jueves, 7 de diciembre de 2017

Una crisis vigente y dos posturas totalmente opuestas



El ambiente sigue tenso, el Partido Nacional y la Alianza de Oposición contra la dictadura siguen con posturas diametralmente opuestas. Cada una de las fuerzas en contienda siguen declarándose ganadoras, no tan directamente como al inicio de la crisis, pero sí con mensajes entre líneas.

“El 27 de enero, yo entregaré la banda presidencial a Salvador Nasralla”, dijo Manuel Zelaya, en conferencia de prensa de la Alianza ayer en horas de la noche. “El Tribunal Supremo Electoral (TSE) debe dar el siguiente paso, esto es serio, no podemos estar jugando con la voluntad popular”, dijo Juan Orlando, también en conferencia a la misma hora que su oponente Nasralla.

Tanto la Alianza como el Partido Nacional siguen asegurándole a sus bases que son los ganadores, que la fuerza de los dos institutos políticos fue contundente y se reflejó en las urnas. Por un lado, están las denuncias de fraude, por el otro la apología a la institucionalidad del TSE, al final las discrepancias se expresan en las calles, en los toques de queda y en las campañas de ataques que siguen más vigentes que nunca.

“Ya no se puede jugar con esto, primero dijeron que no confiarían en el sistema de transmisión, después que querían el conteo de actas, ahora piden ver voto por voto, este es un tema serio y el TSE debe tomar decisiones y pasar de página y dar el siguiente paso”. Juan Orlando Hernández en pocas palabras le pidió al TSE que lo declare ganador y que siga el procedimiento como si nada pasara.

La Misión de Observadores de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) piden a ambos candidatos que se abstengan de declararse ganadores hasta que se cuenten las actas que exige la Alianza y hasta que se garantice la transparencia total del proceso.

“Ellos no tienen pruebas de inconsistencia, nosotros sí, yo felicito a todo mi equipo porque ellos han trabajado duro y además tienen todas las pruebas necesarias para mostrarle al mundo la transparencia del proceso”, siguió declarando Hernández frente a la prensa nacional.

Mientras tanto, Salvador Nasralla en la comparecencia dijo que ellos piden al TSE, al Partido Nacional que dejen de hacerle daño al pueblo, que dejen de sembrar crisis política y que desistan de su ambición de poder. “Todo lo que pasa en el país en este momento es por la ambición de Juan Orlando, él debe respetar la voluntad del pueblo, no robarse las elecciones”, detalló.

La expectativa sigue tan vigente como al inicio, en este momento cualquier escenario es probable, por ahora nadie se atreve a descifrar como terminará esta crisis, mientras esas preguntas se cocinan en la agenda política nacional, las calles siguen hablando y las cacerolas expresando el clamor popular.

Las últimas tres noches el país ha dormido al sonido de las cacerolas y de la indignación popular de las movilizaciones pacíficas que desafían los estados de excepción. Por el día la gente se toma las carreteras y los movimientos indignados se movilizan pacíficamente exigiendo respeto a su voto.

Una crisis con expresiones violentas

Mientras los partidos políticos en conflicto siguen sus negociaciones y reuniones con observadores internacionales, la realidad de las calles respira fuego, represión y hasta asesinatos. 

La Mesa de Derechos Humanos en Tegucigalpa registra un total de 13 víctimas desde que se aplicaron los toques de queda en el país. La represión militar y hasta policial han enlutado las calles hondureñas.

Las organizaciones defensoras de derechos humanos expresan públicamente su preocupación por la violencia que implementan los militares en barrios y colonias de todo el país. Por las noches en casi todo el territorio nacional se escuchan disparos, y se registran capturas en las principales postas policiales, capturas de gente que desafía la autoridad, desafía la ilegalidad.

“Nos preocupa el uso desmedido de la fuerza, es lamentable que todo esté pasando y que no se haga nada contra quienes violentan el derecho a la vida de la gente”, dijo Wilmer Vásquez de la red Coiproden en Tegucigalpa.

Vásquez considera que es urgente la facilitación del Estado para que las organizaciones defensoras de derechos humanos estén con el permiso de poder vigilar lo que sucede en las calles mientras dura el toque de queda. 

De la misma forma hace el llamado al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos para que tomen su rol y que como institucionalidad denuncie lo que está pasando en el país. Que no se queden callados y que hagan algo en favor del pueblo que está siendo asesinado cada día.

El ambiente que se vive en el contexto político pronostica que esta crisis empezará a generar nuevos escenarios y mientras eso sucede las garantías constitucionales son violentadas en las calles hondureñas con total impunidad.

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