Sí, ellos son, los dueños de las carreteras, y por eso colocan peajes donde quieren, cobran lo que quieren y hacen uso de la policía, y de la Policía Militar del orden Público y del ejército para defender lo que es suyo.
Sí, ellos son, los dueños del Congreso Nacional, al que con sorna llaman “soberano Congreso” en donde a través de la mayoría de diputados aprueban leyes y decretos para legalizar sus inversiones en las carreteras, en maquilas, en la banca, en el turismo, en la minería y en toda las áreas económicas posibles. Y con sorna dicen que lo hacen en nombre del desarrollo de Honduras.
Sí, ellos son, los dueños de los partidos políticos, los mismos que nombran a sus candidatos a alcaldes para que defiendan a los dueños del país desde cada municipalidad, especialmente desde aquellos municipios económicamente más poderosos. Son los mismos que nombran a candidatos a diputados para que en las sesiones del Congreso cumplan con el ejercicio de levantar la mano. Y la gente, con sentimiento patrio va de buena voluntad a votar por los que ya fueron electos por los dueños del país.
Sí, ellos son, los dueños de los medios de comunicación corporativos a los que con sorna llaman medios de libertad de expresión, y los usan para darse la libertad de decir quiénes son los buenos hondureños y quiénes los malos hondureños, según como adulen, callen o critiquen ante sus empresas.
Sí, ellos son, los dueños de “Marca país”, los mismos que con sorna dicen que lo de la violencia en Honduras es campaña de unos cuantos malos hondureños; los mismos que con sonrisa al viento divulgan en el exterior que la Honduras verdadera es la del turismo sin decir que es a costa del despojo de tierras y comunidades garífunas; que los moles y la comida rápida son símbolo de desarrollo para Honduras, sin decir que las marcas no pagan impuestos y que a esas tiendas la gente puede ir a ver, pero nunca comprar porque detrás del brillo de las grandes ventas hay millones de personas sin empleo.
Sí, ellos son los dueños de Honduras. Y los policías, militares, funcionarios de baja y mediana categoría, medianos comerciantes y empresarios no pasan de ser protectores de unos cuantos oligarcas que se sirven del país para ofrecerlo a los altos ejecutivos de las multinacionales, los verdaderos dueños de Honduras.
Los pobres policías y los militares de más baja escala, mandados por unos cuantos oficialillos, se apertrechan para proteger unas cuantas casetas de peajes, esas maquinitas de los dueños del país para sacar dinero fácil y rápido a lo largo de muchísimos años de los bolsillos de toda la sociedad que ve con resignación que de nuevo le toca pagar un impuesto más a las poquitas familias que junto con el presidente Juan Orlando Hernández se han apropiado de todo lo bueno y rico del país. Para vivir y gozar de los bienes del país a rienda suelta mientras a la mayoría de la gente se le siga diciendo que vamos hacia una vida mejor aunque se esté literalmente muriendo de hambre y de angustia.
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