viernes, 17 de mayo de 2013
“La prensa hondureña, con los violentos"
Susto y fin de la grabación
Por Santiago Riesco
El martes, 7 de mayo, explicábamos en este mismo blog -desde Honduras- el susto que le dieron tres pandilleros armados a dos de las voluntarias con las que estábamos grabando. Y lo contábamos al detalle. Y explicábamos que seguimos grabando con dos laicos españoles después del susto. Y por la tarde entrevistamos al obispo de San Pedro Sula, monseñor Ángel Garachana. Ése fue nuestro último día en Honduras. El post se titula "susto y fin de la grabación".
El miércoles, 8 de mayo, llegábamos al aeropuerto internacional Ramón Villeda Morales para subirnos al avión que nos llevaría a Miami. En la ciudad norteamericana hacíamos escala durante cuatro horas antes de partir, bien entrada la noche, rumbo a Madrid, donde hemos llegado hoy, jueves 9 de mayo, a las 13:00. Nada más tomar tierra en Barajas, varios mensajes entran en nuestro teléfono con sendas noticias publicadas el día 8 en la prensa hondureña. Los titulares son aberrantes y absolutamente falsos.
"Equipo de prensa español abandona Honduras por amenaza de mareros" publica el diario "La Prensa" que anda estos días diciéndole a sus lectores que cuentan con uno de los manuales de estilo más avanzados en ética y deontología de todo Latinoamérica. Lástima que nadie se haya puesto en contacto con nosotros para comprobar que todo lo que publican es mentira. Quizá por eso lo firma "Redacción". Pero lo más increíble es que su única fuente, el post citado al principio de este texto, está absolutamente descontextualizado. Hubiera bastado con leer alguno de los siete textos publicados desde Honduras entre el 24 de abril y el 8 de mayo para saber quiénes somos y qué hacemos. Esto sin contar con la posibilidad de ponerse en contacto con nosotros a través de Facebook, Twitter, correo electrónico publicado en nuestra web o llamando por teléfono a TVE, al obispo de San Pedro Sula o a cualquier comunidad de misioneros claretianos del departamento de Atlántida.
Más grave aún es lo del periódico digital hondureño "Proceso Digital". Aquí el titular es aún más fantasioso: "Equipo de Radio Televisión Española asegura que abandona Honduras por amenazas de mareros". No es que abandonemos Honduras amenazados por los mareros, en este caso es que somos nosotros los que lo "aseguramos". Muy curioso, tampoco se ha puesto nadie en contacto con nosotros para asegurarles que no, que nos vamos porque hemos cumplido con todo el programa previsto. Que nos llevamos los cuatro reportajes que hemos ido a grabar. Que el pueblo hondureño nos ha tratado de maravilla y que, por desgracia, lo que nos habían comentado de los periodistas patrios lo hemos tenido que sufrir en nuestras carnes con este artículo que, por supuesto, firma "Proceso Digital". En fin.
Por si fuera poco, la bola comenzada por estos dos diarios se ha visto aumentada y deformada por la agencia de noticias "Prensa Latina" que titulaba: "Abandona Honduras amenazado equipo de televisión española". Que no, señores, que no nos han amenazado. Que tres delincuentes juveniles pertenecientes a una banda de maleantes han atemorizado a dos voluntarias de un proyecto de la iglesia católica y nos han pedido que nos fuéramos. Ellas, las voluntarias. Y nosotros nos hemos ido. Pero los mareros no nos han amenazado. Y mucho menos hemos abandonado el país por estos delincuentes. No es así. Hemos dejado Honduras porque el plan de grabación comprendía desde el 24 de abril hasta el 7 de mayo. Y no solo lo hemos cumplido entero sino que, gracias al pueblo hondureño, hemos superado con creces nuestras expectativas. Ya de paso aprovechamos para dar las gracias a los garífunas urbanos de San Pedro y a los garífunas de San Juan y Corozal (en la costa Atlántica); a los campesinos de El Cangrejal en La Ceiba y de El Astillero, Arizona y Nueva Florida en Tela; a las personas privadas de libertad en el penal de Tela; a los comunicadores sociales de radio Subirana; a los profesionales sanitarios de Siloé y de distintos puestos de salud urbanos así como a los promotores de salud de las distintas zonas rurales que hemos visitado; a las voluntarias del programa "madres maestras"; a los estudiantes del proyecto "el maestro en casa", a las pescadoras de jaibas de Los Cerritos, en la Laguna de Micos... vamos, a todo el pueblo hondureño que nos ha abierto su casa y su alma y que no se merece una prensa que se ponga del lado de la industria del miedo.
Bastante sufrimiento causa la pobreza extrema en la que vive gran parte de la población como para sumarle el terror a vivir en un estado gobernado por grupos de delincuentes organizados. Quizá la prensa debiera preguntarse por qué no gobiernan los representantes elegidos en las urnas por el pueblo y son los narcotraficantes y los jóvenes pandilleros los que deciden qué se puede o no se puede hacer. Con la anuencia de la policía y el ejército, dicho sea de paso.
Un gran compañero periodista (de los de verdad) me dijo una vez que "cuando el sabio señala la luna, el tonto mira el dedo". Y el miedo, las maras, el terror, los asesinatos, los secuestros, las extorsiones, los "guachimanes", las vallas, las alambradas... son sólo el dedo.
Un saludo a todos los periodistas responsables y valientes de Honduras (o sea, el 99 por ciento) y mis condolencias por tener que trabajar al dictado de empresarios ocupados en que nadie mire la luna.
Ni pueda preguntar sobre ella.
No ha sido nada. Todos estamos perfectamente. Pero hemos tenido que dejar de grabar. Y nos hemos tenido que ir de Cerrito Lindo, una colonia "caliente" en el sector Rivera Hernández, en San Pedro Sula, la ciudad con el índice de homicidios más alto del mundo.
Habíamos quedado con las voluntarias del jardín de infancia a las ocho de la mañana. Queríamos grabar una secuencia donde visitaran las casas de las familias con niños menores de seis años para invitarles a que los escolaricen en el "kinder" que la iglesia católica ha puesto en marcha de la mano de las voluntarias del programa "madres maestras".
En el lugar nos esperaba Mabel, una joven voluntaria que no dejaba de mirar hacia uno y otro lado de la calle. Nos pidió que esperásemos a que llegase alguna otra compañera porque a ella le daba miedo y vergüenza recrear esta visita en soledad. El padre del niño que íbamos a visitar, don Mario, vive en la misma manzana, cinco casas más allá del propio jardín de infancia. Todo estaba ya preparado y hablado. María, la compañera de Mabel, ya había llegado con su camiseta de "madres maestras".
Estábamos todos en la calle y Sergio había optado por captar el sonido con la pértiga en lugar de con el micrófono de corbata inalámbrico. Se lo quita a María y lo guarda. Alberto ya había preparado el encuadre, la luz y el movimiento de cámara siguiendo las indicaciones del realizador, Roberto. La secuencia estaba ya preparada cuando Roberto pidió a Mabel y María que doblaran la esquina y a una voz suya vinieran hacia la casa de don Mario. Pero en lugar de las voluntarias aparecieron tres adolescentes de no más de 18 años montados en bicicletas y con la pistola bien visible en su pantalón de deporte. Le pidieron el móvil a Mabel y revisaron sus contactos y llamadas. Le preguntaron quiénes éramos nosotros. La tensión iba en aumento. Mientras yo preguntaba a don Mario si los conocía y me aseguraba que no al tiempo que su hijo le pedía que entrara en casa porque él sí los había ubicado. Entonces pregunto al vecino de enfrente, un joven con el que estaba contrastando datos sobre el barrio tomado por Los Ponce y la guerra que mantenían con la mara Salvatrucha (MS13). El sí los conocía y nos advertía que nos fuéramos, que sólo íbamos a meter en problemas a las voluntarias. Finalmente los mareros devolvieron el móvil a Mabel que llegó hasta nosotros llorando y sin habla. María, la otra voluntaria, nos pidió que nos fuéramos, que era peligroso. Y eso hicimos. Irnos.
Estuvimos toda la mañana grabando con dos laicos españoles que llevan casi doce años viviendo en La Rivera Hernández. Aquí llevan un proyecto de prevención para que los niños, niñas y jóvenes puedan disfrutar de un entorno apropiado para estudiar, jugar, intercambiar saberes y olvidarse del entorno de violencia durante cuatro horas al día.
Silvia es de la diócesis de Orihuela-Alicante y Oscar de la de Menorca. Aquí están acogidos por el obispo claretiano de San Pedro Sula, Angel Garachana. Esta tarde hemos quedado con los tres para grabar la secuencia final y hacerles algunas preguntas. Antes de todo esto hemos llamado a Mabel a su móvil. Está más tranquila. Cuando estábamos comiendo nos ha enviado un mensaje dándonos las gracias por la comprensión y dándonos su bendición.
Mañana tomaremos el avión para regresar a España. Pasado, si Dios quiere, estaremos en Madrid.
Son muchas las historias que quedan por contar. Algunas de ellas absolutamente tremendas. Todo ello hubiera sido imposible sin el equipo impresionante (humana y profesionalmente hablando) con el que he tenido la suerte de compartir estos días: Roberto Domingo, Alberto Novo y Sergio Rodríguez. Un lujo de compañeros que me hacen sentir orgulloso de pertenecer a la misma empresa que ellos, a TVE, y con los que uno se puede ir al fin del mundo. Aunque unos críos con pistola intenten amargarnos la mañana y atemoricen a la buena gente de Cerrito Lindo. Lo teníamos que contar.
¡Viva Honduras! (la de la gente buena, que son el 99%)”
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario