viernes, 17 de marzo de 2017
Con rostro de mujer (en el Día Internacional de las Mujeres)
Por Héctor Flores *
Tienen el rostro curtido por el inclemente sol, llevan la piel tostada por la exposición a los cambios bruscos de temperatura que va de caliente a húmedo y de soleado a lluvioso con la misma intensidad que se va de la corrupción a la injusticia en este modelo de gobierno actual. La lucha contra la extorsión del peaje tiene rostro de mujer, dignidad de mujer y el compromiso de la mujer. Esta lucha no sería humana sin su presencia, no sería igual sin sus aportes y no tendría visores de éxito sin sus entregas absolutas y totales. Ellas se asumen desde esa palabra fuerte de Berta “despertemos humanidad” y van despiertas, construyendo pues saben que es ahora o nunca, que “ya no hay tiempo”
En esta lucha por la soberanía territorial - expresada en los peajes – las mujeres vuelven sobre la transformación del individuo, de los entornos y en la generación de libertades plenas. Construyen un modelo de cambio que va más allá de la que puede producirse en ellas, en su expresión meramente física, y que apunta en como ellas se ven en el universo y como las vemos los otros en la dinámica que se generan dentro de ese universo. Las mujeres en el peaje están, lejos de los estereotipos intelectuales y promocionales, en una inclaudicable tarea por liberar la patria, redefinir la otra sociedad para la otra Honduras posible.
Tienen en su voz una proclama permanente y directa contra el sistema. Cuando gritan no pague peaje están gritando no al poder, al poder que oprime, al poder que enmudece, al poder que niega la palabra. El peso político de esa expresión no al peaje implica el reclamo tácito a la devolución de una carretera que es la autopista por donde ellas ven la posibilidad de liberar el lenguaje y, con ello, tener la palabra que les ha sido negada en esta forma de colonialismo y poder al que han sido sometidas. De manera que oír solo los fonemas de las letras sin la interpretación profunda de las demandas que ellas ponen en evidencia es faltar al concepto amplio de la revolución que será posible solo si es con las mujeres.
Su presencia en la carretera, su tenacidad en las luchas y su serenidad ante las miradas burlescas de algunas damas de la sociedad y las degradantes frases que los hombres les lanzan desde los automóviles, es la mejor prueba de que se asumen desde la negación al disimulo, estrategia histórica que les hicieron creer les cambiaría la vida pero que jamás ha roto con este modelo de dominación al que son sometidas. La violenta historia contra ellas no puede seguir en el anonimato y denunciarla no se vuelve negociable. Es que, como diría Simone de Beauvoir “el opresor no sería tan fuerte sino tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.
Van de frente - aunque usted solo vea rótulos contra el peaje - contra este patriarcalismo social que las somete. Están diciendo que no puede haber patria si ésta es patriarcal pues en este modelo lo masculino y femenino se entiende igual y con la misma jerarquía que la libertad y el sometimiento. Ellas ya se dieron cuenta que para desmontar la casa que habitan y hacerla mejor, deben hacerlo con sus propias propuestas y no con las herramientas hegemónicas (patriarcales) que el modelo de sociedad actual les ofrece. Parafraseando a Frida Kahlo las mujeres han dejado de amurallar su propio sufrimiento por que se dieron cuenta que las carcome por dentro y en esta apoteósica tarea de la dignidad el asunto debe ser siempre o todos en la cama o todos en el suelo.
Luchar contra el peaje sin la presencia digna de las mujeres y resistir cuanto se ha resistido sin ellas hubiera sido imposible. La lucha frontal que desarrollan es un símbolo de la libertad definitiva que soñamos para Honduras y su tenacidad es la ruta a la emancipación total de toda forma de poder que se conciba desde la sumisión de unos a favor de otros. Debemos, como diría Kate Millet, romper con los estereotipos actuales y abrirnos a otras formas de relaciones unas en las que las que el amor sea una expresión de dignidad y libertad y no el opio de las mujeres como lo es la religión y el fútbol para las masas.
Condeno el patriarcalismo que las resta y me sumo a su proyecto liberador…
Chaco de la Pitoreta
* Poeta y Gestor Cultural
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