viernes, 3 de marzo de 2017

"La MACCIH está armándose y los dientes están bien puestos"



La Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras  (Maccih), llegó al país por una exigencia ciudadana expresada en las calles y que exigía la presencia de una instancia internacional de la talla de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) para que investigará actos de corrupción cometidos en el país, entre ellos el saqueo al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).

Pasaron diez meses desde su instalación en el país y su vocero, Juan Jiménez Mayor, expresa que ya tienen las capacidades para la investigación. “Ya ustedes se van a sorprender cuando comencemos a incorporar a nuestros expertos a las tareas directamente en los juicios orales en el poder judicial, es una sorpresa que les vamos a dar” señala Mayor.

Por la presión ciudadana, el gobierno de Juan Orlando Hernández terminó cediendo a la conformación de la Maccih en coordinación directa con la Organización de Estados Americanos (OEA) que instaló de esa forma su primera Misión de este tipo en su historia. “La Maccih está armándose y los dientes están bien puestos”, advirtió Juan Jiménez Mayor.

Radio Progreso (RP) dialogó con el vocero y coordinador de la Maccih, Juan Jiménez Mayor (JJM) sobre el papel desarrollado en estos primeros diez meses y los retos que quedan por cumplir, además de las expectativas ciudadanas sobre la acción de la Misión.

RP. ¿Por qué decidió usted venir a Honduras?

JJM. Yo soy de Perú. Vengo de una experiencia muy fuerte que fueron los casos Fujimori-Montesinos. A fines del 2000, Alberto Fujimori, que fue presidente de Perú por diez años, se fugó del país. Se comenzó un proceso de investigación para determinar cuál fue el nivel de corrupción que en el Perú se realizó a través de la presidencia de la República y los servicios secretos. El proceso terminó con el presidente preso, diputados, ministros, generales y empresarios también  presos. Con esa experiencia, el Secretario General de la OEA, Luís Almagro, me propone venir a Honduras a conducir una comisión especial, me pareció un reto importantísimo venir a contribuir desde la OEA  a un país hermano.

RP. ¿Existe otra experiencia similar?

JJM. Esta es la primera Misión de la OEA en su tipo aquí en la región, y Honduras es el primer país que plantea la posibilidad de una misión de acompañamiento que pueda ayudar a las instituciones, al Ministerio Público, al poder judicial, al Tribunal de Cuentas, en fin, para poder cambiar las cosas y estoy seguro que vamos a contribuir a ese objetivo.

RP. ¿Usted es amigo personal del Secretario General de la OEA?

JJM. Así es, así es.

RP. ¿Y eso lo hizo venir al país?

JJM. Si porque generó la confianza para poder asumir el desafío que implica tener una misión como ésta acá.

RP. ¿Es fácil?

JJM. No es fácil. Yo entiendo que la gente quiera que la Misión, de una vez por todas, tome los casos y que estemos ya con gente en la cárcel por corrupción. Yo quiero decirles a las personas que esto es un proceso. Las investigaciones que está haciendo la Misión son investigaciones de grandes casos de corrupción. No estamos investigando sólo al policía que en la esquina recibe sobornos o funcionarios que le dan una “propina” para que haga o deje de hacer algo. Nosotros estamos involucrados en las grandes redes de corrupción.

RP. ¿Qué han hecho en diez meses?

JJM. Estamos trabajando fuerte en todo el proceso de investigación, estamos trabajando ya los casos de investigación y también en el diseño de una arquitectura nueva a nivel legislativo, a nivel del poder judicial y del Ministerio Público que va a dar de qué hablar.

RP. ¿Cuáles son los casos que llevan?

JJM. Los primeros casos que estamos viendo son los casos del IHSS, ese trabajo nos trajo al país y el Seguro Social es la preocupación más importante que tenemos a nivel de investigaciones. No es un caso fácil. Quiero que la población sepa que son, hasta el momento 44 investigaciones, que tienen casi  tres años, muchas de ellas que todavía no han pasado al poder judicial, todavía están en la etapa de investigación. A estas 44 investigaciones se suman 15 que ya están en el poder judicial.

RP. ¿Qué es lo más difícil de todo este proceso?

JJM. Lo difícil es tratar de superar, en este momento, el tiempo, porque ha pasado mucho tiempo desde que se iniciaron estas investigaciones y no se han presentado estos requerimientos, y claro en el tiempo las pruebas incluso pueden evadirse y pueden borrarse. Pero yo creo que el principal desafío, más que el tiempo, es en este momento tomar ciertas decisiones que son importantes para el país.

RP. ¿Cómo cuáles?

JJM. Una de esas decisiones que nosotros consideramos que son de mayor importancia es que el país cuente con una ley nueva, que no existe en Honduras pero que si existe en Guatemala que la aplica la Cicig con la fiscalía o que existe en Perú que se aplicó para los casos Fujimori-Montesinos o que existe en Brasil en este momento para lo que se llama caso Lava Jato, porque implica la posibilidad de que personas que forman parte de una organización criminal puedan aportar pruebas a la fiscalía para poder identificar a quiénes son los miembros de una organización criminal, quiénes dan las órdenes, qué delitos están cometiendo, quiénes son sus víctimas, dónde están sus bienes y dónde están las ganancias de estas organizaciones ilegales en el país.

RP. ¿Qué ambiente ve usted para que esa ley de colaboración pueda tener eco?

JJM. Son procesos. Estamos en este momento, además de la ley de colaboración que esperamos que el sector político del país la apruebe y que comprenda la dimensión de esto en una lógica de que detengamos la corrupción y la podamos combatir con eficacia, pero tenemos que trabajar en frentes distintos como por ejemplo necesitamos tener un diseño nuevo en la justicia de Honduras en materia de corrupción.

RP. ¿Y cómo van a lograrlo?

JJM. Desde que llegamos al país en abril de 2016, planteamos al poder judicial y al país la necesidad de la creación de una jurisdicción especial en materia de corrupción. Fue creada en agosto del año pasado mediante ley del Congreso. Y también hemos diseñado con la fiscalía la creación de una Unidad Fiscal Especial Contra la Impunidad y la Corrupción que va a trabajar conjuntamente con nosotros las investigaciones. Estamos hablando de una arquitectura nueva, de un diseño nuevo de un sistema anticorrupción en Honduras.

RP.  La Maccih, ¿es una respuesta al grito de la gente o un llamado de JOH?

JJM. La Maccih se origina por el movimiento de los indignados en el país, la Maccih no es una creación que viene de la nada, viene por un movimiento social. El gobierno tuvo la virtud de aceptar que venga una Misión. Nosotros estamos muy conscientes de cuál es el origen, por eso es que nuestra prioridad está en las investigaciones de los casos del Seguro Social.

RP. ¿Tiene dientes la Maccih?

JJM. Absolutamente. Nosotros tenemos las capacidades para la investigación. Ya ustedes se van a sorprender cuando comencemos a incorporar a nuestros expertos a las tareas directamente en los juicios orales en el poder judicial, es una sorpresa que les vamos a dar. La Misión está armándose y los dientes están bien puestos.

RP. ¿Cuál es el futuro de la Maccih?

JJM. Nosotros no queremos un fracaso para la Misión. Nosotros queremos que esta misión sea útil para el país. Ésta es la primera misión en su tipo para la OEA. Creo que en las Américas, en la región hacen falta más Maccih o más Cicig, como quiera llamarla. Eso ayuda mucho porque la corrupción está siendo un fenómeno global, un fenómeno que está afectando ya no solamente los bolsillos de la gente porque la corrupción lo que hace es finalmente afectar derechos: menos educación, menos salud, menos infraestructuras y la corrupción también está afectando la gobernabilidad y la creencia en el sistema democrático.

RP. ¿Cómo le gustaría que, en un futuro, el pueblo recordara a la Maccih y a usted como el responsable?

JJM. A nosotros nos gustaría que se nos recuerde como la Misión que vino a generar cambios y que vino a devolver la fe a la gente.

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