miércoles, 22 de mayo de 2013

Imaginar



Rebelión

Por María Vacas Sentís

1. Imaginar otro mundo posible. En “Diálogos con Teresa Forcades” esta monja benedictina cita al filósofo Slavoj Zizek, para quien uno de los rasgos de nuestra cultura es nuestra capacidad de imaginar escenarios de futuro que nuestros antepasados no entenderían. Podemos imaginarnos viviendo en burbujas en el fondo del océano, o en el espacio sideral. Podemos soñar que nos convertimos en ciborgs, a medio camino entre la humanidad y la técnica. O imaginar seres con la capacidad de auto-fecundarse. Sin embargo, hay algo que no podemos imaginar, que parece estar más allá de esta extraordinaria capacidad imaginativa propia del siglo XXI. ¿Y qué es? Que exista alternativa al capitalismo. La mayoría de la gente no cree que haya alternativa a este sistema depredador. Una parte del cerebro nos dice que la alternativa política es urgente, necesaria y llena de posibilidades de realización feliz para las personas, pero automáticamente la rechazamos; se nos activa un miedo profundo que los interesados en mantener el status quo nos alimentan. ¿Cómo escapar del suicidio al que nos conduce esta incapacidad de imaginar?

2. Imaginar que construimos la unidad política y social. Anoche, desvelada, soñé que una gran alternativa, o frente cívico, amplio, popular, de movimientos sociales y agrupaciones y partidos políticos cobraba cuerpo en las calles y en las urnas, en España y en Canarias. Que se aparcaban los protagonismos, que imperaba la generosidad, que se bajaban las banderas chiquitas y se alzaba una enorme con todos los colores y todas las siglas. Que prevalecía la coincidencia programática a partir de lo que sabemos que no queremos. Imaginaba y, al mismo tiempo, como hormiguita recolectora, compartía pensamientos de las redes, intentando difundir la cara B del mundo. De repente, en el interminable río del Facebook leo sobre un proyecto llamado Alternativas desde abajo. Habla de congregar a todo el espectro político y social contrario a las actuales directrices económicas para conseguir el poder en las próximas elecciones generales; de una simbiosis entre la izquierda social y la izquierda política, sin fagocitar una a la otra. Imagino que sí se puede construir esa unidad. ¿Por qué no? Me sumo y lo comparto.

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