectores sociales del país.
Además, el Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) construirá con varios millones de lempiras un centro educativo deportivo, pero creo que deben enfocarse en prioridades como la educación básica, señaló.
No obstante, no me opongo al desarrollo de infraestructura para el bienestar de los capitalinos, pero estamos pidiendo desde hace cuatro años un nuevo edificio y lamentablemente aquí los más afectados siempre son los niños.
La escuela Dionisio de Herrera fue fundada con el fin de ensayar las nuevas metodologías de enseñanza que aplica la Secretaría de Educación para mejorar el sistema en el país, usando nuevas inventivas pedagógicas y favorecer así a la niñez.
Sin embargo, la decadencia en la economía del país y la burocracia siempre recrudece el desarrollo de los más necesitados. (Yeibi Moncada).
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