Por Juan Almendarez
16 de mayo de 2018: Declaraciones de Donald Trump: “Los Migrantes (hondureños) no son personas, son animales”.
16 de julio: Haide Fulton embajadora de Estados Unidos en Honduras indicó que la visita del alto jefe militar de su país una muestra de la perdurable relación de seguridad entre Estados Unidos y Honduras.
17 de agosto de 2018: La Presidencia de Honduras ha declarado “Información Reservada” las licencias ambientales y estudios técnicos y todo trámite ambiental, según publicación de La Gaceta, viernes 17 de agosto de 2018
28 de agosto de 2018: Firma del diálogo entre los partidos políticos sin la presencia del partido Libre
1 de septiembre: Asesinato de los dos Jóvenes Estudiantes, Mario Suárez y Gerson Medina de 18 y 19 años crímenes de los estudiantes, Mario Suárez y Gerson Medina, de 18 y 19 años, escandalizó a la sociedad luego que trascendiera un video de supuestos agentes de la ATIC deteniéndolos.
2 de septiembre: asesinato del joven universitario Kevin Mencía Orellana quien era integrante de un Movimiento estudiantil de la Unah-vs http://www.laprensa.hn/honduras/1212743-410/unah-exige-esclarecer-asesinato-universitario-sampedrano-kevin-jose-mencia-Orellana
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Honduras ha sido considerado el país más violento del mundo tomando como indicador la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, esta aseveración está basada en una premisa falsa que asume que los seres más violentos del mundo son los de la población hondureña, particularmente los jóvenes.
A nuestro modo de entender la violencia de Honduras es estructural, histórica y tiene una profunda relación en las últimas décadas por la ocupación militar norteamericana: neocolonización y las doctrinas de seguridad nacional diseñadas por el Pentágono y las dictaduras militares de America Latina.
En tal sentido, a partir de la década de los ochenta se inicia la ocupación militar económica, política, cultural, mediática y religiosa del país con los consecuentes actos de corrupción y narcotráfico, Irán contra Gates y la utilización histórica de nuestro territorio por la CIA y el Pentágono para que nuestros soldados sean mercenarios y aliados a las tropas invasoras, como en 1954 para agredir a Guatemala, en los años ochenta y noventa para servir de campos de entrenamiento de las tropas nicaragüenses y salvadoreñas así como el envío de soldados hondureños para invadir la República Dominicana e Irak.
A partir del golpe militar orquestado por Estados Unidos y la derecha latinoamericana estadounidense y europea, progresivamente Honduras se convierte en un Estado Militar Policial punitivo y persecutorio (seguritización “securitization”, en inglés, del Estado) con reducción de los gastos sociales como educación, salud y con prioridad los gastos militares consolidándose el neoliberalismo, una de las formas extremas de la violencia del capitalismo.
Es paradójico que tanto el gobierno de Estado Unidos y sectores importantes de la comunidad internacional consideran a Honduras una democracia cuando, desde el punto de vista fáctico y real, es una democracia con ocupación militar donde los militares que dieron el golpe de Estado participan en las elecciones y los que garantizan las elecciones son los propios militares golpistas.
A pesar de que esto es un secreto a voces se hace caso omiso la OEA y sus instituciones de derechos humanos guardan silencio ante los crímenes cotidianos donde reina una impunidad de más del 90% y la politica criminal del Estado se caracteriza por una construcción multimillonaria de cárceles de máxima seguridad donde se practica en forma cotidiana la tortura y sirven como bodegas para colocar a los presos políticos. Por otra parte, las nuevas formas de Policía Militar que ponen en práctica la doctrina de Seguridad Nacional, asesinan a los jóvenes, niños, niñas, violan a mujeres y la excusa tradicional es que no hay suficiente dinero para fortalecer la seguridad y el Ministerio Público.
En consecuencia de lo anterior, las altas violaciones a los derechos humanos y los altos niveles de corrupción están en correspondencia con la política del Pentágono y la militarización de la sociedad hondureña.
Una de las formas de ocultar esta realidad es a través de leyes perversas donde todo lo que pongan en evidencia la crueldad de este sistema es un secreto de Estado.
En estas consideraciones vale la pena mencionar que es un secreto de Estado no informar de los gastos confidenciales del Ejecutivo, el Congreso y otras dependencias del Estado, y ahora con la información reservada con licencias ambientales es una forma de impunidad para ocultar la corrupción y también no llegar a la verdad sobre grandes crímenes que han ocurrido por la acumulación capitalista, por desposesión y desalojo que afecta profundamente a las zonas indígenas, campesinas y a pobladores.
La sociedad política está “acorazada de coerción” o sea se ha producido la romanización de la Politica Militar.
La hegemonía corresponde a una agenda patriarcal imperial que utiliza los medios de comunicación, los aparatos de inteligencia, las instituciones educativas particularmente la universidad y el nivel secundario, así como también la teología fundamentalista para preparar el terreno, criminalizar la protesta de la niñez, la juventud y justificar posteriormente las masacres de estudiantes y jóvenes a nivel nacional.
Una de las formas de descarar esta realidad y hacer ver a Honduras un país democrático ha sido la estrategia de entrenamiento mediático, una agenda patriarcal es imperial de un diálogo entre fuerzas políticas cuando simultáneamente están ocurriendo el hambre, la miseria, el terrorismo de Estado, tortura y asesinato mas de jóvenes por eso calificamos este diálogo con sangre y terror.
Nosotros consideramos que la muerte programada de Honduras es responsabilidad del Estado Policial Militar y el Pentágono.
Por lo tanto, planteamos a la comunidad nacional e internacional que tenemos como tarea fundamental desmantelar la ocupación militar, luchar contra esta guerra no declarada contra el pueblo, y que sean todos los sectores conscientes amantes de la paz y de la justicia los que levantemos las manos y las voces en protesta contra este gran crimen que está gestando el Pentágono y el Estado Militar Policial que golpea a Honduras y a todo el corazón de la humanidad.
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