sábado, 25 de abril de 2015
Al paso del tiempo, población exige se investigue el asesinato de Margarita Murillo
Por Sandra Rodríguez
Kenia Murillo
Siete meses han pasado desde la defensora de derechos humanos, Margarita Murillo, fue asesinada, mientras realizaba sus faenas en el campo, y el Estado asegura que el caso está en investigación, pero no da ninguna muestra de ello.
El 26 de Agosto del 2014 en horas nocturnas fue asesinada la compañera de lucha Margarita Murillo, en la comunidad de la montaña denominada El Planón, jurisdicción de la aldea El Venado en el municipio de Villanueva Cortes, donde se encontraba trabajando en una pequeña parcela de tierra.
Pero en este tiempo no se ha guardado silencio, al contrario su familia, amigos y defensores de derechos humanos continúan exigiendo al Estado de Honduras que investigue y aplique justicia a los responsables, y que su muerte no sea una cifra más que abona a la impunidad, como sucede con el 80 por ciento de homicidios que no son investigados por las autoridades.
“El país como país solo tiene capacidad para investigar el 20 por ciento de los homicidios que se producen en Honduras. O sea que las estructuras que tiene el país no da para que podamos tener nosotros la capacidad de investigación, de ese 20 por ciento estamos judicializando el 90 por ciento de los casos que nos llegan a nosotros; por eso es que es necesario que nos demos cuenta del problema enorme que tiene el país, no las instituciones”, dijo el entonces fiscal general Luís Alberto Rubí, en el año 2013.
“El país no está preparado ante esa ola de criminalidad, nos ha rebasado totalmente. Los órganos de investigación no tienen capacidad para dar respuesta. Se nos está devolviendo el 20 por ciento, estamos ante un 80 por ciento de impunidad”, agregó.
Y es justo a eso que se oponen familiares y amigos de la defensora de ddhh, Margarita Murillo, que se esclarezca quienes son los responsables del fatídico hecho, el cual es visto como un ataque contra su vida dedicada desde los 12 años de edad a la defensa de las demás personas víctimas de violaciones a sus derechos.
Monserrat Murillo
Al cumplir seis meses de su asesinato, se honró su memoria en un acto público en la plaza central de Tegucigalpa, fue un día de flores, velas, poemas, canciones, recuerdos y exigencias al estado, para recordarle que debe investigar y aplicar castigo, así mismo de ha realizado otros actos públicos en diferentes ciudades del país, para mantener la bandera de lucha que cargó toda su vida Margarita.
Kenia Murillo, una de sus hijas ha dicho que la familia sigue exigiendo justicia ya que hasta el momento no hay avances en las investigaciones, las autoridades correspondientes no les han dicho si hay o no resultados porque la fiscalía no ha dado resultados, “nos dicen que el caso está en investigación”.
“La familia ha estado en diferentes instancias, se han hecho pronunciamientos públicos y se continúa teniendo el apoyo y acompañamiento de parte de las organizaciones sociales, por lo que no nos hemos sentido solas”, agregó.
También su otra hija, Margarita Monserrat, instó a que “hay que recordar a mi madre por toda la lucha que ella tuvo en por los derechos de los campesinos, y que como mujer tenía más valentía que cualquier hombre”.
Ella hizo muchas cosas buenas por la mayoría de la gente humilde en defensa de los derechos humanos. Era excelente mamá y nuestra mejor amiga. Nuestro pilar, nuestra base familiar.
Margarita Murillo era el complemento de sus dos Kenia y Monserrat, con quienes convivía, pues sus otros hijos viven fuera del país. Compartían toda su vida las tres, además las jóvenes son madres solteras, así que eran un apoyo incondicional.
“Es difícil sobrellevar esta dura prueba que nos puso la vida, para nosotras y sus nietos, no es lo mismo que ella muriera de forma natural a que le hayan quitado la vida. Es difícil y lucharemos para que se haga justicia y se encuentre a los responsables del hecho”, afirmó Margarita Monserrat.
El tiempo de las margaritas
Por su parte la defensora de derechos humanos, Betty Vásquez, recordó cuando conoció a Margarita, allá a inicios de la década de los 90, “cuando se experimentaba el neoliberalismo con toda esa lógica de libre comercio, era una compañera de la que aprendimos a luchar, defender y construir”.
Vásquez, considera que el asesinato de Margarita se marca en el calendario de la impunidad. En el último acto público se honró la memoria de Murillo, al cumplir seis meses de su asesinato, como lo establece el calendario religioso, ese día se hace un acto recordatorio; pero la sociedad civil sin medir el tiempo le recuerda al gobierno que debe investigar.
“Se le pide al estado que haya justicia, que diga dónde están los asesinos intelectuales de Margarita, es un asesinato político que demuestra la criminalización y persecución a las mujeres que hacen defensa de la vida, defensa de los ddhh, defensa de los territorios y ella es una compañera nuestra”.
Es el tiempo de las margaritas y por eso estanos haciendo prevalecer el nombre de Margarita Murillo, porque ella no ha muerto, está con nosotras, es nuestro legado de lucha, es la defensora, es la luchadora, es la madre, compañera, la camarada, es la nuestra, afirmó Betty Vásquez, miembro del Movimiento Ambientalista Santabarbarense, MAS.
Cuando tenía 12 años, Margarita Murillo empezó a luchar a favor del campesinado hondureño y dejó un legado digno de seguir para la dirigencia del sector agrario, desde la década de 1970, en el departamento de Copán.
Con su asesinato, el movimiento campesino hondureño pierde una de las más destacadas dirigentes. Margarita Murillo hizo un aporte muy importante en la lucha agraria del país desde el acceso a la tierra, financiamiento, asistencia técnica y capacitación.
Fue una destacada integrante de la Central Nacional de Trabajadores del Campo, CNTC, fue secretaria de actas y estuvo en la secretaría de la mujer, donde trabajó en pro de la participación de las campesinas.
También perfiló como dirigente del Frente Nacional de Resistencia Popular, FNRP, y siempre mantuvo intactos sus principios de honestidad, transparencia y dedicación, especialmente a la lucha por el campesinado, recuerdan compañeros cercanos.
Cabe mencionar que al momento de su asesinato, Margarita gozaba de medidas cautelares, es decir, el Estado Hondureño estaba obligado a defender su vida debido a múltiples denuncias y demandas de organismos internacionales de derechos humanos debido a que la compañera era amenazada constantemente para quitarle su vida, denunció en un comunicado La Vía Campesina, el agosto pasado.
“Condenamos este vil asesinato en la humanidad de nuestra compañera MARGARITA MURILLO que prueba una vez más la criminalidad institucionalizada, por lo cual DENUNCIAMOS al gobierno de Juan Orlando Hernández por no asumir las responsabilidades que debiera, como tampoco lo ha hecho con los múltiples crímenes cometidos en contra de 130 campesinos asesinados durante estos dos últimos gobiernos nacionalistas”, reza el comunicado.
En noviembre, las calles de San Pedro Sula se inundaron de incienso, de simbolismos y de margaritas. El clamor en esa mañana lluviosa era justicia que organizaciones como el Foro Social de Valle de Sula, el Foro de Mujeres por la Vida y el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) levantan tras el asesinato de Margarita Murillo, una luchadora agraria.
Así mismo, en diciembre, los defensores y defensoras de Derechos Humanos, organizados en las redes de El Paraíso, REDEHSUR, defensores y defensoras de la región del Aguán, Red de Occidente y la Red de Jóvenes del COFADEH, denunciaron la ineficiencia de parte del Estado al no implementar como se debe, las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, -CIDH- en beneficio de los y las defensoras de Derechos Humanos, cuya labor es de alto riesgo, teniendo en algunos casos, que lamentar la pérdida de vidas humanas valiosas, como el asesinato de la compañera luchadora por los derechos del campesinado y sobreviviente de tortura en la década de los ochenta, Margarita Murillo.
Más de 150 campesinos y campesinas han sido asesinados, en el marco de la lucha por el derecho a la tierra, donde 300 mil familias no tienen acceso a parcelas para su cultivo, y el estado no hace mucho por investigar estos crímenes.
Es unos días, vendrá al país una delegación de observadores de DDHH del foro Honduras-Suiza, quienes visitarán algunas localidades donde hay violaciones a los derechos humanos en comunidades campesinas, como ya lo hicieron en el año 2013, luego realizaran un informe que compartirán en su país, en el marco de proyectos ejecutados por la Ayuda de las Iglesias Protestantes de Suiza, Heks.
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