martes, 2 de abril de 2013

‘Necesitamos volver al Evangelio; Dios es nuestra fuerza’




Por Abel Carbajal

Hundidos en una pobreza sin precedentes, es muy difícil encontrar un horizonte esperanzador en una Honduras que se ha desviado totalmente del sueño de su gran líder Francisco Morazán, quien dio su vida por construir la unidad y la integración de nuestros pueblos. Algunos analistas consideran que la situación se ha agravado a partir de la década de los ochentas cuando la narcoactividad comenzó a proliferar en el país; problema que se ha convertido en el mayor de los monstruos fabricantes de inseguridad.

Recientemente hemos tenido nuestra Asamblea General de Delegados de la Palabra de Dios, un grupo significativo de hombres y mujeres que trabajan pastoralmente en las aldeas de nuestra Parroquia con el objetivo de ser transmisores del mensaje liberador de Jesús. Juntos hemos visto que la realidad nacional no puede estar desvinculada de nuestras prácticas religiosas. En este sentido, nuestros Delegados han tenido el espacio necesario para profundizar en el tema auxiliados por la última carta pastoral de los obispos: "Reflexiones con motivo del actual proceso electoral en Honduras”. El objetivo principal del texto es orientar a la población "siguiendo la tradición de reflexión y acompañamiento eclesial” como ellos mismos expresan.

Los obispos comienzan haciendo un buen análisis de la realidad en el que han puesto el dedo en la llaga, resaltando los problemas más apremiantes que aquejan a la sociedad: "el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción”. Esto evidencia que vivimos en una sociedad constantemente amenazada por conflictos muy complejos que ellos mismos resaltan: "luchas campesinas, vulnerabilidad ambiental, polarización política, abusos gremiales, dos millones de desempleados en edad laboral, concentración de las riquezas en pocas manos, educación al borde del colapso, violencia delincuencial, un sistema de salud que no cubre las necesidades básicas de las personas etc…”, ¿hacia dónde vamos?

Según la opinión general de nuestros Delegados, en su mayoría campesinos y con gran experiencia eclesial, no ven un futuro favorable para el país. Ellos piensan que la política nacional no posee representantes que generen una esperanza real en el pueblo; ven que el pecado estructural es el gran protagonista de los mal llamados procesos de desarrollo nacional. Al presentarles la propuesta de los obispos basada en "la justicia, la verdad, la libertad y el amor”, se rehúsan a creer que esto pueda ser posible en la nación. Por su parte los jerarcas hacen un llamamiento claro a la participación en los cambios estructurales que el país necesita. Esto nos inspira a seguir dando respuesta a los problemas concretos de nuestra zona: secuestros, robos, extorsiones, el extensivo monocultivo (palma africana), y el gran problema de las amenazas y acoso por parte de las empresas extractoras de minerales.

Ante lo antes expuesto, nos salta la inevitable pregunta: ¿cómo renovar la esperanza en medio de la actual situación que vivimos? Los Delegados han respondido desde su sabia experiencia, "necesitamos volver al Evangelio y a las enseñanzas de Jesús, para ser testigos de la verdad y la justicia”, señalaron. En este sentido, como cristianos queremos asumir aquella invitación que nos hacía Pablo VI cuando decía que "combatir la miseria y luchar contra la injusticia es promover, el progreso humano y espiritual, y, por consiguiente el bien común de la humanidad”.


Motivados en estas enseñanzas, recientemente nos hemos reunido en nuestra parroquia de Arizona con Monseñor Miguel Lenihan, Obispo de esta Diócesis de La Ceiba, sacerdotes de algunas parroquias de la Diócesis, entre ellos el Misionero Claretiano Ismael Montero, prefecto de apostolado de la Provincia claretiana de Centroamérica y encargado de Justicia, Paz e Integridad de la Creación; asesores legales del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), representantes del Patronato Regional del sector Florida, Tela, (organización comunitaria) quienes representan la máxima autoridad civil en el área y que a una sola voz han reiterado su "NO” a la explotación minera.

El campesinado teme que el constante asedio provoque en los habitantes del lugar un inevitable derramamiento de sangre y la pérdida de vidas humanas. Es por ello que después de haber agotado todas las instancias estatales, que podrían resolver el problema aplicando justamente la ley, y no haber encontrado soluciones a sus demandas, han acudido a la Iglesia "por ser una de las instituciones que cuenta todavía con una sólida credibilidad”, como afirmó uno de los participantes. Para que ella, en la persona del Obispo y su consejo, solicite al Alcalde de Tela la realización de una Asamblea de Cabildo Abierto, en la que se pueda poner punto final a la desesperante situación. El Obispo se mostró disponible y prometió su apoyo a su petición expresando que él no es indiferente a los problemas de explotación ecológica, así también lo afirmó en una entrevista radial a los periodistas de "Radio Subirana”, agregando su deseo de diálogo y paz entre las partes involucradas. Es el momento de unirnos a las palabras de una campesina de la zona directamente afectada, por los sobornos y engaños de los empresarios, quien con gran serenidad expresó que "a pesar de las dificultades, Dios es nuestra fuerza”.

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