miércoles, 22 de abril de 2015

Una breve lección sobre impunidad

Garífunas inmersos en un proceso de destierro, migración  y  resistencia 


Un hondureño que emigró hacia los Estados Unidos tras el huracán Mitch invitó a un paisano de tránsito a tomarse unas copas a un restaurante, mejor dicho a un bebedero. El lugar estaba atiborrado de jóvenes, todos sin excepción con una botella de cerveza o un vaso de ron o whisky en sus manos.

El ambiente era de parranda, y en cada paso unos cuerpos chocaban con otros, unos empujando a otros, mientras los ojos pegados a una pantalla de televisión viendo un partido de fútbol provocaban alaridos hasta convertir el lugar en un ambiente ensordecedor. El hondureño residente en el norte, gozaba de un buen empleo, sin embargo nunca podría olvidar que la razón por la que emigró fue por el hambre.

El visitante no podía salir de su asombro, y el miedo estaba gobernando cada uno de sus movimientos. En el mejor descuido preguntó si había peleas, heridos o muertos en aquel ambiente. El hondureño radicado en Estados Unidos respondió con la mayor de las tranquilidades: “yo vengo cada semana a echarme unos tragos y siempre está así de lleno. Pero nunca ocurre nada, porque cada uno de nosotros sabemos que si cometemos una falta, nos llevan ante la justicia y pagamos de acuerdo a la gravedad de la falta. Porque aquí sí se cumple la ley y cuidamos nuestro empleo”.

El ambiente de bulla y de tragos es el mismo en Estados Unidos que en Honduras. Y los que se divertían en el lugar del norte eran en su mayoría hondureños. Pero, ¿qué hace la diferencia? Lo dijo muy bien el paisano residente en el país del norte: allá se cumple la ley. Aquí en Honduras existe la ley, pero todo mundo sabe que con unos cuantos billetes se compra a la policía, a los fiscales y a los jueces o a cualquier funcionario. Y por todo lo que ocurre, la gente no solo tiene hambre, sino que vive atrapada en el miedo.

La diferencia entre la juerga de hondureños en Estados Unidos y la juerga de hondureños dentro de Honduras se llama impunidad. Donde las autoridades cumplen la ley, las infracciones son menos, y quienes la infringen son enjuiciados y condenados por las autoridades. Allí la impunidad o no existe o es muy reducida.

Donde las autoridades tienen la ley como una mera referencia, la pueden aplicar o la pueden violar de acuerdo a las conveniencias o a quien tiene más poder y dinero. Entonces los infractores aumentan porque saben que las autoridades no suelen cumplir con la ley. Eso se llama impunidad. Son los mismos hondureños. Lo que cambia es el lugar y el tipo de autoridades.

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