miércoles, 29 de junio de 2016

Hablando de realidades



La realidad de la gente no se centra únicamente en la violencia que se ha insertado en la vida de cada barrio, colonia y comunidad a lo largo y ancho de esta Honduras. La preocupación también está en la realidad económica de las familias.

La tasa de desempleo en los últimos meses incrementó de manera acelerada, no hay programa gubernamental que logre generar la cantidad de plazas que necesita este país de desocupados.

Según datos oficiales de la Secretaria del Trabajo, la tasa de desempleo abierta en el país es de 5.3 por ciento, es decir casi 200 mil personas desempleadas completamente, de las cuales cerca del 50 por ciento son jóvenes menores de 25 años.

Jóvenes que no encuentran presente ni futuro. Muchachos y muchachas que perdieron todo el entusiasmo de seguir sus estudios y formación, ya que saben que su destino será engrosar la lista de desempleados, la gente que se esforzó pero que al final no encuentra oportunidades por ninguna parte.

Aunado a esa altísima tasa de desempleado, están los empleos precarios. Hombres y mujeres que en pésimas condiciones y con salarios de hambre desempeñan una función en el comercio informal, maquila, en la banca, la agricultura y otros rubros.

Bajo esta realidad, el Presidente Juan Orlando Hernández presentó el Programa Nacional de Desarrollo Económico Honduras 20/20, una plataforma que asegura será de crecimiento, enfocada en turismo, textiles, manufactura intermedia y servicio de apoyo a negocios, que promete generar 600 mil empleos en cinco años.

El Programa fue lanzado junto a la gran empresa privada, esa misma que años atrás aseguró que la maquila, la industria minera, las Ciudades Modelo y los Call Center serían la solución a la crisis del país, y que ahora se han convertido en las industrias donde se presentan el mayor número de violaciones a los derechos de la población. Industrias que ven en cada uno de sus negocios la oportunidad de seguir acrecentando sus millones.

La transformación de Honduras pasa innegociablemente por un nuevo pacto fiscal, que logre que los que más tengan más paguen, y que sean responsables en cada uno de los empleos que generan. Que sus ganancias no están por encima de los derechos y la dignidad de la gente. Y eso no se cumple todo lo anunciado no pasará de ser paja que se la lleva el viento.

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