lunes, 20 de junio de 2016

Una vida dramática



Una vida dramática. Solo así se puede calificar la cotidianidad que está viviendo el pueblo hondureño. La crisis económica los está ahogando pero aún siguen de pie y actuando de manera pacífica.

Los que ahora tienen un trabajo lo cuidan porque conseguir otro es una tremenda odisea. Cuidan su chamba a pesar de los bajos salarios, los malos tratos y la explotación, abusos cometidos por muchas empresas que, como siempre ocurre, aplican la desnaturalizada política de poner el capital y las ganancias por encima de la dignidad de las personas.

Una vida dramática enfrentan los jóvenes que con muchos deseos de trabajar, buscan y buscan un empleo y no lo encuentran, pero si encuentran la ruta que los expulsa del país llevándose consigo esas fuerzas y esos deseos de vivir dignamente. Esa fuga de fuerza laboral y de talento no interesa al gobierno que con sus políticas irracionales está fomentando la migración forzada.

Una vida dramática es la que está viviendo la población pobre de Honduras que sobrevive con la rebusca diaria. Les toca conseguir los alimentos para la familia además de dinero para pagar los servicios públicos como el agua, la luz que ya aumentaron groseramente su costo. Y si alguien de la familia se enferma, queda solo los ruegos al Dios de la vida porque dinero no hay para las medicinas que también están ausentes en los hospitales y centros públicos.

Y las malas noticias siguen para las familias pobres y de escasos recursos ya que con el trancazo a la energía ya se anunció el aumento a los precios de los productos de la pírrica canasta básica familiar. Además serán los empobrecidos los que cargarán con los pagos que se hacen en la privatización de las carreteras con la puesta en marcha de los cobros del peaje.

Así de dramática es la vida de los hondureños y de las hondureñas. Y los políticos ya andan con sus “cantaletas” y los “buchinches” de siempre, y de manera cínica, después que se han  robado el país, andan buscando otro cheque en blanco para seguir con sus macabras operaciones.

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