miércoles, 6 de diciembre de 2017

El cacerolazo: Expresión creativa de reclamo en medio de la imposición



Con olla y cucharón en mano, miles y miles de pobladores de distintas ciudades de Honduras salieron de sus casas, desafiando el toque de queda decretado el pasado viernes 1 de diciembre por el gobierno que preside Juan Orlando Hernández, que restringe las libertades individuales desde las seis de la tarde a las seis de la mañana.

La convocatoria se dio utilizando las redes sociales, y fueron los jóvenes que en su mayoría acuerparon estas acciones, asegurando continuarán hasta lograr que el Tribunal Supremo Electoral-TSE- respete la voluntad popular expresada en las urnas el pasado 26 de noviembre, día de las elecciones generales.

A la jornada de acción se le denominó El cacerolazo, haciendo referencia a las cacerolas vacías que han servido de instrumento de protesta pacífica ante las restricciones y limitaciones aprobadas por la administración de Juan Orlando Hernández.

En ciudades como Tegucigalpa-capital de Honduras, San Pedro Sula, Tela, La Lima, La Ceiba, Siguatepeque, Tocoa, Santa Bárbara, Choluteca, además de algunas zonas de España y Estados Unidos, donde hay comunidad de hondureños, se unieron al Cacerolazo. La ciudadanía grabó las movilizaciones y subió a sus redes sociales como mensaje de no permitir que se consolide lo que han denominado el fraude electoral.

En unas primeras reacciones el padre Ismael Moreno, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, ERIC y Radio Progreso dijo que: “Lo que ocurrió anoche es que el encierro suena, el encierro reclama, protesta, demanda y entonces el cacerolazo fue la irrupción del encierro de lo doméstico para darle una dimensión pública.

Nosotros somos un pueblo que no vamos aceptar la imposición de una reelección, de una dictadura, estamos rugiendo con nuestras cacerolas desde lo público porque queremos la democracia”, concluyó Moreno.

Para las siguientes horas, la ciudadanía se auto convoca nuevamente para una jornada nocturna para salir de sus casas, juntarse con los vecinos y vecinas para hacer sentir su rechazo a través de las cacerolas vacías. La convocatoria está lanzada a través de las redes sociales.

Nelly del Cid, ciudadana sampedrana y parte del Foro de Mujeres por la Vida, interpretó el cacerolazo como un acto espiritual que logró conectar a la comunidad para derrumbar las barreras y los miedos para dar paso a la lucha organizada. “Me llenó de alegrías y esperanzas y personalmente creo que el mensaje es decir que no nos quedaremos encerradas, que frente a la imposición de brutalidad estamos buscando formas creativas para movilizarnos y rechazar la dictadura que se pretende instalar.

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