viernes, 21 de septiembre de 2018

Digna movilización por la Patria/Matria y sus hijos



Por Texto y fotos: Sandra Rodríguez

Con cuatro niños de 11, 6, 3 y un año, Digna caminó este día en la movilización popular convocada en el bulevar Morazán de Tegucigalpa, para recordar a los que ostentan el poder, que en Honduras no hay independencia, sino múltiples violaciones a los derechos humanos que laceran a toda la población.
Así como ella, miles de personas salieron este 15 de septiembre en diferentes ciudades del país, para repudiar una vez más al régimen dictatorial que gobierna desde el 2009 tras el golpe de Estado contra el entonces presidente Manuel Zelaya Rosales, actualmente diputado del Congreso Nacional por el partido Libertad y Refundación (LibRe).

No faltaron los gritos, las leyendas, camisetas y canciones que expresaban “Fuera JOH”, refiriéndose al ilegal presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, que desde horas de la mañana estaba en el estrado principal del Estadio Nacional en Tegucigalpa, donde policías, militares y estudiantes de centros de educación media le rendirían pleitesía, en los tradicionales desfiles cívicos -según ellos- celebrando la independencia patria, del 15 de septiembre de 1821.

Pero ¿cuál independencia? Es la reiterada pregunta que se hace el movimiento popular desde hace años. Inquietud que ha llegada a más personas que siempre salen a ejercer su derecho a la protesta con el temor de ser reprimidos -y esta vez no fue la excepción- o en carcelados como hay más de 30 casos en la actualidad.
¿Tienen miedo? Preguntaban en altoparlantes, No, respondía la muchedumbre, que avanzaba cerca de las diez de la mañana por el bulevar Morazán. Para estas y otras consignas habían hojas volantes con las respuestas, es así que un niño también gritaba mientras las leía y empujaba un coche de bebé, con su hermanito a bordo.

Digna salió a las calles con los pequeños para protestar contra un gobierno dictador, de este modo quiere hacerles conciencia –desde niños- a que sepan en qué país están viviendo y que Juan Orlando es el que se está “cagando” (destruyendo) en todo. La familia se pronuncia en contra de la violencia especialmente la que se transmite a través de los medios de comunicación “si usted ve las noticias, es mentira lo que él (JOH) dice, sólo es de jóvenes muriendo, que ellos (niños) miren la realidad, y da miedo, y él grita “fuera JOH”.

Los nombres de los estudiantes de secundaria, Gerson Meza y Mario Suárez, ejecutados el pasado 30 de Agosto “Día Nacional del Detenido Desaparecido” fueron escritos con lápiz tinta al reverso de una página volante repudiando el “diálogo político” convocado por el régimen. La portadora de este mensaje era una mujer mayor, con pañoleta en la frente y una pitoreta en las que se leía “JOH”.

Por el asesinato de los estudiantes, sacados de una casa en Comayagüela, se responsabiliza supuestos agentes de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), y así lo denunció en una pancarta amarilla un joven manifestante.

En la movilización participaron estudiantes universitarios, que cargaban crucen con mochilas colgadas simbolizando a los jóvenes asesinados, más de 21 mil en los últimos siete años, entre ellos unos 1,200 estudiantes, el bloque de personal coreaba consignas de protesta y flameaba una bandera exigiendo “Libertad para los presos políticos”.
Hay cinco personas en cárceles de máxima seguridad, acusadas por hechos durante protestas sociales contra el fraude electoral que tiene en el poder a Hernández, el Comité Nacional por la Liberación de los Presos Políticos exigió en la movilización y mediante un comunicado “Amnistía ya”. La libertad para los presos políticos se pedía en mantas, cartulinas, pintas en paredes y camisetas.

Al llegar a la avenida Cervantes, los rostros de los detenidos desaparecidos de la década de los 80 y golpe de estado del 2009, así como los asesinados políticos, esperaban a los y las compañeras manifestantes, quienes hacen una pausa obligatoria en medio del Altar a la Memoria que expone el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).

La profesora Silvia Castillo, se apostó junto a la imagen de su hijo, Tomás García Castillo, ejecutado el 1ero de Mayo del 2016, después de la movilización del Día Internacional del Trabajo. Este es un lugar obligatorio de reencuentro con los amigos y compañeros, con los detenidos desaparecidos y asesinados políticos, es la exigencia de verdad, justicia y lucha contra la impunidad, expresó Berta Oliva, coordinadora general del COFADEH, mientras saludaba y estrechaba abrazos con los y las manifestantes.

Al final de la movilización popular, iba un contingente de policías antimotines con su respectivo armamento. “Asesinan al pueblo que les paga, asesinaron a mi hermano menor”, les grito la hermana de Tomás Castillo. Por su parte Berta Oliva condenó la presencia de los cuerpos represores en esa manifestación.

Esos mismos antimotines y otros contingentes más, bloquearon las calles de acceso a la plaza central Gral. “Francisco Morazán”, donde siempre concluyen las movilizaciones que protestan contra las violaciones a los derechos humanos de parte de quienes gobiernan el país.

Tenían rodeado el lugar donde se daban los discursos, y los detonantes de bombas lacrimógenas irrumpieron el discurso del Manuel Zelaya Rosales. Seguido del lanzamiento de agua química desde una tanqueta policial y la persecución contra la oposición. Entre 11 y 12 de la mañana fue la “cacería” que dejó varias personas heridas, cientos de afectados por los gases y una plaza cívica desierta. Mientras en el Estadio Nacional a unos dos kilómetros del lugar, la gente en su mayoría del Partido Nacional, ovacionaban el espectáculo de los militares paracaidistas.
Trascendió que horas después, también hubo lanzamientos de gases lacrimógenos en los desfiles oficialistas, queriendo culpar a los estudiantes de este hecho, pero hubo denuncias a través de redes sociales y noticieros como Une Tv, donde los jóvenes denunciaron que las bombas lacrimógenas salieron de la policía que custodiaba el estadio.

Una vez más la dignidad de la población que exige sus derechos fue reprimida. La policía no tomó en cuenta que en el parque central, había menores de edad y personas mayores. Pero no nos vendemos ni nos vencemos, gritaban los jóvenes protestantes que huían sin rumbo por las estrechas calles de Tegucigalpa, inundadas de gases lacrimógenos con olor a represión.

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